Un ingente patrimonio, un falso secuestro y la encrucijada de sus caballos: las desgracias de la marquesa de Moratalla
La batalla de los hijos de la arist¨®crata, fallecida en 2017, por su millonaria herencia pone en peligro los preciados purasangres rescatados por ella y que fueron su gran pasi¨®n
Cuando las desdichas de la nobleza traspasan los muros de palacio ¡ªen este caso una mansi¨®n de Domaine de Coum¨¦res, en las afueras de Biarritz¡ª y llegan a los tribunales con acusaciones de secuestros, robos e incluso sospechas de asesinato, el inter¨¦s medi¨¢tico se dispara. Y si a eso se suma la disputa por una ingente fortuna familiar, los niveles de atenci¨®n son inabarcables. Es lo que ha ocurrido a lo largo de la vida de Soledad Cabeza de Vaca y Leighton, marquesa de Moratalla, quien fallecida en 2017 a los 87 a?os, sigue suscitando la misma atracci¨®n o m¨¢s con su herencia.
La disputa familiar por la millonaria fortuna se remonta a los a?os noventa, a¨²n estando la marquesa viva, pero el ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta guerra lo han protagonizado los empleados que cuidan lo que fue lo m¨¢s preciado para la arist¨®crata: sus caballos. Cabeza de Vaca, una de las mujeres m¨¢s ricas de la nobleza espa?ola, maestra del bridge y exitosa criadora de caballos purasangres, lleg¨® a hacerse un nombre en el mundo de las carreras de caballos a la misma altura que el pr¨ªncipe Ag¨¢ Khan o el emir de Dub¨¢i. Fue su hermano mayor, Alfonso, marqu¨¦s de Portago, playboy y primer piloto espa?ol de Ferrari, quien la introdujo en este mundillo cuando en los a?os cincuenta le regal¨® una yegua, a la que le puso de nombre Cassandra y con la que la arist¨®crata inici¨® una exitosa trayectoria haci¨¦ndose un nombre en las principales carreras de Francia, con un palmar¨¦s que sum¨® m¨¢s de 5.000 victorias.
Pero la pasi¨®n de la marquesa por estos animales trascend¨ªa los concursos. A lo largo de su vida cri¨® y domestic¨® miles de ejemplares y en sus ¨²ltimos a?os, antes de que el alzh¨¦imer la postrara en cama, Cabeza de Vaca dedic¨® gran parte de su tiempo a ordenar rescatar de mataderos caballos enfermos y retirados de las competiciones. Cincuenta de estos animales estaban repartidos en cuatro cuadras de la regi¨®n francesa de Las Landas y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s y unas de las ¨²ltimas voluntades de la matriarca era la de continuar esta solidaria acci¨®n en pos de los animales. Algo que los trabajadores han podido llevar a cabo estos a?os hasta el pasado marzo cuando, seg¨²n informaba hace unos d¨ªas la radio p¨²blica francesa France Bleu, dejaron de recibir su remuneraci¨®n al poco de declararse la pandemia del coronavirus que ha afectado a todo el planeta. Como consecuencia, se han visto obligados a reducir los gastos veterinarios, de cuidados y alimentaci¨®n y han decidido acudir a la justicia.
Un problema que tiene su causa en los enfrentamientos por la herencia de la marquesa de Moratalla, disputada en los tribunales franceses por sus dos hijos, el biol¨®gico, Forester Labrouche, de 67 a?os, y a quien la matriarca deshered¨® en favor del adoptivo, Germ¨¢n de la Cruz, de 40. La cruenta pelea entre ambos hermanos se remonta m¨¢s de treinta a?os atr¨¢s, cuando el propio Labrouche ya se enfrent¨® a su madre en vida por el patrimonio de su abuela. Soledad Cabeza de Vaca y Leighton (Londres, 1930) era la segunda hija de Antonio Cabeza de Vaca y Carvajal, descendiente del conquistador espa?ol ?lvar N¨²?ez Cabeza de Vaca, marqu¨¦s de Portago y Moratalla y quien fue considerado un h¨¦roe por el bando franquista durante la Guerra Civil. Su madre, Olga Beatrice Leighton, era una enfermera angloirlandesa que se cas¨® con el arist¨®crata espa?ol poco despu¨¦s de enviudar de Frank J. Mackey, cofundador del banco HSBC, del que hered¨® una gran fortuna que aport¨® a su segundo matrimonio y que est¨¢ en el origen de la disputa entre los actuales herederos. Una fortuna que, a?adidos los suculentos ingresos de la marquesa de Moratalla obtenidos por la cr¨ªa de caballos purasangres, se estima en al menos 150 millones de euros.
