Rozal¨¦n, una idealista que busca hacer feliz con su m¨²sica
La cantante, ganadora de un Goya, va con la estatuilla a todas partes mientras proclama su felicidad junto a la huerta en la que vive
Algo raro tiene que estar pasando en el mundo para que no hayan florecido los cerezos en la madrile?a Quinta de los Molinos. Rozal¨¦n, de natural optimista, llega y le quita importancia. Alaba, en cambio, al olivo, un ¨¢rbol que le recuerda a sus ra¨ªces en la sierra del Segura, Albacete, y cuya rama lleva tatuada en el tobillo. Se queda mirando ahora a un p¨¢jaro, parece que carpintero. Llega de otra sierra, la de Madrid, donde vive al lado de una huerta. ¡°Me estoy volviendo un poco loca con los p¨¢jaros¡±, dice, ¡°les hemos pues...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Algo raro tiene que estar pasando en el mundo para que no hayan florecido los cerezos en la madrile?a Quinta de los Molinos. Rozal¨¦n, de natural optimista, llega y le quita importancia. Alaba, en cambio, al olivo, un ¨¢rbol que le recuerda a sus ra¨ªces en la sierra del Segura, Albacete, y cuya rama lleva tatuada en el tobillo. Se queda mirando ahora a un p¨¢jaro, parece que carpintero. Llega de otra sierra, la de Madrid, donde vive al lado de una huerta. ¡°Me estoy volviendo un poco loca con los p¨¢jaros¡±, dice, ¡°les hemos puesto casetas y vienen a comer alpiste y a montar jaleo¡ me encanta mirarlos¡±. Hoy no hay flores blancas, pero, en cualquier caso, ya es primavera. ¡°Y yo soy m¨¢s de campo que las amapolas¡±, insiste la cantautora, que viene de verde.
Viene a hacer un videoclip cuya otra mitad se va a grabar al otro lado del charco: una colaboraci¨®n con el m¨²sico colombiano Esteman. A la cantautora le gusta colaborar con otros m¨²sicos y recibe muchas peticiones para ello: ve la m¨²sica como un campo para la cooperaci¨®n m¨¢s que para la competici¨®n. En la pandemia ha estado muy presente: ¡°Alguien me dijo que me ve¨ªa tanto como a Fernando Sim¨®n, pero es que me lo ped¨ªan y yo me sent¨ªa con fuerza¡±. No se arrepiente. Pronto comienza una gira extra?a, la de su disco El ¨¢rbol y el bosque (¡°un disco terap¨¦utico, que se pregunta mucho qu¨¦ es m¨¢s importante, si lo individual o lo colectivo¡±), que le llevar¨¢ a sitios grandes con aforo limitado, con toda su banda. ¡°A ver qu¨¦ tal sale, supongo que en algunos bolos perderemos dinero¡±, pronostica, ¡°pero hay que currar. La gente est¨¢ cansada e irascible, yo la primera, pero estamos preparando unos bolazos¡ la gente se va ir de ah¨ª con ganas de vivir¡±.
Ha venido Rozal¨¦n con una caja de cart¨®n llena de botellas de vino, menudo saque. Pero resulta que dentro de la caja no se esconden las esperadas botellas, l¨¢stima, sino un cabez¨®n. Le llama don Francisco y es el premio Goya a la mejor canci¨®n original que ha ganado por el tema Que no, que no. ¡°Es que me piden que pose con ¨¦l en los medios, en casa estamos en obras, y lo llevo de un lado para otro. A ver si descansa ya don Francisco¡±, dice. Se lo llev¨® tambi¨¦n un rato a sus padres, que se lo presentaron a todo el vecindario. ¡°Cuando [gan¨¦] el premio, mis padres me recordaron mucho que fuera humilde, aunque siempre intento serlo¡±, dice, ¡°siempre me dicen que recuerde que mis abuelos eran pobres, que recuerde de d¨®nde vengo. Eso lo tengo muy incrustado¡±.
¡°Tengo movidas psicol¨®gicas, soy hipersensible, me afecta todo mucho¡±, dice Rozal¨¦n, que se ayuda con la m¨²sica y las terapias. De hecho, estudi¨® Psicolog¨ªa, y luego un m¨¢ster de Musicoterapia, que es a lo que se iba a dedicar. Trabaja mucho sobre las ansiedades que le produce la exposici¨®n p¨²blica: ser juzgada, se?alada, tener que agradar a los dem¨¢s, tener que decir que no. Cuando le va bien, siente que tiene que pedir perd¨®n por ello. ¡°Yo canto desde que me levanto. Si no canto, es que me lo tengo que mirar, algo me pasa¡±, explica, ¡°a veces me gustar¨ªa no sentir tanto, pero eso es lo que me permite hacer canciones¡±. No solo se preocupa su interior, sino tambi¨¦n su exterior, por los problemas sociales. Eso le viene de familia.
Su padre, Crist¨®bal era sacerdote, y se enamor¨® de su madre, Angelita, en lo que era un ¡°amor prohibido¡± que retrat¨® en una canci¨®n as¨ª titulada. ¡°Era de la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n, lo pasan mal cuando ven las injusticias en el telediario¡±, relata Rozal¨¦n, ¡°a m¨ª me han educado en ese cristianismo que dice que seas feliz haciendo feliz al que tienes al lado¡±. Esa vena social que atraviesa su discograf¨ªa, junto con la preocupaci¨®n por las ra¨ªces tanto geogr¨¢ficas como familiares. Aunque Rozal¨¦n sea optimista, el mundo no se lo est¨¢ poniendo f¨¢cil. ¡°Igual es que no tenemos remedio¡±, dice, ¡°pero luego pienso que la gente rancia es la que hace m¨¢s ruido, no la mayor¨ªa, si no ya nos hubi¨¦ramos ido al garete¡±.
Hay en la m¨²sica contempor¨¢nea un regreso a las ra¨ªces que se ve reflejado en el trabajo de muchos artistas. ¡°Yo provengo del folclore y este amor me ten¨ªa que volver a surgir: mi primer instrumento fue la bandurria¡±, explica, y recuerda las rondas de Albacete y Murcia, canciones que se transmiten de modo oral y que hablan de ese mundo rural del que surgen. Quiere investigar m¨¢s en ese sentido. ¡°Lo que me contaba mi abuela s¨ª que era moderno, m¨¢s punki que muchos de mis colegas punkis¡±, concluye.