De Acapulco a Montecatini: el drama de los destinos tur¨ªsticos con un pasado esplendoroso que languidece
Fueron el lugar elegido por los reci¨¦n casados en los noventa, por la realeza autsroh¨²ngara o por estrellas como Audrey Hepburn y Grace Kelly. Ahora sus decadentes hoteles, casinos y balnearios aguardan una segunda oportunidad
Acapulco: la ciudad mexicana donde veraneaban las estrellas
¡°No es momento para la siesta, es momento para la diversi¨®n¡±, cantaba Elvis Presley en Fun in Acapulco, la comedia playera que coprotagoniz¨® con Ursula Andress y Elsa C¨¢rdenas en 1963 y que tuvo un papel instrumental en la psique estadounidense: ocup¨® el n¨²mero uno en taquilla la semana posterior al asesinato de Kennedy. Traumatizada y en shock, la naci¨®n entera recurri¨® a alivios nuevos y excitantes (los Beatles en el show de Ed Sullivan) pero tambi¨¦n conocidos y reconfortantes: Elvis y Acapulco, la ciudad mexicana en la que veraneaban las estrellas y que era sin¨®nimo de para¨ªso ex¨®tico, pero poco y de noches licenciosas. La zona del estado de Guerrero sigue recibiendo algunos turistas, pero ahora si aparece en los medios es por la violencia desaforada que generan las luchas entre distintos c¨¢rteles de la droga que dejaron im¨¢genes de asesinatos a plena luz del d¨ªa en los antiguos resorts estilo art d¨¦co de Miami. Ahora son habituales las im¨¢genes de polic¨ªas armados hasta los dientes patrullando las playas, en un intento un tanto infructuoso de devolver la sensaci¨®n de seguridad a la ciudad que ocupa el tercer puesto en el ranking de tasa de pobreza en M¨¦xico.
Montecatini Terme, Italia: el adi¨®s de Christian Dior
El pasado junio, la UNESCO admiti¨® un conjunto de once ciudades balneario de distintos pa¨ªses europeos en su lista de lugares protegidos e incluy¨® a esta peque?a localidad toscana, que llevaba siete a?os haciendo campa?a para ganarse ese estatus. La ciudad, de unos 20.000 habitantes, es conocida porque all¨ª muri¨® Christian Dior, cuando sufri¨® un ataque card¨ªaco mientras se alojaba en el hotel La Paix. Como todas sus hermanas de candidatura, Montecatini Terme vivi¨® su mayor momento de esplendor entre finales del XVIII y los a?os treinta, durante el auge del turismo de balnearios. Por entonces, los intelectuales del pa¨ªs, como Verdi y Puccini descansaban en los hoteles estilo Liberty de la ciudad como el Tetuccio o La Pace, que es como se llama ahora el hotel en el que muri¨® Dior y que frecuentaban tambi¨¦n Grace Kelly y Audrey Hepburn. Tripadvisor, que no entiende de la poes¨ªa de la decadencia, tiene destacada una cr¨ªtica muy propia de esa web en el que un hu¨¦sped descontento exhorta: ¡°limpien esa maldita alfombra asquerosa en la gran escalinata¡±.
Kupari, Croacia: el descanso de la c¨²pula militar comunista
El mariscal Tito, que lo fue todo en Yugoslavia desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte, ocurrida en 1980, se construy¨® una villa de veraneo en Kupari, a escasos kil¨®metros de Dubrovnik, y el lugar no tard¨® mucho en convertirse en el sitio de recreo de la ¨¦lite militar. Existe un efecto llamada que lleva a los poderosos en cualquier parte del mundo a congregarse entre s¨ª tambi¨¦n en verano para seguir poderando, ya sea en Menorca o en Martha¡¯s Vineyard. Para alojar a tanta c¨²pula comunista, se construyeron cinco grandes hoteles de lujo en Kupari en los que lleg¨® a ser muy dif¨ªcil conseguir reserva en temporada alta. Hab¨ªa que ser alguien para lograrlo. Cerca hab¨ªa tambi¨¦n un camping para los militares yugoslavos que no ten¨ªan el rango suficiente. Toda la zona fue sistem¨¢ticamente bombardeada y objeto de pillaje durante la guerra que asol¨® la antigua Yugoslavia. A pesar de que los cinco hoteles de la zona, llamada Zupa Bay, ocupan un espacio hiperprivilegiado a apenas diez minutos de la atestada Dubrovnik y en primera l¨ªnea de la costa d¨¢lmata, todos siguen tal y como quedaron en 1992, derruidos y abandonados. Varios inversores, entre ellos el grupo propietario de la cadena Four Seasons, han insinuado en muchas ocasiones que se iban a encargar de rehabilitar ese trozo de orilla adri¨¢tica, pero de momento la zona es pasto de los aficionados al ruin porn, que se acercan a hacer fotos art¨ªsticas de la maleza que crece en los hoteles abandonados.
