Condiciones adversas
Rechina un poco el linchamiento de alguna prensa hacia Gemio. Una entrevistadora tiene que hacer preguntas, por inc¨®modas que resulten
El martes despert¨¦ con la ministra portavoz, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, hablando de las condiciones adversas a las que nos enfrentamos. Me enterneci¨®, no tanto su cantarina manera de decirlo y su tormentoso despeinado, sino el t¨¦rmino condiciones adversas. Porque suena como a ese momento en tu adolescencia que justificas todo lo que te pasa se?alando al mundo como una gran condici¨®n adversa. Sin darte cuenta de que esa condici¨®n adversa no se marcha, ni difumina, sino que se queda en tu vida. Todo puede resultar adverso. No solamente Filomena. El amor, la belleza pueden ser adversos. Y precisamente es la nieve uno de los recursos de la naturaleza para demostr¨¢rnoslo.
Ese martes se estaba generando otra condici¨®n adversa, una vez m¨¢s en Telecinco, que funciona tanto como veleta moral de la naci¨®n como experto detector de adversidades. Fu¨¦ una entrevista en el canal de YouTube de Isabel Gemio, Charlas con alma, con Mar¨ªa Teresa Campos. Juntas han conseguido cuajar como tema de conversaci¨®n alternativo a la gran nevada Filomena. Una nueva conjunci¨®n astral al estilo de J¨²piter y Saturno que se ha convertido en un lienzo catastr¨®fico acerca de la adversidad y de la entrevista como modelo comunicacional. Siempre resulta apetecible ver a dos reinas de la comunicaci¨®n enfrascadas en una charla que no solo desnudar¨ªa sus almas sino que remover¨ªa sus dilatadas carreras. Freudiano o no, el resultado fue helador pero no sin falta de inter¨¦s. Pienso que Isabel Gemio, la m¨¢s criticada de las dos, hizo bien su trabajo. Incluso la idea de elegir un tocador de se?oras con espejo para hablar con Campos sobre la edad y la soledad de la vejez ten¨ªa un gancho importante. Pero era un campo resbaladizo. Parece que fue all¨ª donde Campos la llam¨® mezquina, que como ingrediente para un di¨¢logo intenso es, sencillamente, insuperable. Mientras analizo la entrevista m¨¢s me convence la profesionalidad de ambas. Y su capacidad para plantarle cara a la adversidad es mejor que la de los pol¨ªticos que pagamos, que la de cualquier influencer que seguimos o que la de la familia real que mantenemos.
Por eso rechina un poco el linchamiento de alguna prensa hacia Gemio. Una entrevistadora tiene que hacer preguntas, por inc¨®modas que resulten. Pero tambi¨¦n entiendo el derecho, la escaramuza de Mar¨ªa Teresa al negarse a entrar al trapo. Ambas, en mi opini¨®n, defendieron sus roles y dieron el espect¨¢culo que se esperaba, o que no se esperaba, dominando el arte del ataque y la defensa. No hubo, como en la esgrima, en ese episodio de Charlas con alma, v¨ªctimas ni tampoco agresores. Pienso que la entrevista deber¨ªa ser retransmitida por alguna cadena generalista, para disfrutar del talento. Ah¨ª hay un programa de televisi¨®n con potencial. Aunque a las dos se las se?ala por car¨¢cter fuerte y cierta tendencia al mando militar, eso tambi¨¦n se podr¨ªa decir de muchos caballeros que trabajamos en los medios y no se dice.
Lo que s¨ª se sabe y se dice es que Donald Trump, que tambi¨¦n trabaja en los medios, decidi¨® emitir su discurso apaciguador el mismo d¨ªa en que le castigaban con un segundo impeachment. Trump es otro experto en hacer de la adversidad una pista de hielo. Espero que hayamos aprendido y que el nuevo impeachment prospere hasta conseguir dar por terminada su aventura pol¨ªtica. Lo que necesitamos para paliar los estragos de Filomena son palas y sal. Y lo que necesitamos para enterrar el trumpismo es menos Trump. Observo este ¨²ltimo discurso, en tono pacifista e invocando la ley y el orden, como el canto af¨®nico del cisne, del bravuc¨®n que termin¨® fuera de pista, escayolado. Para ello el presidente decidi¨® aparecer con el pelo menos extremo y el naranja de su piel convertido al fin en un melocot¨®n espolvoreado. No hay nada como la condici¨®n adversa para al fin desnudar el alma.
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