Ernesto de Hannover, un pr¨ªncipe a la deriva
El todav¨ªa marido de Carolina de M¨®naco vuelve a protagonizar, por tercera vez en este verano, un episodio violento que provoca su arresto en su caba?a de monta?a de Gr¨¹nau im Almtal, en Austria.
Ernesto Augusto de Hannover, que todav¨ªa es legalmente el marido de la princesa Carolina de M¨®naco aunque de hecho lleven separados m¨¢s de una d¨¦cada, parece que va a la deriva y que todos los excesos del pasado le est¨¢n pasando factura en la actualidad. A sus problemas de salud, derivados de su falta de control con la bebida, se suman los comportamientos err¨¢ticos y violentos que se han ido sucediendo a lo largo del verano. El ¨²ltimo de ellos este mismo lunes, que requiri¨® nuevamente la presencia de la polic¨ªa en la caba?a de monta?a de Gr¨¹nau im Almtal, en Austria, en la que vive estos ¨²ltimos meses y que finaliz¨® con su arresto, el tercero despu¨¦s de los dos incidentes similares que protagoniz¨® durante el pasado mes de julio.
En esta ocasi¨®n el pr¨ªncipe alem¨¢n, de 66 a?os, termin¨® siendo arrestado en torno a las cinco de la tarde cuando varios polic¨ªas tuvieron que acudir al pabell¨®n de caza en el que vive en el estado de Alta Austria, a poca distancia de las fronteras con Salzburgo y Estira. El motivo: ¡°amenazas peligrosas, da?os materiales y coacci¨®n¡±.
Seg¨²n publica el medio Kronen Zeintung los polic¨ªas acudieron al lugar de los hechos equipados con c¨¢maras que grabaron lo que all¨ª ocurr¨ªa, probablemente para garantizar que quedaran registradas las im¨¢genes debido a los enfrentamientos y acusaciones que el pr¨ªncipe verti¨® tras su primera detenci¨®n el pasado julio. El motivo de la intervenci¨®n de los agentes fue la denuncia interpuesta por una mujer miembro del personal que atiende a Augusto de Hannover que dijo que el pr¨ªncipe amenaz¨® y coaccion¨® gravemente a ella y a su marido. Ernesto Augusto pidi¨® a la pareja de forma muy poco ortodoxa que deb¨ªan ¡°acercarse sigilosamente¡± o les enviar¨ªa ¡°una banda de matones¡±. Al parecer el pr¨ªncipe en su ataque de ira o desequilibrio tambi¨¦n arranc¨® una se?al de tr¨¢fico y rompi¨® una ventana utilizando un objeto que forma parte de las pertenencias de la Fundaci¨®n Duque de Cumberland. Estos hechos fueron suficientes para que el tribunal de Wels emitiera una orden de arresto contra ¨¦l.
Como ya se ha mencionado se trata del tercer altercado en el que se ve involucrado en los ¨²ltimos meses. El 15 de julio Ernesto Augusto de Hannover protagoniz¨® un extra?o y violento incidente en el que acab¨® enfrent¨¢ndose a la polic¨ªa, primero a golpes y despu¨¦s amenazando a los agentes con un afilador de cuchillos. Los polic¨ªas que calificaron su comportamiento de ¡°extremadamente agresivo¡±, decidieron entonces avisar a los sanitarios y Hannover acab¨® ingresado en el departamento de psiquiatr¨ªa de una cl¨ªnica pr¨®xima a la localidad austriaca de Gr¨¹nau, donde sucedieron los acontecimientos. Una semana m¨¢s tarde se conoci¨® que solo unos d¨ªas despu¨¦s de este raro enfrentamiento, el pr¨ªncipe volv¨ªa a protagonizar una escena bochornosa en la comisar¨ªa de polic¨ªa de Scharnstein, situada a unos 15 kil¨®metros de la finca en la que vive. All¨ª lleg¨® el alem¨¢n en un taxi y con un bate de b¨¦isbol guardado en una bolsa. Su objetivo no era otro que atacar a los agentes que le hab¨ªan detenido d¨ªas antes y que seg¨²n su versi¨®n le hab¨ªan atacado y golpeado. No les encontr¨® porque no estaban de servicio, pero los compa?eros que se encontraban de ret¨¦n en la entrada del recinto policial tuvieron que aguantar sus insultos y despu¨¦s relataron que claramente el noble alem¨¢n no se encontraba en plenas facultades mentales.