Tskaltubo, Georgia, y el manantial n¨²mero seis de Josef Stalin
Otro resort comunista convertido ahora en localizaci¨®n de primera para los dados a la exploraci¨®n urbana de ruinas. Las termas de esta ciudad termal recib¨ªan el nombre de ¡°aguas de la inmortalidad¡± desde el siglo IX, pero su momento de m¨¢ximo esplendor lleg¨® a partir de los a?os treinta, cuando las autoridades sovi¨¦ticas decidieron convertirla en ciudad balneario, y construyeron casi 20 sanatorios de aguas termales, todos colocados en semic¨ªrculo alrededor de un parque. Su visitante m¨¢s famoso era Josef Stalin, que se hizo construir el ¡°manantial n¨²mero seis¡± exclusivamente para ¨¦l en 1950. Todav¨ªa se puede visitar un ba?o que incluye una especie de bajorrelieve que representa al l¨ªder sanguinario estrechando la mano de una campesina georgiana que carga con un beb¨¦. Tan solo dos de los balnearios siguen funcionando y el resto de la ciudad se cae a pedazos, a pesar de que en 2012 el presidente Saakashvili prometi¨® reconstruir Tskaltubo para que volviera a ser ¡°el mejor lugar de Europa¡±. El milmillonario georgiano Bidzina Ivanishvili est¨¢ haci¨¦ndose con los antiguos sanatorios, gigantescos resorts que inclu¨ªan teatros y salas de baile, a precio de risa y dice querer devolver el esplendor al antiguo spa sovi¨¦tico y construir viviendas dignas para las familias de refugiados que viven all¨ª desde principios de los noventa, cuando fueron desplazados por la guerra de Abkhazia.
Isla Margarita, Venezuela: un ¡®hit¡¯ de los noventa
No hab¨ªa boda de post¨ªn en los noventa que no se coronase con una luna de miel en esta isla del Caribe. Isla Margarita era tambi¨¦n un destino nacional potente para los venezolanos adinerados, que viajaban all¨ª con maletas vac¨ªas para llenarlas en sus compras, aprovechando el estatus de puerto libre de la isla. Hace ya m¨¢s de un lustro que, debido a la crisis venezolana, la isla figura en la lista roja de destinos considerados peligrosos para muchos pa¨ªses occidentales. El turismo, antes de la pandemia, hab¨ªa ca¨ªdo a un 20 o un 10% de lo que fue en los a?os noventa y los grandes hoteles como el Bellavista languidecen medio vac¨ªos y sufren para poder seguir sirviendo a los hu¨¦spedes que aun reciben debido a la escasez de suministros y a los cortes de luz.
