?Victoria Federica, al ataque!
Me gustar¨ªa que las revistas relajasen su obsesi¨®n por las herederas y aceptasen nuevas hero¨ªnas como las integrantes de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol femenino. Son goleadoras, juegan con pasi¨®n y han conseguido darle la vuelta a los delirios del cine machista de los a?os setenta, donde un equipo de f¨²tbol femenino era tetas, cachondeo y malos guiones
Puede que las altas temperaturas contribuyan a derretir un poco el efecto Victoria Federica, a quien con tanta insistencia vemos se?alada a convertirse en la heredera de un glamour Borb¨®n que no tiene antecedentes reconocibles. El empe?o por mercadearla como continuadora est¨¦tica del legado familiar, a los 21 a?os, parece agotarla.
?Mira que han pasado cosas en esos 21 a?os! Por ejemplo, el vestido con el que contrajo matrimonio Jennifer Lopez, por fin, con Ben Affleck, tiene tambi¨¦n 21 a?os. Ella dice haberlo comprado en alg¨²n momento, guardarlo y esperar a que la vida y el amor la devolvieran junto a Ben. No solo eso, al casarse con ¨¦l dej¨® de ser Lopez para llamarse Affleck. O sea, pasa a ser completamente estadounidens Juega ya en primera divisi¨®n. Con lo cual, entendemos que Jennifer lo gestion¨® todo bastante bien. Una primera etapa de amor loco, casi salvaje, rodeados de c¨¢maras, diamantes y velocidad. Seguido de un dilatado tiempo de trabajo y aprendizaje, hijos y novios de todo tipo, hasta una leyenda del b¨¦isbol que hab¨ªa estado con Madonna. Todo eso pas¨®, Jennifer supo esperar, porque sab¨ªa que al final se coronar¨ªa en las revistas como se?ora Affleck.
Me gustar¨ªa que las revistas relajasen su obsesi¨®n por las herederas y aceptasen nuevas hero¨ªnas como lo pueden ser las integrantes de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol femenino. Son goleadoras, juegan con pasi¨®n y han conseguido darle la vuelta a los delirios del cine machista de los a?os setenta, donde un equipo de f¨²tbol femenino era tetas, cachondeo y malos guiones. Estas mujeres ya luchan por una Champions que, solo de momento, se resiste.
Poco antes de que las temperaturas se volvieran incendios, mi amigo Georgette me envi¨® un video donde Carlota Casiraghi charla con una editora literaria sobre sus lecturas de verano. Con unas gafas de sol encajadas perfectamente en su cara y una delicada chaqueta veraniega de Chanel, Carlota te atrapa, en su misterio y con su manejo de la voz grave. Esta gente vende fascinaci¨®n mejor que nadie. Y con libros.
Carlota y Victoria Federica son herederas y al menos, comparten lo del parecido con sus madres. Adem¨¢s, hubo un breve momento en que la princesa Carolina y la infanta Elena vivieron un duelo de estilo, casi tan apasionante como una final entre Inglaterra y Espa?a en el f¨²tbol femenino. Carolina llevaba m¨¢s de 21 a?os reinando en solitario en las alturas del glamour y un d¨ªa, en una boda, lleg¨® la infanta Elena vestida por Lorenzo Caprile y apabull¨® a la mam¨¢ de Carlota. Hoy podemos decir que fue una labor de equipo, entre Marichalar y su esposa, el gran gol de los Duques de Lujo, como se les bautiz¨® popularmente. Despu¨¦s, el cese temporal de convivencia como duques de Lugo devolvi¨® a la infanta mosquetera al rutinario mundo de la realeza mezclada con lo ecuestre. Lamentablemente, aquella competencia se adormil¨®, la infanta Elena perdi¨® inter¨¦s en el trabajo de rivalizar con Carolina en elegancia. Regres¨® a los toros con su trenza y su sombrero panam¨¢. Desconocemos si un poquito de lo aprendido con esa experiencia lo transmiti¨® a su hija. Pero, ahora podemos confirmar que Victoria Federica creci¨® en un limbo del glamour del que la rescataron las redes sociales y los editores de revistas.
Mientras su hermana posa aburrida, Felipe Froil¨¢n celebraba sus 24 a?os en Opium, una discoteca de Marbella donde se desarroll¨® un tiroteo que dej¨® cinco heridos. Froil¨¢n sabe de tiros, el mismo se dispar¨® en un pie durante una cacer¨ªa. Su abuela, que todav¨ªa no era em¨¦rita, pronunci¨® una de sus escasas y valios¨ªsimas frases: ¡°Son cosas de ni?os¡±.
Los ni?os Marichalar Borb¨®n necesitan unas vacaciones de s¨ª mismos. Igual el matrimonio Affleck, tambi¨¦n los Grimaldi. Podr¨ªan aprovecharlas para estudiar ese dif¨ªcil equilibrio entre lo que heredas y lo que aportas.
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