Trump acaba su presidencia silenciado y solo
El mandatario enfrenta sus ¨²ltimos d¨ªas en el poder indignado con aquellos que le han dado la espalda en una Casa Blanca desierta
Durante cuatro a?os, Donald Trump ha sido una figura omnipresente que ha atacado y elogiado, insultado y halagado, despedido y contratado a discreci¨®n a sus colaboradores. Casi nunca en persona. Siempre a trav¨¦s de la cobertura de Twitter. Una vez silenciado en esa red -y otras muchas m¨¢s-, el presidente est¨¢ solo, aislado, furioso y pr¨¢cticamente herido de muerte pol¨ªtica. Su segundo proceso de destituci¨®n, el mandatario lo sigui¨® a trav¨¦s de la televisi¨®n, en una Casa Blanca pr¨¢cticamente vac¨ªa.
A menos de una semana de abandonar el poder, no existe un equipo legal de defensa preparando una respuesta a su segundo impeachment, la ¨²nica r¨¦plica que dio el presidente pocas horas despu¨¦s de que la C¨¢mara de Representantes decidiera imputarle por ¡°insurrecci¨®n¡± fue un v¨ªdeo que, seg¨²n diversas fuentes citadas por los medios estadounidenses, se vio forzado a grabar tras la presi¨®n sufrida por parte de su hija Ivanka, su cu?ado Jared Kushner y su vicejefe de gabinete, Dan Scavino. Para convencerle de proceder a la grabaci¨®n le dijeron que podr¨ªa ayudar a levantar la moral entre los republicanos que siguen teni¨¦ndole por el h¨¦roe que puede salvar Am¨¦rica. Le pidieron que no hiciera ni una sola menci¨®n al impeachment, y as¨ª lo hizo.
El hombre que no tiene la palabra perdedor en su particular diccionario de que qui¨¦n gana y qui¨¦n se descarr¨ªa sell¨® su futuro el pasado 6 de enero, cuando una turba alentada por su ret¨®rica violenta tomaba al asalto el templo de la democracia norteamericana, el Capitolio de la naci¨®n, dejando cinco muertos. Abandonado por su propio partido, al que ya no puede mantener firme con sus amenazas tuiteras, a Trump solo le queda el silencio y contemplar c¨®mo se va escribiendo la historia a trav¨¦s de las pantallas de la televisi¨®n.
Su silencio no es equivalente a calma o prudencia. El presidente est¨¢ enfurecido y encolerizado tras lo que ¨¦l considera una traici¨®n, seg¨²n los asesores y colaboradores que se pronuncian en medios como el diario The Washington Post a condici¨®n de mantener el anonimato. Dicen que el mandatario contempl¨® l¨ªvido lo que ¨¦l consider¨® una deslealtad por parte de su fiel escudero, el l¨ªder de la mayor¨ªa en el Senado, Mitch McConnell, quien en una carta ha dejado saber a sus colegas, en un aviso a navegantes, que no sabe cu¨¢l ser¨¢ el sentido de su voto cuando el impeachment llegue al Senado. Que la hija de Dick Cheney, Liz, dijera que jam¨¢s hab¨ªa visto ¡°mayor traici¨®n por parte de un presidente¡± y votar¨¢ a favor del juicio pol¨ªtico ha sido uno m¨¢s de los clavos a su ata¨²d como estadista.
Abandonado, el mandatario no tiene nadie que le defienda en una Casa Blanca que trata de salvar los muebles como puede. Desde la secretaria de prensa, Kayleigh McEnnay, pasando por su asesor econ¨®mico, Larry Kudlow, su consejero de seguridad nacional, Robert O?Brien, su jefe de gabinete, Mark Meadows e incluso su yerno, Kushner, todos han abandonado un barco que hace aguas por todos lados y que en su hundimiento puede conllevar consecuencias jur¨ªdicas. Pat Cipollone, pieza central en la defensa del presidente en su anterior impeachment hace un a?o, hizo correr la voz para que quedara claro que ¨¦l no iba a salir en esta ocasi¨®n en auxilio del mandatario.
Incluso Kellyanne Conway, largo tiempo consejera y admiradora del presidente, lamentaba en p¨²blico que Trump no hubiera sido capaz de utilizar sus ¨²ltimas semanas en el poder para pulir su legado. ¡°En lugar de celebrar los cuatro a?os de logros, hemos visto con horror c¨®mo se asaltaba el Capitolio¡±. Conway pon¨ªa otro clavo m¨¢s al f¨¦retro presidencial de Trump.
Sin ninguna actividad en su agenda tras el que ha sido su ¨²ltimo viaje oficial esta semana -dedicado a visitar el muro que prometi¨® en su programa electoral para salvar a EE UU de los inmigrantes-, el hoyo cavado por el mandatario se sigue profundizando. Otras acciones m¨¢s all¨¢ del impeachment pueden tener serias consecuencias personales y jur¨ªdicas en su vida como expresidente. Desde la veda impuesta por Twitter y otras redes sociales al suspender sus cuentas, hasta la Asociaci¨®n de Golfistas profesionales (PGA, siglas en ingl¨¦s) cancelando un importante torneo de este deporte en uno de los campos propiedad del magnate, pasando por la alcald¨ªa de Nueva York rescindiendo contratos con la Trump Organization, o el Deutsche Bank anunciando que no financiar¨¢ ninguno m¨¢s de sus proyectos. Clavo tras clavo se va sellando su soledad.
Trump ya no paga a Giuliani
El mandatario ya no ve con buenos ojos al que fue apodado Secretario de Ofensa y Ministro en la Sombra. El abogado personal de Trump tambi¨¦n ha ca¨ªdo en desgracia para el presidente. Uno de sus m¨¢s ac¨¦rrimos defensores, Rudolph Giuliani fue una de las primeras y pocas figuras del establishment republicano en apoyar a Trump en lo que parec¨ªa una veleidad del magnate por llegar a la Casa Blanca. Son muchos en la ¨®rbita del presidente que consideran que Giuliani tiene gran parte de culpa en los dos impeachment al mandatario. Por lo que a medida que han ido transcurriendo los d¨ªas desde el asalto al Congreso, Trump le ha dado la espalda a ¡°Rudy¡± y ha ordenado que no se le pague un solo centavo m¨¢s por sus honorarios diarios de 20.000 d¨®lares como abogado ni se le reintegren los gastos efectuados en los m¨²ltiples viajes que ha hecho a diferentes Estados para intentar revertir el resultado de las elecciones presidenciales.
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