La ca¨ªda de Bel¨¦n
Hay lecturas que hacer sobre el destino de un programa, ¡®S¨¢lvame¡¯, que galvaniz¨® nuestra merienda cat¨®dica y la manera de entender el esc¨¢ndalo, la moral y la informaci¨®n como una misma cosa
Mi director en el exitoso show de televisi¨®n El Desaf¨ªo, Jorge Salvador, amigo desde Cr¨®nicas marcianas, me desafi¨® a ver en su tel¨¦fono el momento terror¨ªfico y viral de la ca¨ªda de Bel¨¦n Esteban en S¨¢lvame, tratando de emular una prueba de Supervivientes junto a su compa?era Lydia Lozano. Ante el grito de ¡°ya¡± de uno de los presentes Bel¨¦n se suelta, con tan mala pata que con el impacto contra el suelo se fractur¨® la tibia y e...
Mi director en el exitoso show de televisi¨®n El Desaf¨ªo, Jorge Salvador, amigo desde Cr¨®nicas marcianas, me desafi¨® a ver en su tel¨¦fono el momento terror¨ªfico y viral de la ca¨ªda de Bel¨¦n Esteban en S¨¢lvame, tratando de emular una prueba de Supervivientes junto a su compa?era Lydia Lozano. Ante el grito de ¡°ya¡± de uno de los presentes Bel¨¦n se suelta, con tan mala pata que con el impacto contra el suelo se fractur¨® la tibia y el peron¨¦, todo reflejado por la c¨¢mara insaciable del programa. La viralidad consiste en ver a la estrella estrellada y con su pie completamente torcido, un momento que aporta un titular de perfecta po¨¦tica amarillista: ¡°La princesa del pueblo por los suelos¡±.
Pero no es cierto: el p¨²blico que sigue y a¨²pa a Bel¨¦n Esteban la asume como un ave f¨¦nix, capaz de levantarse y remontar una y otra vez. En eso se parece al presidente Pedro S¨¢nchez. Lo hizo cuando le cerraron las puertas de Ambiciones, la casa familiar de los Ubrique, con su hija en brazos. Y volvi¨® a hacerlo cuando relat¨® su tr¨¢nsito por el t¨²nel del consumo de estupefacientes y de las infidelidades de sus parejas. As¨ª creci¨® en popularidad y cari?o. Consigui¨® renacer de su propio personaje y acudi¨®, estupenda, a La Resistencia en su nuevo rol de empresaria gastron¨®mica, con todo el encanto de una l¨ªder medi¨¢tica curtida ante las c¨¢maras y el directo. All¨ª demostr¨® que entre sus supervivencias tambi¨¦n estar¨¢ la de sobrevivir a S¨¢lvame.
El resbal¨®n de la ministra Margarita Robles, debido a ese tal¨®n de Aquiles del Ministerio de Defensa que es el CNI, coincidi¨® con la c¨¦lebre ca¨ªda de Bel¨¦n. Y no es una met¨¢fora del hundimiento de S¨¢lvame. Hay lecturas que hacer sobre el destino de un programa que galvaniz¨® nuestra merienda cat¨®dica y la manera de entender el esc¨¢ndalo, la moral y la informaci¨®n como una misma cosa. Naci¨® como un ap¨¦ndice informativo de Supervivientes, el programa estrella de la cadena, y con la suficiente libertad para comentar y celebrar las idas de olla de los concursantes, el grosor de la entrepierna de sus participantes masculinos y de las operaciones de busto de los femeninos. O el desgaste f¨ªsico de sus ilustres participantes como Isabel Pantoja, su hijo Kiko y la madre de su primer hijo, todos invitados a la experiencia hondure?a para regocijo de la cadena. Y de la audiencia. La f¨®rmula de involucrar un programa en el resto de la programaci¨®n fue clave para que Telecinco dominara el consumo de televisi¨®n d¨ªa a d¨ªa, semana a semana, mes tras mes, un a?o tras otro.
En ese dominio, que bien podr¨ªa ser el sue?o de cualquier millonario narcisista tipo Elon Musk o de un l¨ªder populista como Putin, Trump o el propio Berlusconi, propietario de la cadena, Telecinco acostumbr¨® a su p¨²blico a disfrutar del conflicto, la lucha fratricida y el desmembramiento de la unidad familiar como nuevos cimientos de la sociedad y de la telerrealidad. Esa reiteraci¨®n de odios, madres enfrentadas a sus hijos, mujeres llorando por la imposibilidad de hacer cre¨ªbles sus acusaciones de maltrato, terminaron por agotar al paciente y receptivo espectador, que finalmente ya ten¨ªa suficiente men¨² destructivo con la guerra de Ucrania. La audiencia consigui¨® destapar el guion. Y decidi¨® marcharse.
Cada vez que S¨¢lvame pierde share asistimos a una peque?a muerte en directo, algo dif¨ªcil de revitalizar. La cadena se convierte en una ambulancia atestada de voces cr¨ªticas o pretendidamente ¡°salvadoras¡±. ?Casi nadie puede ayudar a una ambulancia en marcha! Pero quiz¨¢s la princesa del pueblo podr¨ªa intentarlo invitando a la reina em¨¦rita a compartir con sus antiguos s¨²bditos en S¨¢lvame c¨®mo se sobrevive al eventual ostracismo, con gastos pagados, que le conceden estos d¨ªas sus afortunados familiares. Ser¨ªan unas peripecias vitales, salvadoras, para una ambulancia en marcha.