Elena de Borb¨®n y Jaime de Marichalar, la intrahistoria de una relaci¨®n que comenz¨® hace 26 a?os
Su noviazgo arranc¨® en Par¨ªs, donde la Infanta se repon¨ªa de su ruptura con Luis Astolfi. ¡°No ha parado hasta convencerme¡±, cont¨® la hija de los Reyes el d¨ªa que anunci¨® su compromiso
El departamento de prensa del palacio de La Zarzuela convoc¨® a los medios de comunicaci¨®n una fr¨ªa tarde del 24 de noviembre de 1994. El motivo era anunciar el compromiso de la hija mayor de los Reyes de Espa?a. Pocos sab¨ªan por entonces de los planes de boda de Elena de Borb¨®n y tampoco que tuviera una relaci¨®n tan formal con Jaime de Marichalar. Hasta ese momento solo hab¨ªa unas fotos de ellos en Par¨ªs y en alg¨²n concurso h¨ªpico en el que ella participaba. La pareja descendi¨® por las escaleras del palacio que dan acceso al jard¨ªn sonriente y nerviosa. Hubo unas pocas preguntas y unas escuetas respuestas. La que nunca olvidaran los presentes fue esa en la que la infanta asegur¨® sobre su relaci¨®n: ¡°No ha parado hasta convencerme¡±.
Elena de Borb¨®n viv¨ªa en Par¨ªs cuando conoci¨® a Marichalar, que por entonces era empleado de banca en la capital francesa. El hijo de la aristocr¨¢tica familia soriana se ofreci¨® a hacer compa?¨ªa a la hija mayor de los Reyes, que por entonces sufr¨ªa mal de amores. Hac¨ªa poco tiempo que hab¨ªa roto su relaci¨®n con Luis Astolfi, el jinete del que se hab¨ªa enamorado profundamente. Astolfi viaj¨® a Par¨ªs para romper con ella. Llov¨ªa mucho y la conversaci¨®n se produjo dentro de un coche. Ella llor¨® cuando ¨¦l explic¨® que le resultaba imposible acomodar su vida a la de ella, condicionada por su papel en la familia real. Con el coraz¨®n roto conoci¨® a Marichalar, que en cambio estaba dispuesto a hacer lo necesario para formar parte de la vida de la Infanta.
Jaime de Marichalar convenci¨® pronto de su idoneidad a do?a Sof¨ªa, encantada con los modales, la educaci¨®n y el saber estar del joven. M¨¢s le cost¨® gustarle a don Juan Carlos, que siempre recel¨® de sus rancios modales y su impostura. Pero los Reyes aceptaron la elecci¨®n de su hija a la vez que sus hermanos ve¨ªan como la puerta se abr¨ªa tambi¨¦n para ellos. En las familias reales hay una norma no escrita por la cual los hermanos mayores deben ser los primeros en casarse.
Dos cuestiones provocaron las primeras pol¨¦micas sobre Marichalar: de repente se puso el ¡°de¡± antes del apellido para que este sonara m¨¢s aristocr¨¢tico y en su curr¨ªculo oficial distribuido a la prensa figuraba que era economista. Pronto se descubri¨® que era una exageraci¨®n. El futuro miembro de la familia real solo ten¨ªa algunos estudios en la materia, y su trabajo era el de empleado de banca.
Quienes conoc¨ªan a Marichalar sab¨ªan de su gusto por la moda y vaticinaron un cambio radical en la forma de vestir de Elena de Borb¨®n, que en poco tiempo pas¨® a formar parte de las listas de las mejor vestidas. Su boda en Sevilla fue para muchos la m¨¢s bonita de las tres de los hijos de los Reyes, por la participaci¨®n de la calle en los festejos. Tras una luna de miel en Australia, el matrimonio vivi¨® unos a?os de tranquila felicidad, aumentada por la llegada de su dos hijos: Felipe y Victoria. Pero pronto comenzaron a aflorar las diferencias. A ¨¦l le gustaba mucho la vida social y salir por la noche, ella prefer¨ªa quedarse en casa y madrugar.
El ictus que sufri¨® Marichalar fue definitivo. Cuando sucedi¨®, la infanta Elena ya pensaba en la separaci¨®n, pero por lealtad se qued¨® junto a ¨¦l. Lo volvieron a intentar en vano. La estancia en Nueva York para que siguiera una rehabilitaci¨®n contra su dolencia fue el remate. Anunciaron el cese de la convivencia tras meses de negociaciones de la Infanta con sus padres, en especial con do?a Sof¨ªa a quien no le agradaba un divorcio en la familia cuando ella permanec¨ªa al lado de su esposo pese a las dificultades.
La Infanta y Marichalar son una pareja de divorciados que durante a?os se ha comunicado por personas interpuestas. Ahora que sus hijos son mayores de edad ya no tienen que hacerlo. Do?a Elena ha vuelto a sus amigos de la h¨ªpica, a su trabajo en Mapfre y a su ¨ªntima de siempre Rita Allendesalazar. Hace una vida sencilla y m¨¢s desde que su padre se march¨® de Espa?a en agosto. Marichalar se ha dejado ver poco en los ¨²ltimos tiempos. Conserva su puesto en algunos de los consejos de administraci¨®n que obtuvo en tiempos en los que formaba parte de la familia real y asiste a los desfiles de moda que tanto le gustan. Ninguno ha tenido otra pareja, al menos de manera oficial.
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