Famoso busca paparazi para hacerse viral
Desde Grimes leyendo a Marx a Ben Affleck y Jennifer L¨®pez posando para recrear im¨¢genes de su pasado, el nuevo consumo de la cultura de la celebridad pide a estrellas que exageren, a¨²n m¨¢s, su vida para captar la conversaci¨®n de redes
El pasado fin de semana unas im¨¢genes de Claire Elise Boucher, la artista conocida popularmente como Grimes, se hicieron virales. Las fotos, cazadas por una agencia de paparazis dedicada exclusivamente a producir im¨¢genes de famosos (Backgrid), no ten¨ªan desperdicio: ah¨ª estaba la cantante, vestida como si saliera de la nueva adaptaci¨®n de Dune, leyendo concienzudamente El manifiesto comunista. Una imagen que ped¨ªa a gritos titulares tan jugosos como el que le dio Page Six, el tabloide estadounidense: ¡°Grimes vista leyendo a Karl Marx tras romper con el hombre m¨¢s rico del mundo, Elon Musk¡±.
La artista, que, efectivamente, ha sido pareja del fundador de Tesla, Elon Musk, con quien tiene una hija, no fue ¡°cazada¡± por los fot¨®grafos. Seg¨²n desvel¨® ella misma en su cuenta de Instagram, todo lo hab¨ªa orquestado en su cabeza para que esa imagen, la de una ex de millonario capitalista leyendo sobre c¨®mo expropiar el capital para el proletariado, acabase precisamente as¨ª, convertida en meme que animase la conversaci¨®n cultural del d¨ªa y en titular andante: ¡°Estaba muy estresada porque los paparazis no dejaron de seguirme durante esta semana, pero luego me di cuenta de que era una oportunidad para burlarme de ellos¡±, escribi¨® en su cuenta.
En su publicaci¨®n, la canadiense aclar¨® que, pese a la ruptura con Musk, sigue compartiendo mansi¨®n con el fundador de Tesla y que de entender la historia como una lucha de clases nada de nada; todo era un gui?o para los usuarios de la red: ¡°Revelaci¨®n total: sigo viviendo con Elon y no soy comunista (aunque hay algunas ideas muy inteligentes en este libro, pero personalmente estoy m¨¢s interesada en la renta b¨¢sica universal descentralizada y radical que creo que podr¨ªa lograrse potencialmente a trav¨¦s de las criptomonedas y los videojuegos, pero a¨²n no he resuelto esa idea lo suficiente como para explicarla. Independientemente, mis opiniones sobre pol¨ªtica son dif¨ªciles de describir porque los sistemas pol¨ªticos que m¨¢s me inspiran a¨²n no se han implementado¡±. Tambi¨¦n oficializaba lo que muchos ya saben, que la nueva cultura del famoso pillado en la calle haciendo algo digno de replicarse sin descanso durante unas horas es una realidad: ¡°Si los paparazis siguen persigui¨¦ndome, tal vez intente pensar en m¨¢s formas de hacer otros memes, ?sugerencias bienvenidas!¡±.
Captar el inter¨¦s del p¨²blico con famosos simulando cosas ¡ªcomo ser gay pero misteriosamente no serlo frente a los focos¨C no es nuevo en la cultura de la fama. Pero s¨ª lo es ir m¨¢s all¨¢ parar poder captar el inter¨¦s de internet en tiempos en los que todo hijo de vecino busca la fama y aprobaci¨®n desde sus propias redes sociales.
Los hay que han perfeccionado esta t¨¦cnica hasta cotas brillantes. Un ejemplo es Ben Affleck y sus relaciones p¨²blicas, que llevan toda una pandemia urdiendo genialidades para animar la conversaci¨®n digital. Si su relaci¨®n con Ana de Armas y sus paseos fueron una de las pocas noticias exentas del odio a famosos en la brecha social que exhibieron aquellas cuarentenas privilegiadas de mansi¨®n, tanto la imagen que simboliz¨® la ruptura ante el mundo ¨Cla del hermano de Affleck ¡®cazado¡¯ lanzando una silueta de cart¨®n de Ana de Armas a la basura¨C o el relato viral que est¨¢ siendo su reencuentro con Jennifer Lopez son todo un ¨®rdago a las nuevas formas de consumo digital. Im¨¢genes plenamente planificadas y con significado simb¨®lico.
Ah¨ª est¨¢ la filtraci¨®n de la estampa que recreaba un fotograma del videoclip Jenny from the block en el que Affleck le daba a la cantante Jennifer Lopez un cachete en un yate o la foto en la que el actor fuma entre risas junto a Lopez por Central Park, que serv¨ªa para enderezar la narrativa de Sad Ben (¡¯Ben, el triste¡¯, as¨ª se conoc¨ªa y se apod¨® al actor en 2018 por varias im¨¢genes en las que aparec¨ªa fumando siempre con aspecto de hombre desgraciado). Los dos ejemplos prueban lo bien que se le da a la pareja infiltrarse y jugar con los s¨ªmbolos de las nuevas din¨¢micas en las relaciones parasociales de internet.
Una ¡°interacci¨®n parasocial¡± describe la sensaci¨®n de conexi¨®n con personajes famosos a los que no conocemos personalmente. Aunque el t¨¦rmino lo inventaron dos soci¨®logos en 1965 (Donald Horton y Richard Wohl) para describir la sensaci¨®n de intimidad con personajes de los medios de comunicaci¨®n pese a la distancia real que nos separa de ellos, el adjetivo parasocial se ha puesto de moda desde hace unas semanas para describir la nueva fase en la que nos encontramos en el consumo de la cultura de la celebridad. Se podr¨ªa decir que el consumo parasocial de los famosos tendr¨ªa una versi¨®n bondadosa, como el ej¨¦rcito de fans del #FreeBritney que, crey¨¦ndose amigos de Britney Spears sin conocerla personalmente, leyeron los supuestos mensajes escondidos de sus publicaciones de Internet para salvar a la cantante de la tutela de su padre. La versi¨®n malvada estar¨ªa en la de los dur¨ªsimos juicios morales sobre el c¨®mico John Mulaney por dejar a su mujer para tener un hijo con Olivia Munn. Y entre medias de todo este asunto, y por las risas de la red, est¨¢ Grimes troleando a los fot¨®grafos.
En la era de las relaciones parasociales, cuando creemos que todos nos conocemos sin habernos visto en persona en la vida y la atenci¨®n cotiza alto en internet, no sorprende que las estrellas de siempre tambi¨¦n se hayan visto arrolladas por el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: exagerarlo todo, voluntariamente y de forma casi sat¨ªrica, para ser el centro del debate y el meme del d¨ªa en internet.
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