La familia real brit¨¢nica rinde un ¨²ltimo homenaje a Felipe de Edimburgo en la BBC
El documental, pensado originalmente para celebrar su centenario, recoge las voces y recuerdos de hijos, nietos y bisnietos del fallecido esposo de Isabel II
La generaci¨®n que vivi¨® y sufri¨® los altibajos de Carlos y Diana en los a?os noventa, o la que se ha zambullido de lleno en la casa de Windsor a trav¨¦s del retrato que de esa familia ha hecho la serie The Crown (Netflix), dif¨ªcilmente pueden imaginar al fallecido Felipe de Edimburgo como un padre, abuelo o bisabuelo adorable. ¡°Tengo unos recuerdos muy felices, y fuimos muy afortunados de poder disfrutar de ¨¦l durante casi cien a?os¡±, dice su hijo, y futuro rey del Reino Unido, Carlos de Inglaterra. La suya es la ¨²ltima voz, la que cierra el documental Prince Philip: The Family Remembers (Pr¨ªncipe Felipe: La Familia Real recuerda) estrenado por la BBC en la noche del mi¨¦rcoles (22.00, hora peninsular espa?ola).
Era una producci¨®n de la televisi¨®n p¨²blica brit¨¢nica pensada para conmemorar los cien a?os de vida del consorte de Isabel II. Al fallecer el pasado abril, dos meses antes de su cumplea?os, el proyecto se reorient¨® para recordar su figura p¨²blica e ¨ªntima. Hijos, nietos y bisnietos se han prestado a compartir sus recuerdos de una figura familiar a la que, con mayor o menor grado, todos idolatraban. ¡°Por aquel entonces, era un mundo de hombres. Y que un hombre renunciara a su carrera profesional para apoyar a una mujer, por mucho que esa mujer fuera la reina, era dar un paso enorme¡±, se?ala desde su papel m¨¢s institucional y circunspecto el pr¨ªncipe Guillermo. Es el segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n, y la persona en la que ¡ªcon permiso de su padre¡ª los devotos brit¨¢nicos han visto la garant¨ªa de un futuro mon¨¢rquico.
Falta, como era previsible, la voz de aquella que mejor habr¨ªa podido describirle. Isabel II no ha participado en un documental cuya principal virtud ha sido poner en evidencia que toda su familia coincid¨ªa con el veredicto general del p¨²blico brit¨¢nico: la obra maestra del duque de Edimburgo fue su constante apoyo, durante siete d¨¦cadas, a su esposa, la reina. El documental rescata muchas im¨¢genes hist¨®ricas, familiares e ¨ªntimas de Felipe de Edimburgo. Y tambi¨¦n le deja hablar a ¨¦l, a trav¨¦s del archivo de entrevistas e intervenciones del pr¨ªncipe consorte que atesora la BBC: ¡°Tengo muchas dudas sobre la idea misma de que sea posible crear una imagen concreta deliberadamente. La imagen surge de las cosas que haces. Si no crees firmemente en ellas, no ser¨¢s capaz de crear esa imagen diferente que pretendes¡±, explica el duque a una periodista que intentaba atribuirle la responsabilidad de haber modernizado la monarqu¨ªa brit¨¢nica.
Son las voces del duque de Cambridge y de Camilla Parker Bowles, la esposa de Carlos de Inglaterra, las que m¨¢s inciden en recordar lo dif¨ªcil que lo tuvo Felipe de Edimburgo al principio de su vida, exiliado de Grecia, huido de Alemania, educado en Escocia, veterano marino en la Segunda Guerra Mundial, novio y esposo de la futura reina. Y c¨®mo fue capaz de inventar para s¨ª mismo un papel imprescindible. Carlos, su hijo, es la figura central para restar rigidez a una figura no siempre entendida del todo. Y los a?os permiten al pr¨ªncipe de Gales (72 a?os) convertir en recuerdo afectuoso la relaci¨®n de dos personas con caracteres distintos. En ocasiones, encontrados. ¡°Adoraba hacer barbacoas. Creo que lleg¨® a convertirlo en una forma interesante de arte. A m¨ª no me dejaba ni acercarme a encender el fuego, enseguida me gritaba para que me alejara¡±, recuerda entre sonrisas Carlos de Inglaterra.
Los dos pr¨ªncipes ¡°desterrados¡± han tenido tambi¨¦n su hueco en el documental. El pr¨ªncipe Enrique ¡ªnieto¡ª, y el pr¨ªncipe Andr¨¦s ¡ªhijo¡ª han centrado sus recuerdos en la parte m¨¢s personal e ¨ªntima, sin que sus comentarios alcanzaran la trascendencia o moraleja de otros miembros de la familia. Enrique calificaba a la pareja formada por sus abuelos de ¡°adorable¡±, y recordaba c¨®mo les divert¨ªa que alguien metiera la pata y estropeara el guion de alguno de los numerosos actos oficiales en los que deb¨ªan de participar. Andr¨¦s se limitaba a recordar todos los deportes que les ense?¨® a practicar su padre. A nadar, a navegar y a conducir.
La figura de Felipe de Edimburgo se humaniza realmente a trav¨¦s de una persona concreta y de una nueva generaci¨®n. La persona es su hija, la princesa Ana, la que m¨¢s se parec¨ªa a ¨¦l y con la que m¨¢s complicidad tuvo. Solo ella se atreve a recordar el rigor, el car¨¢cter y la mordacidad que pod¨ªa llegar a desatar su padre. ¡°Pero sin que hubiera en ella un atisbo de crueldad. Era el modo de comunicar a sus interlocutores que se los tomaba en serio¡±, explica.
La generaci¨®n es la de sus nietos. Zara Tindall hered¨® de ¨¦l su amor al deporte y su esp¨ªritu competitivo. Lady Luisa Windsor ¡ªen su primera entrevista televisiva¡ª describe su pasi¨®n compartida por los coches de caballos. La princesa Eugenia recuerda c¨®mo se intercambiaban sus acuarelas y ¨®leos, en una afici¨®n conjunta por la pintura. Todos recuerdan con pasi¨®n al abuelo, en un documental que no pretenda sacar aristas al personaje, ni complicar la descripci¨®n de su trayectoria vital. Es una familia que recuerda a quien fue central en sus vidas, a pesar de que, como se?ala su hijo Eduardo, ¡°era el hombre al que menos le gustaba salir en primer plano de los que he conocido¡±, y probablemente se habr¨ªa puesto muy nervioso al ver c¨®mo durante una hora se hablaba en exclusiva de ¨¦l.
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