El secreto de Carlos Franganillo, el rostro del Telediario
El periodista, premiado por la Asociaci¨®n de la Prensa Madrile?a, asegura: ¡°La tele es cruel en ese sentido: el m¨¦rito se lo suele llevar quien sale en pantalla¡±
?Qu¨¦ ser¨¢? ?Esa ligera forma de fruncir el entrecejo? ?La modulaci¨®n de la voz? ?La mirada? ?La forma de narrar? ?La autoridad que confieren las incipientes canas? No s¨¦ sabe muy bien qu¨¦ es lo que hace que el periodista Carlos Franganillo, presentador del Telediario de La 1, resulte tan cre¨ªble y a la vez tan cercano. ?l tampoco lo tiene claro. ¡°No tengo mucho secreto¡±, dice, ¡°quiz¨¢s es que tengo buena memoria, y eso me permite estar confiado y salir airoso del directo¡±.
Franganillo (Oviedo, 1980) se curti¨® como corresponsal en Washington y en Mosc¨², pero ya es su tercera temporada como el rostro que, cada anochecer, da las noticias desde la pantalla. De tanto verlo ah¨ª mientras cenas, contando el mundo, te resulta muy familiar cuando pide para desayunar caf¨¦ solo y tortilla de patata (es adicto a la tortilla y siempre anda rastreando los mejores ejemplares) en una terraza no muy lejos de Torrespa?a, donde el Pirul¨ª pincha el cielo madrile?o y el periodista trabaja cada d¨ªa.
Entra a las 13.30, reuni¨®n de contenidos, mucho debate. Come fuera de hora, a las cuatro (antes ha ¡°precomido¡±), y durante la tarde, que vuela, prepara los relatos, repasa los gr¨¢ficos, coteja con los redactores. ¡°Todo est¨¢ muy vivo, todo puede cambiar en el ¨²ltimo momento¡±, explica. A las nueve, por fin, salta al ruedo, ante casi dos millones de espectadores. ¡°No me intimida la c¨¢mara¡±, dice, ¡°nunca tengo la sensaci¨®n de hablar para tanta gente, all¨ª solo estamos los compa?eros. Luego, si tengo que hablar ante cien personas en vivo, soy muy t¨ªmido¡±.
Su rutina se ha visto alterada por el coronavirus, que le mantuvo en cuarentena con su familia, con s¨ªntomas leves. ¡°Tanto tiempo metido en casa¡ me hubiera ido a picar carb¨®n con tal de salir¡±, dice. Carb¨®n se picaba en su Asturias natal, donde tuvo sus comienzos en La Nueva Espa?a, en Radio Nacional o en la comunicaci¨®n de los premios Princesa de Asturias. Su carrera fue fulgurante. ¡°S¨ª que me imaginaba como corresponsal, pero nunca como presentador¡±, cuenta, ¡°ahora he podido conocer otras facetas del oficio¡±. Le preocupa la polarizaci¨®n, las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, las fake news o que los periodistas no hayan sabido explicar los ritmos de la ciencia. No le preocupa tanto la irrupci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas: ¡°Soy optimista, la tele es un medio todav¨ªa muy vivo, en parte porque ofrece la experiencia del directo¡±.
Si bien ya hab¨ªa ganado premios como reportero, esta faceta le ha valido otros, como el Iris, el Ondas o el de la Asociaci¨®n de la Prensa Madrile?a. ¡°Aunque le premien a uno, hay todo un equipo detr¨¢s¡±, explica, ¡°la tele es cruel en ese sentido: el m¨¦rito se lo suele llevar quien sale en pantalla¡±. Durante esta peripecia ha participado en la celebrada salida del informativo a la calle, por ejemplo, a un hospital o a una escuela en pandemia. Le interesa contar sobre el terreno, retransmitir los ambientes: entre tanto adelanto tecnol¨®gico, volver a la esencia period¨ªstica. ¡°Aunque es como un producto caviar, tiene que estar muy justificado¡±. Ahora anda muy liado: en unos d¨ªas estrenan plat¨®, en el que experimentar¨¢n nuevas narrativas.
Franganillo responde a las preguntas con ese tono eficiente y fiable que despliega cada noche; cuando la conversaci¨®n se relaja, por ejemplo, cuando habla de la tortilla, el tono tambi¨¦n: ¡°Me gusta superl¨ªquida, t¨ªo, como las de Betanzos¡±. Buena parte de su trabajo se lo lleva, desde hace casi un a?o, informar sobre el virus. ¡°Es cierto que puede haber fatiga informativa¡±, confiesa, ¡°pero no le veo otra alternativa. Esto est¨¢ lejos de haber terminado¡±. Las cifras de v¨ªctimas vuelven a ser escandalosas, sin embargo, la alarma social no es pareja, como si nos hubi¨¦ramos habituado a la cat¨¢strofe cotidiana: ¡°La vida, al final, ha encontrado una v¨ªa paralela para continuar dentro de la pandemia¡±.
Adem¨¢s de a la tortilla, el periodista se confiesa adicto a consultar las redes sociales, sobre todo a la informaci¨®n internacional. ¡°Trato de estar siempre al d¨ªa, y tengo que esforzarme por desconectar los fines de semana¡±, cuenta, ¡°pero hay que conseguir limpiar la cabeza y ganar concentraci¨®n¡±. Le interesa Estados Unidos y Rusia, donde trabaj¨®, y China, donde por el momento no. Pero nunca se sabe. ?Y el futuro? ?Qu¨¦ hace uno cuando ya ha presentado el Telediario? ¡°No lo veo como una especie de escalaf¨®n por el que uno va subiendo¡±, piensa, ¡°me veo perfectamente volviendo a elaborar historias¡±.
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