Mark Mateschitz, el incierto heredero para el trono de 25.000 millones de Red Bull
El joven, de 30 a?os, es el discreto hijo de Didi Mateschitz, que fund¨® la marca en los ochenta junto a un empresario tailand¨¦s. La sucesi¨®n depende de la decisi¨®n que tome la familia asi¨¢tica, cuyo primog¨¦nito est¨¢ huido de la justicia por homicidio desde hace una d¨¦cada
Cuando el pasado 23 de octubre muri¨® Dietrich Didi Mateschitz, v¨ªctima de un c¨¢ncer de p¨¢ncreas, toda Austria se conmovi¨® ante el fallecimiento del legendario y carism¨¢tico gran jefe de Red Bull. A continuaci¨®n, muchos se formularon una pregunta inquietante y que a¨²n no tiene respuesta. ?Qui¨¦n ocupar¨¢ el trono del imperio de bebidas energ¨¦ticas y, tambi¨¦n, del deporte? ?Su hijo? ?Un rico heredero tailand¨¦s? ?O un ejecutivo sin rostro conocido?
En Austria, todo el mundo sabe que su hijo, Mark, siempre ha sido considerado un posible sucesor, y aunque es obvio que heredar¨¢ una considerable fortuna, calculada en unos 25.000 millones de euros, es poco probable que pueda seguir los pasos de su padre. La raz¨®n es que esa decisi¨®n depende de una poderosa familia tailandesa involucrada tambi¨¦n en la compa?¨ªa, y cuya fortuna se estima en m¨¢s de 26.600 millones de euros, la segunda m¨¢s rica del pa¨ªs asi¨¢tico, seg¨²n Forbes.
La existencia del joven de 30 a?os fue casi desconocida en su infancia y juventud. Creci¨® con el apellido de su madre. Pero despu¨¦s de terminar su carrera de Administraci¨®n de Empresas, el joven comenz¨® a utilizar el apellido de su padre y apareci¨® en puestos de responsabilidad en las ramas de actividad de las empresas de Red Bull. Solo su segundo nombre, Dietrich, recordaba al destacado cofundador del imperio de bebidas, y muchos en su pa¨ªs natal pensaban que crecer¨ªa sin ser observado. Las fotos de ¨¦l son escasas y las entrevistas, todav¨ªa m¨¢s. Seg¨²n algunas informaciones del peri¨®dico austr¨ªaco Kurier, sus compa?eros de clase lo han descrito como ¡°brillante, con muchos intereses y deportista¡±.
Desde principios de 2022, Mateschitz junior forma parte del consejo de la Fundaci¨®n Red Bull Wings for Life, donde la directora de la empresa es su madre, Anita Gerhardter. Desde hace casi cuatro a?os, tambi¨¦n es el director general de la empresa de refrescos, aguas y cervezas Thalheimer Heilwasser GmbH; y en 2021 se convirti¨® en el jefe de la empresa de gesti¨®n Mark Mateschitz Beteiligungs GmbH, con sede en Salzburgo y que posee el 34% de Taurea, otra compa?¨ªa que, a su vez, controla una serie de propiedades del imperio Red Bull.
Aunque la larga y fatal enfermedad de su padre lleg¨® a la opini¨®n p¨²blica tan unos meses antes de su muerte a los 78 a?os, nadie en la empresa hab¨ªa comentado qui¨¦n podr¨ªa ser el sucesor al frente de la compa?¨ªa. Qui¨¦n ser¨ªa el siguiente tras el hombre que tuvo la genial idea de importar desde Tailandia una bebida m¨¢gica que prob¨® en el bar de un hotel de Bangkok cuando era un ejecutivo de una empresa alemana.
Por el momento, Mark Mateschitz no ha dicho palabra sobre su futuro en la empresa que cre¨® su padre por una raz¨®n que se escapa de sus manos. La decisi¨®n de si participar¨¢ en el futuro de Red Bull no es suya: la tomar¨¢ la familia tailandesa Yoovidhya, su propietaria mayoritaria, y, sobre todo, el jefe de clan y empresario Chalerm Yoovidhya. Cuando crearon Red Bull en los a?os ochenta del pasado siglo, Mateschitz se qued¨® con el 49% del negocio. Otro 49% fue para Chaleo Yoovidhya, inventor de aquel energizante brebaje inicial Krating Daeng que fue el germen de Red Bull. El 2% restante recay¨® en Chalerm, su primog¨¦nito. Tras la muerte del padre en 2012, el heredero pas¨® a tener el 51% de las acciones, lo que le otorga ahora el poder.
