Manuel Fern¨¢ndez: ¡°Pronto le pediremos arrugas al cirujano est¨¦tico¡±
El fundador de Dorsia y otras cl¨ªnicas de fertilidad, psicolog¨ªa y salud sexual masculina se define como un ¡°vendedor de sue?os¡± y admite ser su primer cliente: ¡°Hemos sacado la est¨¦tica del armario¡±
La cl¨ªnica The test de ¡°salud sexual masculina¡± ¡ªimpotencia, eyaculaci¨®n precoz, etc¨¦tera¡ª, seg¨²n reza un elegante r¨®tulo impreso en sus lunas, ocupa un imponente esquinazo en un barrio fino de Madrid. Dentro, en estancias que recuerdan a uno de esos apartamentos de serie neoyorquina, varones de toda edad, solos o en compa?¨ªa de sus parejas, acuden a contar y a buscar soluciones para lo suyo. Manuel Fern¨¢ndez ¡ªdeportivas, traje desestructurado, camiseta de Brigitte Bardot, rostro ters¨ªsimo a su medio siglo¡ª podr¨ªa perfectamente ser un cliente, o su pareja, o uno de los m¨¦dicos de plantilla. Pero es el superjefe. El fundador de Otsu, un grupo de franquicias que empez¨® hace 20 a?os con las cl¨ªnicas de cirug¨ªa est¨¦tica Dorsia y sigue su expansi¨®n ofreciendo soluciones a pie de calle a los malestares f¨ªsicos y emocionales de los hombres y mujeres del Primer Mundo. Un saco sin fondo.
?C¨®mo se pasa de poner pechos a tratar la impotencia?
Empezamos centr¨¢ndonos en la belleza y la mujer en Dorsia. Pasamos a la fertilidad, con Eva Fertility, porque no hay nada m¨¢s relacionado con la mujer y la belleza que la vida. Despu¨¦s intentamos dar soporte emocional a los clientes de ambas, con la franquicia de psic¨®logos Origen. Y ahora tocaba centrarnos en el hombre. Coincide tambi¨¦n con mi momento vital. A los 50 a?os a veces uno necesita un empujoncito, eso es as¨ª. Todo parte de la filosof¨ªa de que la medicina permite, cada vez m¨¢s, realizarnos f¨ªsica y emocionalmente. Ya no es todo ley de vida. Hay soluciones y nosotros somos parte de la soluci¨®n.
Entonces, ?usted qu¨¦ vende?
Autoestima, ilusi¨®n, felicidad, sue?os. Igual suena muy bestia comparar un tr¨¢nsito de g¨¦nero con ponerse b¨®tox, hay una diferencia abismal, pero una de las cosas que me gusta es provocar a los puritanos. Al final, lo que se desea es la expresi¨®n de la propia personalidad. ?Por qu¨¦ censurar un deseo de cambio porque se supone que es vanidad?
?O sea que ponerse pecho es ¡®autodeterminaci¨®n¡¯ del propio aspecto?
Exacto. Igual suena pretencioso, pero, m¨¢s que est¨¦tica, deber¨ªa llamarse cirug¨ªa de expresi¨®n. Es absurdo decir que alguien se opera la nariz porque es fea. La arruga no es fea, es bell¨ªsima, pero hay gente que no le apetece tenerlas, ?por qu¨¦ criticarla?
?Porque es una lucha in¨²til?
?Y no lo es la vida? La heroicidad es vivir con ilusi¨®n sabiendo lo inevitable del desenlace.
Sus centros no son precisamente discretos. ?No teme que la gente no entre?
La primera cl¨ªnica la abrimos en 2002, en Alicante, al lado de El Corte Ingl¨¦s. Los m¨¦dicos estaban horrorizados, cre¨ªan que no iba a ir nadie, pero me negu¨¦ a esconder el centro. Al rev¨¦s, le dimos publicidad y fue un ¨¦xito brutal. Hemos sacamos la cirug¨ªa est¨¦tica y la salud sexual del armario. Antes se iba de tapadillo. Yo me niego a camuflar lo que hacemos. No hay nada vergonzante en ello.
Est¨¦tica, fertilidad, psicolog¨ªa, disfunciones. ?De cu¨¢ntas de sus marcas es usted p¨²blico objetivo?
Menos de fertilidad, de todas. Y, aun con tres hijas, tambi¨¦n podr¨ªa preservar esperma.
Me da que lleva usted el cat¨¢logo de Dorsia puesto.
S¨ª, sobre todo en la cara: hoy m¨¢s que ayer y menos que ma?ana [r¨ªe]. Soy siempre mi primer cliente.
?Alguna vez dicen que no a algo o a alguien? ?Qu¨¦ l¨ªneas rojas no traspasan?
La legalidad, aunque no estemos de acuerdo con ella, y cosas con las que no estamos de acuerdo, aunque sean legales. No operamos a menores, por ejemplo, aunque tengan permiso paterno.
?D¨®nde queda la bio¨¦tica?