A lo largo de casi dos d¨¦cadas, Labrouche sent¨® a su madre en el banquillo casi una veintena de veces en Suiza, Liechstenstein, Francia e Inglaterra acus¨¢ndola de haberle robado parte de su herencia, la que le correspond¨ªa tras el fallecimiento de su abuela en 1980 y por la que ambos se convirtieron en principales beneficiarios de un fideicomiso depositado en Liechtesntein. El primog¨¦nito de la marquesa de Moratalla, alentado por su esposa St¨¦phanie Hug, ejecutiva de un importante banco en Ginebra, acusaba a su madre y a sus administradores de apropiaci¨®n indebida de fondos, de supresi¨®n de documentos, de abuso de confianza y de haber ocultado parte del testamento de sus abuelos que, seg¨²n ¨¦l, lo designaba como heredero principal de la fortuna familiar. Seg¨²n algunas informaciones, la madre de la arist¨®crata dej¨® estipulado en su testamento que su hija recibir¨ªa de por vida los beneficios del rendimiento del capital de la sociedad y, despu¨¦s de su muerte, su hijo biol¨®gico podr¨ªa acceder al 75% de la fortuna. El 25% restante ir¨ªa a otros familiares.
Unas inquietudes por parte del primog¨¦nito puede que se incrementaran con la llegada de un nuevo miembro a la familia, Germ¨¢n de Cruz. Sol, como la conoc¨ªan en familia, hab¨ªa perdido a su marido, Maurice Labrouche, y a uno de sus dos hijos, Jay, que falleci¨® a los 23 a?os en un tr¨¢gico accidente ecuestre. Quiz¨¢s en busca de ese amor arrebatado, con 57 a?os la marquesa adopt¨® al colombiano Germ¨¢n, de siete a?os y 28 menor que el que a partir de ahora ser¨ªa su hermano mayor. ¡°Al principio fue un choque para los dos. Yo era un ni?o y ¨¦l ya era un se?or. Nunca compartimos pasiones, pero con el tiempo aprendimos a llevarnos bien. Era mi hermano mayor, yo lo admiraba. ?bamos juntos a la playa, jug¨¢bamos al golf, pas¨¢bamos la Navidad en Gstaad¡±, cont¨® el propio Germ¨¢n en una entrevista a Vanity Fair en 2017 sobre su relaci¨®n con Labrouche.
Aunque todas las denuncias contra su madre fueron desestimadas, el enfrentamiento del primog¨¦nito fue subiendo de tono mientras se distanciaba de su madre y hermano. Cuando la marquesa de Moratalla comenz¨® a enfermar, Labrouche acus¨® a De la Cruz de ¡°secuestrar¡± a su madre con el objetivo de hacerse con el control total de la fortuna familiar aduciendo este un poder firmado en 2012 en Suiza por la marquesa que le encomendaba sus asuntos si llegaba a tener sus facultades mermadas. La acusaci¨®n fue de nuevo desestimada y fue una jueza de Bayona quien autoriz¨® a que la arist¨®crata siguiera viviendo con su hijo adoptivo, nombrado su tutor legal, que cont¨® en todo momento con el respaldo de la mayor¨ªa del servicio de la casa. Con el fallecimiento de la arist¨®crata en noviembre de 2017 se aviv¨® m¨¢s el fuego entre los hermanos y Labrouche solicit¨® una autopsia aduciendo sospechas sobre la muerte de su madre, algo que el propio De la Cruz tach¨® de ¡°acusaciones infames¡±. En pleno litigio y a escasos dos meses de la muerte de la marquesa de Moratalla volvi¨® a estallar otra bomba: esta habr¨ªa desheredado a su hijo biol¨®gico, Forester Laboruche en favor de su hermanastro Germ¨¢n de la Cruz, el hijo adoptado en Colombia en 1987, seg¨²n un testamento firmado en Suiza en 2012, ante notario, con la presencia de dos testigos y con la marquesa a¨²n en pleno uso de sus facultades.
Y cuando han pasado casi tres a?os de la desaparici¨®n de la marquesa de Moratalla y todav¨ªa sin dirimir la batalla familiar por la herencia, hay que sumar al enredo el malestar de los cuidadores de los caballos rescatados. Seg¨²n adelantaba Fance Bleu, la abogada Jeanne Cazalet interpondr¨¢ una demanda en representaci¨®n de seis de esos trabajadores en un juzgado de lo social en Bayona pidiendo que con la herencia se paguen sus salarios y los cuidados de los animales que en vida tanto protegi¨® Soledad Cabeza de Vaca. Falta por ver si habr¨¢ respuesta por parte de alguno de los dos hijos de la arist¨®crata.
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