Pero Yoovidhya, que tiene 72 a?os, tiene un problema: su heredero, Vorayuth, es considerado desde hace 10 a?os como un fugitivo de la polic¨ªa internacional, que lo busca por el homicidio de un agente. Era septiembre de 2012 y el joven ten¨ªa 27 a?os cuando, bajo los efectos del alcohol y la coca¨ªna, atropell¨® con su Ferrari gris al sargento Wichien Klanprasert. El polic¨ªa iba en una moto y hab¨ªa salido esa madrugada tras ser alertado por un robo. Vorayuth Yoovidhya le atropell¨®, Klanprasert se estrell¨® contra la luna del veh¨ªculo, fue arrastrado 100 metros por el coche y falleci¨® en el acto. Ten¨ªa 45 a?os. El joven huy¨® y su padre indemniz¨® a la familia del polic¨ªa con 100.000 d¨®lares, pero desde entonces la Interpol lo busca por todas partes, un hecho que no lo convierte en un sucesor l¨®gico del famoso Didi Mateschitz. Pero la ¨²ltima palabra la tendr¨¢ el clan tailand¨¦s.
Una historia de ¨¦xito
Corr¨ªan los a?os ochenta. Tras un agotador viaje hasta Tailandia, Didi Mateschitz le pide al camarero una bebida que le ayudara a combatir el cansancio producido por el jet lag. Le sirven una copa llena de Krating Daeng, un brebaje local utilizado por los camioneros para mantenerse despiertos en sus largos viajes y que en espa?ol podr¨ªa traducirse como ¡°b¨²falo rojo de agua¡±. Tras beberse el contenido del vaso, Mateschitz qued¨® intrigado por el repentino bienestar que sinti¨® en su cuerpo hasta ese momento agotado y dolorido.
La bebida, adem¨¢s de devolverle una repentina frescura, le abri¨® los ojos para comenzar a dise?ar una idea que se convertir¨ªa en poco tiempo en una obsesi¨®n. ¡°Esto podr¨ªa ser algo bueno para Europa, donde hay tantos ejecutivos estresados y tantos j¨®venes hambrientos de diversi¨®n¡±, se dijo. Despu¨¦s de obtener la licencia para producirla en Austria, el ejecutivo renunci¨®, en 1984, a su cargo en Blendax ¡ªla multinacional de pasta de dientes y productos de higiene donde trabajaba¡ª. Con los ahorros de toda su vida comenz¨® a dar vida a aquella idea que tuvo en Bangkok y fund¨® la empresa Red Bull GmbH junto a dos socios tailandeses.
Su primera experiencia fue aterradora, pero, al mismo tiempo, se convirti¨® en un desaf¨ªo existencial. ¡°No existe un mercado para Red Bull, pero lo crearemos¡±, afirm¨® entonces. La oportunidad lleg¨® cuando un amigo publicista le comunic¨® que hab¨ªa creado el eslogan ideal para su bebida: ¡°Red Bull te da alas¡±. En 1987 comenzaron a venderse las primeras latas y la compa?¨ªa comenz¨® a volar, con cuotas de crecimiento que se acercaban al 200% al a?o. Las cifras que arroj¨® en 2013 hablan por s¨ª mismas: 5.300 millones de latas vendidas en 166 pa¨ªses y un volumen de negocio de m¨¢s de 5.000 millones de euros. En 2021, Red Bull lleg¨® a vender 10.000 millones de latas.
Muchos analistas han intentado descifrar el secreto del incre¨ªble ¨¦xito de Red Bull y casi todos han llegado a la conclusi¨®n de que Dieter Mateschitz fue todo un genio a la hora de promocionar y comercializar su bebida m¨¢gica, que energiza los m¨²sculos, reactiva el coraz¨®n y espabila el cerebro. Pero sus efectos no son el ¨²nico secreto del ¨¦xito. Gracias a su eslogan, ¡°Red Bull te da alas¡±, el empresario austriaco logr¨® transmitir a los consumidores una forma diferente de enfrentar la vida y sus desaf¨ªos. Les inculc¨® que Red Bull significa libertad, independencia y que un sorbo despierta los deseos de triunfar. En otras palabras, supo hacer ver al consumidor que todo aquel que lo bebe est¨¢ condenado a tener ¨¦xito. Quien tome las riendas de su legado, y si tambi¨¦n tendr¨¢ ¨¦xito, es una pregunta a¨²n por responder.
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