La pol¨¦mica Carroza Dorada de los Orange se?alada por racismo, fuera de la circulaci¨®n
El Museo Hist¨®rico de ?msterdam expondr¨¢ de forma temporal la berlina, decorada con unas escenas coloniales, que este a?o no llevar¨¢ a los reyes Guillermo y M¨¢xima a la apertura anual del Parlamento
La Carroza Dorada de la Casa de Orange, uno de los s¨ªmbolos m¨¢s reconocibles de la monarqu¨ªa de los Pa¨ªses Bajos, tiene los d¨ªas contados. Original de 1898, su dif¨ªcil mantenimiento (ya que est¨¢ realizada en madera de teca cubierta de panes de oro) y el debate sobre parte de las pinturas que la decoran han allanado su retirada provisional a un museo. Como las labores de restauraci¨®n, iniciadas en 2016, se prolongar¨¢n hasta el pr¨®ximo a?o, el Museo Hist¨®rico de ?msterdam la expondr¨¢ temporalmente, seg¨²n ha anunciado el servicio de informaci¨®n de la Casa Real. Los reyes, Guillermo y M¨¢xima, no acudir¨¢n con ella a la apertura del Parlamento, prevista para el 15 de septiembre.
Tituladas Tributo de las colonias, las pol¨¦micas im¨¢genes muestran a unos hombres negros semidesnudos y a algunas mujeres entregando los frutos de las colonias ¡ªlas actuales Indonesia y Surinam¡ª a la denominada Doncella Neerlandesa, sentada en un trono. La joven personifica a la naci¨®n y es usada desde el siglo XVI en cuadros y estatuas. La escena ha sido considerada bien una afrenta por mostrar la sumisi¨®n de los esclavos a la metr¨®poli, bien la expresi¨®n de la vocaci¨®n moral del pa¨ªs hacia los pobladores de las colonias, por lo que el futuro de esta berlina de gala est¨¢ en el aire desde hace meses.
El discutido panel est¨¢ situado en el lado izquierdo, y la escena de un var¨®n negro hincando la rodilla en el suelo en representaci¨®n de la colonia no se consideraba inadecuada en el siglo XIX, pero ahora produce rechazo y disgusto. Firmado por Nicolaas van der Waay, acuarelista y lit¨®grafo, el artista gan¨® asimismo fama con una serie de cuadros sobre las chicas del orfelinato de ?msterdam.
Para la retirada, aunque sea provisional, hay otro argumento: la restauraci¨®n cuesta cerca de dos millones de euros, y si alguien quisiera da?ar la carroza habr¨ªa que empezar de nuevo. En 2010, cuando todav¨ªa reinaba Beatriz, un hombre lanz¨® una peque?a palmatoria contra el veh¨ªculo causando gran revuelo. Fue condenado a un a?o de reclusi¨®n porque el juez rechaz¨® su alegato en favor de la libertad de expresi¨®n. La sentencia dec¨ªa que ese gesto ¡°no contribuye al debate p¨²blico¡±.
La reina Guillermina recibi¨® la carroza en 1898 con motivo de su coronaci¨®n como un presente de la ciudad de ?msterdam. Lo acept¨® al d¨ªa siguiente y prefiri¨® estrenarla en su boda, celebrada en 1901. Ha acompa?ado a los actuales reyes, Guillermo y M¨¢xima, en la suya, en el a?o 2002, y antes lo hizo en las nupcias de las reinas Beatriz y Juliana, madre y abuela, respectivamente, del soberano. Juliana la utiliz¨® en 1948, para su entronizaci¨®n, y luego en el bautizo de la propia Beatriz.
El carruaje es usado el d¨ªa de la apertura anual del Parlamento, celebrado cada septiembre, para llevar a la pareja reinante por las calles de La Haya hasta la Sala de los Caballeros. All¨ª, Guillermo lee el Discurso de la Corona. Es uno de los pocos momentos de pompa y circunstancia de una monarqu¨ªa que trata de presentarse cercana a la ciudadan¨ªa, y el pasado julio el rey aprovech¨® el tradicional posado veraniego para recordar que ¡°la Constituci¨®n proh¨ªbe la discriminaci¨®n, y no vamos a reescribir la historia durante la restauraci¨®n [de la carroza]; forma parte de nuestro patrimonio cultural¡±. De todos modos, ¨¦l no interviene en el debate. El Museo Hist¨®rico de ?msterdam tiene previsto dedicar varias salas a explicar el contexto y pormenores del carruaje y lo instalar¨¢ dentro de una urna acristalada especial.
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