Blackpool, Skegness y Margate, Reino Unido: la eterna resurrecci¨®n
Los brit¨¢nicos empezaron este verano muy animados con la idea de unas vacaciones locales en su isla, sin vuelos de por medio, hasta que descubrieron que les ped¨ªan 3000 libras (unos 3.500 euros) por un alojamiento normalito de una semana en Suffolk o 4.200 por una autocaravana de glamping en Cornualles. La industria tur¨ªstica basada en las vacaciones de ¡°cubo y pala¡±, como suelen decir, se desmont¨® en los sesenta, cuando la clase trabajadora y media baja empez¨® a volar en masa a destinos como Mallorca y Salou, y ya casi el ¨²nico veraneo local posible es caro y aspiracional. Cada poco tiempo, los medios brit¨¢nicos anuncian la ¡°resurrecci¨®n¡± de antiguas ciudades costeras como Blackpool, Skegness, Cleethorps o Margate con nuevos museos, hoteles y restaurantes que rehabilitan sus paseos mar¨ªtimos, con los caracter¨ªsticos piers. Pero lo cierto es que, incluso despu¨¦s de que el Brexit y la pandemia hayan complicado mucho las vacaciones continentales de los brit¨¢nicos, esos destinos lo tienen dif¨ªcil para volver a sus d¨ªas de gloria, en la primera mitad del siglo XX. Algunas de esas ciudades, muy afectadas tambi¨¦n por la privatizaci¨®n del sistema ferroviario, que hace que lleguen pocos trenes y muy caros, han abrazado su propia decadencia y encontrado una nueva personalidad como Dungeness, en la costa de Kent, donde hay una comunidad art¨ªstica vibrante que cuenta con gente como Derek Jarman.
Atlantic City, Estados Unidos: casinos, playa y la voz de Frank Sinatra
La ciudad de Nueva Jersey tiene fama de ser la alternativa barata a Las Vegas en la Costa Este, un mont¨®n de locales de tragaperras alineados junto a la costa a los que suelen acudir jubilados que llegan en autob¨²s. En sus calles, que fueron la base del primer Monopoly, aun se puede encontrar alg¨²n vestigio de cuando Atlantic City era el lugar de vacaciones preferido de la clase adinerada de Filadelfia. De entonces data, por ejemplo, el hotel y casino Bally¡¯s Park, que antes se llamaba Blendheim y fue la inspiraci¨®n para el hotel Ritz Carlton que aparece en Boardwalk Empire. En los a?os veinte del siglo XX, se concentraba tanta oferta de entretenimiento en Atlantic City que se dec¨ªa que era el ¡°Hollywood del Este¡±. Frank Sinatra, nativo de Nueva Jersey, empez¨® all¨ª su carrera y hasta los a?os sesenta si pasaba una limousine por Atlantic Avenue no era descabellado pensar que dentro iba Marilyn Monroe, Paul Anka o Frankie Avalon. La ciudad era tambi¨¦n entonces una importante base para la mafia. A partir de los sesenta, los turistas con m¨¢s fondos se pasaron a lugares como Miami o las islas Bermuda y Atlantic City se concentr¨® en sus grandes casinos, que en los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n han ido cerrando. Solo quedan las tragaperras.
Baile Herclulane, Ruman¨ªa: aqu¨ª tambi¨¦n ven¨ªa Sissi
La emperatriz Elizabeth, o sea Sissi de Austrohungr¨ªa, era un poco el Hemingway de la realeza de entresiglos. Se movi¨® mucho y ha dejado un reguero de lugares que pueden poner en sus folletos ¡°aqu¨ª ven¨ªa Sissi¡±, una geograf¨ªa vacacional que cubre desde Corf¨² a Mallorca pasando por Godollo, en Hungr¨ªa. Uno de esos lugares a los que iba la emperatriz era Baile Herculane, en Ruman¨ªa, las termas favoritas de los Habsburgo y su corte, que se desplazaban desde Viena para socializar y darse tratamientos reparadores. Los romanos ya explotaron las propiedades termales del agua de esta ciudad, pero fue en la ¨¦poca imperial cuando se construyeron los 15 balnearios estilo rococ¨® con nombres de deidades como Diana o Neptuno. Hoy el mayor de todos, los Ba?os de Neptuno, un hotel de m¨¢s de 3.000 metros cuadrados que inclu¨ªa un casino y varios salones de baile, se cae a pedazos y, de nuevo, es pasto de los buscadores de ruinas fotog¨¦nicas. Este verano, unas estudiantes de arquitectura han fundado una asociaci¨®n para tratar de rescatar el edificio del que el emperador Francisco Jos¨¦ dijo que era ¡°el resort m¨¢s bello del continente¡±. La ciudad, que tiene el aire decadente de los lugares que vivieron ¨¦pocas mejores, sigue recibiendo a turistas que hacen excursiones de un d¨ªa desde la capital y a avispados clientes que aprovechan las ofertas de los hoteles old school que siguen abiertos, como el Minerva.
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