Julian Assange y la abogada Stella Moris se casan en la prisi¨®n de Belmarsh
Al enlace entre el fundador de Wikileaks y la letrada, padres de dos hijos, solo pudieron asistir cuatro invitados
Julian Assange y Stella Moris ya son marido y mujer. Tal y como anunciaron hace 10 d¨ªas, la tarde del mi¨¦rcoles el fundador de Wikileaks y la abogada sudafricana contrajeron matrimonio en Belmarsh, la prisi¨®n de alta seguridad brit¨¢nica donde el fundador de WikiLeaks est¨¢ recluido desde su detenci¨®n en 2019 en la embajada de Ecuador en Londres.
¡°No s¨¦ qu¨¦ decir, estoy muy feliz, estoy muy triste, te quiero Julian con todo mi coraz¨®n y me gustar¨ªa que estuvieras aqu¨ª¡±, dijo Moris con l¨¢grimas en los ojos al salir tras la ceremonia de la c¨¢rcel situada al sur de la capital brit¨¢nica. Decenas de seguidores la esperaban con confeti a sus puertas, donde esta joven abogada que se uni¨® a la defensa de Assange en 2011 cort¨® un pastel de boda y brind¨® con los presentes.
El velo de su vestido gris plateado, dise?ado por la brit¨¢nica Vivienne Westwood, que apoya desde hace a?os la causa de Assange, llevaba bordadas palabras como ¡°libre¡±, ¡°tumultuoso¡±, ¡°noble¡±, ¡°salvaje¡±. La legendaria creadora punk de 80 a?os tambi¨¦n dise?¨® una falda escocesa para el novio, en un gui?o a sus ancestros de Escocia.
Assange, de 50 a?os, y Moris, de 38, tuvieron dos hijos en secreto durante los casi siete a?os que el australiano vivi¨® refugiado en la legaci¨®n ecuatoriana en Londres, donde fue detenido en abril de 2019 cuando el presidente Len¨ªn Moreno le retir¨® la protecci¨®n que le hab¨ªa dado en 2012 su predecesor, Rafael Correa. El mi¨¦rcoles, los dos peque?os llegaron a la c¨¢rcel acompa?ando a su madre, tambi¨¦n vestidos con trajes escoceses. Un funcionario del registro civil realiz¨® el enlace, al que solo pudieron asistir cuatro invitados, entre ellos el padre y el hermano del preso y la madre de Moris, y dos testigos.
Moris denunci¨® que las autoridades penitenciarias rechazaron los testigos propuestos ¡ªque son periodistas¡ª y al fot¨®grafo ¡ªque tambi¨¦n trabaja para la prensa¡ª, pese a que iban a asistir ¡°a t¨ªtulo privado¡±. ¡±Quieren que Julian permanezca invisible para el p¨²blico a toda costa, incluso el d¨ªa de su boda, y especialmente el d¨ªa de su boda¡±, escribi¨® en un art¨ªculo publicado por The Guardian, comparando esta ¡°l¨®gica de hacer desaparecer a una persona esperando que sea olvidada¡± con ¡°lo que hac¨ªa la Rusia sovi¨¦tica¡±. Pero los seguidores que se desplazaron hasta las puertas de Belmarsh no estaban dispuestos a olvidar. ¡±Una boda debe ser una celebraci¨®n, pero no lo es realmente en este caso¡±, dijo a la AFP Maureen Lambert, una londinense de 76 a?os, rodeada de pancartas que dec¨ªan ¡°El periodismo no es un crimen¡±.
Assange se ha convertido en caballo de batalla para los defensores de la libertad de prensa, que acusan a Washington de intentar acallar informaci¨®n de seguridad relevante. Pero las autoridades estadounidenses afirman que no es periodista sino pirata inform¨¢tico y puso en peligro la vida de los informadores al publicar los documentos ¨ªntegros sin editar. ¡±Le honramos por su valor e integridad, pero la batalla por la libertad de Julian siempre ha sido mucho m¨¢s que la persecuci¨®n de un editor¡±, asegur¨® entre los manifestantes el periodista estadounidense Chris Hedges, ganador de un Pulitzer. ¡±Es la batalla m¨¢s importante de nuestra ¨¦poca por la libertad de prensa y si la perdemos ser¨¢ devastador no solo para Julian y su familia sino para nosotros¡±, agreg¨®. De ser declarado culpable de espionaje en Estados Unidos, Assange podr¨ªa ser condenado a 175 a?os de c¨¢rcel.
Su defensa, coordinada por el exjuez espa?ol Baltasar Garz¨®n, argument¨® que podr¨ªa suicidarse si se ve¨ªa expuesto al sistema penitenciario estadounidense. Y en un primer momento logr¨® que la justicia brit¨¢nica le diera la raz¨®n, impidiendo la extradici¨®n. Pero el ejecutivo estadounidense recurri¨® y convenci¨® a los jueces de que ser¨ªa recluido en buenas condiciones, con tratamiento psicol¨®gico adecuado, y obtuvo el visto bueno a su entrega.
Assange, de 50 a?os, lucha por no ser extraditado a Estados Unidos, que quiere juzgarlo por la publicaci¨®n en WikiLeaks a partir de 2010 de cientos de miles de documentos secretos, que desvelaron abusos cometidos por el ej¨¦rcito estadounidense en Irak y Afganist¨¢n. La semana pasada, el Tribunal Supremo brit¨¢nico le neg¨® la posibilidad de recurrir su entrega, de la que ahora tiene la ¨²ltima palabra la ministra brit¨¢nica del Interior, Priti Patel.
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