Carolina de M¨®naco y Carlota Casiraghi rompen su blindada intimidad
Madre e hija protagonizan la portada de una revista donde dialogan sobre su vida en la familia real monegasca y explican c¨®mo fueron educadas de manera muy diferente
Carolina de M¨®naco y su hija, Carlota Casiraghi, han roto su blindada intimidad para hablar sobre su vida como miembros de una de las familias m¨¢s importantes de Europa. Y lo han hecho juntas. Madre e hija protagonizan la portada de la revista Madame del diario Le Figaro, donde reflexionan sobre su educaci¨®n y la importancia y dificultad de ser mujeres dentro de la familia monegasca. Tambi¨¦n han hablado de feminismo, de la maternidad y de filosof¨ªa, rama de la que la ¨²nica hija de St¨¦fano Casiraghi es una total apasionada. ¡°Todo empez¨® por mi gusto por los libros, siempre los he amado, incluso antes de saber leer¡±, cuenta Carlota sobre un entusiasmo que comparte con su madre. ¡°A m¨ª me pas¨® lo mismo, cuando era ni?a quer¨ªa leer libros para adultos. Creo que es algo que les pasa a las chicas. Yo cog¨ªa libros de la biblioteca de mis padres sin entender nada desde la primera a la ¨²ltima l¨ªnea¡±, explica Carolina pese a reconocer que sus padres ¡°no eran ¨¢vidos lectores¡±.
La educaci¨®n que recibi¨® la hija mayor de Rainiero de M¨®naco y Grace Kelly fue muy diferente a la que ella ha dado despu¨¦s a sus hijos. ¡°No ve¨ªamos mucho a nuestros padres, ten¨ªa una ni?era inglesa y un ama de llaves francesa. Estudi¨¦ en el internado femenino Saint-Mur, me encantaba la escuela y era buena estudiante. (...) La educaci¨®n de mis hijos no tiene nada que ver con la que recib¨ª¡±, comenta Carolina y corrobora su hija Carlota: ¡°Nosotros no fuimos mimados por preceptores a domicilio. Muy pronto asistimos a escuelas p¨²blicas en el campo donde aprendimos que es muy educativo enfrentarse a la diversidad humana y social¡±. Sobre su infancia en Saint-Remy de Provence, despu¨¦s de la muerte de su padre Stefano Casiraghi, Carlota habla de c¨®mo la princesa cuid¨® de ella y de sus hermanos ¡°sin ser una madre intervencionista¡±: ¡°Tuvimos mucha libertad, lo que no significa que no estuvieran pendientes de nosotros. Se nos permiti¨® disfrutar de una soledad muy beneficiosa y esto sirvi¨® para construir una imaginaci¨®n portentosa¡±. Carolina asiente: ¡°Siempre les he dicho a mis hijos: 'Puedo ense?aros la puerta, ense?aros las llaves, pero solo vosotros ten¨¦is que intentar abrirla¡±.
¡°Recib¨ª una educaci¨®n que, de alguna manera, fue un vestigio del siglo XIX¡±, insiste la princesa de M¨®naco. Pese a que su propia madre primero ¡ª"no necesitas ir a la escuela" ¡ª y un profesor de la universidad despu¨¦s ¡ª "est¨¢s ocupando el sitio de un estudiante digno¡ª le instaron a abandonar sus estudios, su car¨¢cter la anim¨® a querer ¡°superar los obst¨¢culos¡± y a negar un machismo instaurado. Ella quer¨ªa ser mejor que sus compa?eros varones, tanto en la escuela como en los deportes. ¡°No es necesariamente satisfactorio, pero esta competencia me ha perseguido durante mucho tiempo. A los 20 yo era as¨ª¡±, explica Carolina de M¨®naco. Por ello, la hermana de Alberto de M¨®naco considera que siempre ha vivido en una lucha constante por la igualdad entre mujeres y hombres. ¡°Pertenezco a una generaci¨®n en la que la cuesti¨®n estaba muy viva¡±, dice sobre el feminismo, un movimiento al que las dos se consideran afines. ¡°Ser mujer y querer expresar tu singularidad es una lucha, sea cual sea tu puesto. Es una lucha, no una guerra, pero no es una cosa f¨¢cil. Con el pretexto de que las mujeres se han emancipado, que se les permite tener una carrera, hijos, sin dejar de ser deseables, en la actualidad vemos menos la parte de sacrificio del hecho de ser mujer¡±, a?ade Carlota Casiraghi.
Las que han sido musas y muy amigas del fallecido Karl Lagerfeld hablan tambi¨¦n de la importancia y el valor que como mujeres le dan a la belleza. Carolina de M¨®naco dice que pensar en la belleza para ella ¡°es un aburrimiento¡±, pero Carlota matiza: ¡°Francamente, no es bueno envejecer. Ahora no me concierne, pero puedo ver cu¨¢n fr¨¢giles son las mujeres, cu¨¢n heridas se sienten en un momento en el que la envoltura del cuerpo es tan importante¡±.
Madre e hija tambi¨¦n hablan sobre las redes sociales, tema en el que coinciden con la sobreexposici¨®n que existe hoy en d¨ªa y en la idea de soledad que rodea en muchas ocasiones a estas plataformas. Carolina considera que son algo ¡°muy violento¡± y Carlota mantiene: ¡°Nos han vendido la idea de conectar el mundo y vemos a menudo que las redes sociales conducen a una enorme soledad. ?De qu¨¦ sirve tener 4.000 amigos virtuales? Quiz¨¢s sea m¨¢s inteligente salir de casa y ver a uno o dos amigos de verdad¡±. Y apostilla: ¡°Todo el mundo tiene derecho a su privacidad, pero hoy todos ven su vida sobreexpuesta¡±.
Ser hija de la actriz Grace Kelly no hizo a Carolina heredar esa pasi¨®n por el cine que ten¨ªa su madre. La hermana de Alberto y Estefan¨ªa de M¨®naco reconoce a la revista francesa que no tiene mucha afinidad con ese mundo y que su cultura cinematogr¨¢fica acaba en 1980. Un mundo al que Carlota sigue unida debido a su matrimonio con el productor Dimitri Rassam, con quien tiene un hijo. A pesar de las diferencias entre educaci¨®n, vida y d¨¦cadas, Carlota cree que su madre tiene muchas cosas de Grace Kelly. ¡°Cuando veo pel¨ªculas de mi abuela, veo en ella tu gracia, tu exigencia, tu disciplina y tambi¨¦n tu misterio¡¡±, reconoce hacia su madre, quien no lo ve igual: ¡°No me parezco a ella en absoluto. F¨ªsicamente me parezco a mi abuela paterna. Era una mujer muy libre y original. Fue enfermera durante la guerra, luego visitante de la prisi¨®n. Totalmente inclasificable¡±.
Sin embargo, la hija de la princesa de M¨®naco demuestra una gran devoci¨®n por todas las mujeres que han formado parte de su vida. ¡°Me siento rica por todas estas historias familiares, todos esos contrastes, todas estas mujeres que se han salido de un camino marcado. Mi bisabuela caprichosa, mi abuela que tom¨® la decisi¨®n de dejar el cine¡¡±. Mujeres a las que Carlota Casiraghi define como ¡°exc¨¦ntricas en el sentido de singulares¡±. Y a?ade su madre: ¡°M¨¢s que exc¨¦ntricas dir¨ªa extravagante. Pero no la palabra sobreutilizada en la que se ha convertido, sino en su ra¨ªz latina 'm¨¢s all¨¢ del camino¡±.
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