Es correcta y la acato, pero soy un libertario y hay cosas que me parecen hip¨®critas. ?Qui¨¦n puede decir, por ejemplo, que una madre de 51 a?os es peor que una de 18 para no permitirle acudir a la reproducci¨®n asistida? Gente inteligente dice que una madre tiene que ser joven para correr detr¨¢s de su hijo. ?Prohibimos entonces la paternidad a los discapacitados?
Pero usted no es una ONG, usted lo que quiere es ganar dinero.
Absolutamente, y la belleza es un negocio fabuloso. Por bonito que sea un proyecto, si no es rentable, no podemos seguir con ello. Pero debajo de todo eso est¨¢ esa filosof¨ªa de posibilitar los deseos.
El b¨®tox precisa reinyectarse, ?nos tiene cogidos por la aguja?
Jajaja. Digamos que la gravedad es nuestra mejor prescriptora. Eso y Zoom, que ha disparado la demanda. En las videollamadas, nos miramos a nosotros mismos el 70% del tiempo. Es la primera vez que hemos estado tres, cuatro horas delante de un espejo.
?Por qu¨¦ operan ustedes m¨¢s barato que sus competidores?
Hacemos 35.000 cirug¨ªas y 80.000 tratamientos al a?o. Eso nos permite negociar y ajustar costes. La pregunta es por qu¨¦ otros son m¨¢s caros.
Igual ustedes son peores.
Esa parte me encanta cuando hablo con algunos de ellos: ponemos las pr¨®tesis m¨¢s caras del mercado; nuestros hospitales son de la m¨¢xima seguridad; nuestros cirujanos, superformados; hacemos m¨¢s cirug¨ªas que nadie. Igual es que otros se nutren de un p¨²blico despistado.
Ah¨ª, ah¨ª, haciendo amigos en el gremio.
Para nada, los m¨¦dicos est¨¦ticos tienen mi m¨¢xima consideraci¨®n, en Espa?a el nivel es alt¨ªsimo. Igual les enrabieta tener que estrechar los m¨¢rgenes, porque nosotros demostramos que se puede hacer m¨¢s barato. Hemos irritado al statu quo de todos los sectores donde nos hemos introducido. Si no irritas, nada cambia.
Tambi¨¦n tendr¨¢n ustedes fracasos y casos imposibles.
Un 0,1. Demasiado, porque cada uno tiene cara y nombre y apellidos, y no se te olvidan nunca.
?Por qu¨¦ se critica a quien se retoca y a quien no se retoca?
Eso es lo demon¨ªaco de todo este asunto. Ese concepto de superioridad moral de unos sobre otros. Est¨¢ muy bien que te operes y est¨¢ muy bien que no te operes, que te pongas b¨®tox o que no. Deja que la gente haga lo que quiera. Cuando alguien critica la elecci¨®n de otro me parece un grito ahogado de quien, en realidad, quiere hacerlo. Graci¨¢n dijo: ¡°Quien critica, se confiesa¡±. Me dan ganas de gritarle que venga y se atreva a gritar qui¨¦n quiere ser al mundo.
?En unos a?os el raro ser¨¢ el viejo que tenga arrugas?
Al rev¨¦s. Hist¨®ricamente, el canon de belleza ha sido lo escaso. En ¨¦pocas de escasez, estar relleno. En las de sobreabundancia, delgado. Creo que las arrugas van a estar cada vez m¨¢s de moda. Incluso creo que, pronto, se las pediremos, personalizadas, al cirujano est¨¦tico.
?Todo el mundo es guapo?
Yo veo bien a casi todo el mundo. Yo me veo guap¨ªsimo, aunque s¨¦ que hay gente que no me ve as¨ª. No hace falta que nada sea feo para querer cambiarlo. Todos somos guapos, pero siempre hay un idiota que te saca los defectos.
PROVOCADOR
Manuel Fern¨¢ndez (Madrid, 50 a?os) estudi¨® Derecho y realiz¨® alg¨²n curso de gesti¨®n de empresas, pero lo que realmente le gusta es ¡°provocar a los puritanos¡± con su actividad empresarial. Influido por lecturas de Houellebecq, Roth o Amis, decidi¨® introducirse en el mercado de la cirug¨ªa est¨¦tica para ¡°sacarla del armario y huir del puritanismo del pecado de vanidad que lleva asociada¡± y abri¨® su primera cl¨ªnica Dorsia, en 2002, en Alicante. En vez de camuflarla en un lugar sin se?ales, la puso al mism¨ªsimo lado de El Corte Ingl¨¦s. Desde entonces, ha aplicado la misma filosof¨ªa al resto de unidades de su negocio de franquicias: Eva Fertility (reproducci¨®n), Origen (psicolog¨ªa) y The Test (salud sexual masculina). ¡°Cambiar la vida de otros es adictivo¡±, dice. No desmiente que, adem¨¢s, es muy rentable, aunque est¨¢ ¡°menos forrado¡± de lo que quisiera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.