Kronen Zeintung afirma que las autoridades han relatado que tras estos incidentes la familia se hizo cargo del pr¨ªncipe durante semanas para asegurarse de controlar su estado y mantenerlo alejado de la curiosidad medi¨¢tica por su propio bien. La publicaci¨®n tambi¨¦n muestra unas im¨¢genes recientes del pr¨ªncipe en el que se le ve delgado, desmejorado y desali?ado.
Ernesto de Hannover poco tiene que ver con el pr¨ªncipe alem¨¢n que parec¨ªa haber llegado a la vida de Carolina de M¨®naco para devolverle la sonrisa y la estabilidad despu¨¦s de la tr¨¢gica p¨¦rdida de su primer marido, Stefano Casiraghi en un accidente mientras entrenaba en una lancha de alta velocidad. La princesa se qued¨® viuda con 33 a?os y tres hijos: Andrea, Carlota y Pierre y durante a?os vivi¨® una especie de retiro voluntario concentrada en recomponerse y en atender a sus ni?os, todos de corta edad por entonces. Hannover, amigo de la princesa y esposo entonces de Chantal Hochuli, que tambi¨¦n era amiga de Carolina, pareci¨® ser la persona que lograr¨ªa ¨Ctras el primer cataclismo que supuso su relaci¨®n¨C llevar la tranquilidad a la primog¨¦nita de Grace Kelly y Rainiero y tambi¨¦n el rancio abolengo de la Casa de Hannover, la dinast¨ªa alemana que rein¨® en Gran Breta?a desde 1714 hasta la fundaci¨®n del Reino Unido en 1801 y que se mantuvo en ese papel hasta 1901, cuando muri¨® Victoria I.
As¨ª pareci¨® durante los primeros a?os tras su boda celebrada el 23 de enero de 1999, el mismo d¨ªa en el que Carolina de M¨®naco cumpl¨ªa 42 a?os y pasaba por el altar con su amigo de toda la vida. El matrimonio, que tiene una hija en com¨²n, Alejandra, nunca se ha separado oficialmente, pero 10 a?os despu¨¦s de su boda comenzaron a vivir cada uno por su lado. En paralelo Ernesto Augusto de Hannover hab¨ªa pasado a ostentar el dudoso privilegio de ser uno de los nobles que m¨¢s veces ha sido pillado en situaciones comprometidas y poco dignas de su posici¨®n. Una de ellas ocurri¨® en el enlace de Felipe VI y la reina Letizia, celebrado en Madrid en mayo de 2004, cuando todav¨ªa eran pr¨ªncipes de Asturias. Entonces Carolina de M¨®naco termin¨® acudiendo sola al enlace porque su marido, que la hab¨ªa acompa?ado a la cita, se encontraba indispuesto tras los efectos de la noche de juerga anterior.
Sus excesos con el alcohol y su af¨¢n por no dejar pasar ning¨²n momento de diversi¨®n le llevan pasando factura en su salud desde hace a?os y tambi¨¦n lo hace en la relaci¨®n que mantiene con sus hijos. M¨¢s aireados son los desencuentros con los dos varones que tiene de su primer matrimonio, Ernesto Jr. y Christian y m¨¢s discreta la relaci¨®n distante que mantiene con su hija Alejandra. Especialmente duro es el trato con su primog¨¦nito al que acusa de haberle apartado de la primera l¨ªnea de la Casa G¨¹elfa, una de las m¨¢s antiguas de la realeza del Viejo Continente, uno de los motivos por los que ni siquiera consinti¨® en ir a su boda.
Tambi¨¦n tiene por solucionar su matrimonio roto y no cerrado legalmente con Carolina de M¨®naco, que se resiste a renunciar a los privilegios sociales que le supondr¨ªa firmar un divorcio que le quitar¨ªa el t¨ªtulo de Alteza Real Princesa de Hannover, con m¨¢s raigambre, tradici¨®n y prestigio que su condici¨®n de princesa de M¨®naco. Ninguna de estas causas parecen ahora importantes frente a la deriva que ha tomado su comportamiento y que hace pensar en posibles patolog¨ªas mentales o al menos en brotes puntuales de comportamiento err¨¢tico que todo el mundo atribuye a sus a?os de convivencia con la bebida. Una situaci¨®n que preocupa tanto como hast¨ªa a sus familiares m¨¢s cercanos.
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