Red Bull se queda sin su principal impulso
Dietrich Mateshictz, propietario del 49% de la compa?¨ªa de bebidas y promotor de su presencia en la F1, muere a los 78 a?os
Dietrich Mateschitz fue un genio del marketing cuya historia est¨¢ a la altura del imperio que cre¨®, alrededor de la silueta de un b¨²falo rojo que tiene las cualidades de revitalizar a cualquiera que beba de una de sus latas. La cara m¨¢s visible de Red Bull y su copropietario (posee un 49% de la empresa) falleci¨® este s¨¢bado a los 78 a?os al no poder superar un c¨¢ncer que sufr¨ªa desde hace ya tiempo. De esta forma, el gigante energ¨¦tico pierde a su principal impulso. La noticia la dio a conocer la escuder¨ªa de F¨®rmula 1 de la compa?¨ªa que este fin de semana compite en el Gran Premio de Estados Unidos, dos semanas despu¨¦s de que Max Verstappen celebrara la sexta corona mundial para el equipo. A diferencia de lo que ocurre en otras sociedades, en las que las decisiones se toman de forma mucho m¨¢s coral, la influencia de Mateschitz en la agresiva pol¨ªtica de expansi¨®n de la imagen de la marca siempre fue enorme, circunstancia que lleva a pensar que tambi¨¦n lo ser¨¢ el vac¨ªo que deja.
El austr¨ªaco, que naci¨® en Estiria en mayo de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, fue hijo de una pareja de profesores de primaria. Se gradu¨® en marketing en 1972 por la Universidad de Negocios y Econ¨®micas, antes de pasar por Unilever y Blendax, una filial de productos cosm¨¦ticos de Procter & Gamble. En un viaje a Bangkok en 1984, el ¡®jet lag¡¯ le peg¨® fuerte. Para combatirlo, a Mateschitz le recomendaron el Krating Daeng, un brebaje de un farmac¨¦utico local llamado Chaleo Yoovidhya, con efectos revitalizantes y un sabor muy especial, distinto a todo lo que hab¨ªa probado antes. El impacto que tuvo en ¨¦l fue tal que le llev¨® a asociarse con Yoovidhya. En 1987 ambos fundaron Red Bull [b¨²falo rojo, que es la traducci¨®n al ingl¨¦s de Krating Daeng] y pusieron en marcha una ambiciosa expansi¨®n basada en dos pilares: el sabor y propiedades del producto de Yoovidhya, con ligeros retoques para adaptarlo a los paladares occidentales, y las bases de la filosof¨ªa del marketing de Mateschitz. A partir del desembarco en Europa a trav¨¦s de Austria, y despu¨¦s su propagaci¨®n al resto del mundo, Red Bull se ha convertido en uno de los s¨ªmbolos m¨¢s simb¨®licos de la globalizaci¨®n moderna, y en un ejemplo que se estudia en la mayor¨ªa de universidades de comunicaci¨®n.
A partir de esa idea de crear su propio relato en vez de invertir en las f¨®rmulas de publicidad m¨¢s tradicionales, y de promover acciones de lo m¨¢s salvajes vinculadas siempre a lo extremo, la huella de la marca ha crecido exponencialmente en el espectro del deporte a lo largo de las tres ¨²ltimas d¨¦cadas. Uno de sus principales brazos de fuerza es su divisi¨®n de F¨®rmula 1, una bicefalia formada por Red Bull y Alpha Tauri, en el que el segundo se concibe, sobre el papel, como vivero de pilotos para el primero. La compra de Jaguar en 2004 fue el punto de partida sobre el que trabajaron tres pilares: el expiloto Christian Horner como responsable ejecutivo del nuevo Red Bull, Adrian Newey como mandam¨¢s del ¨¢rea t¨¦cnica y Helmutt Marko, tambi¨¦n ex corredor, como principal asesor deportivo de Mateschitz. Juntos promovieron el Red Bull Junior Team y adquirieron una segunda formaci¨®n, Minardi (2005) para que los chavales se foguearan. Sobre las bases de Jaguar y con muchos millones se edific¨® una de las principales potencias de la F1 moderna, validada esta impresi¨®n por la impresionante hoja de servicios de Sebastian Vettel, tetracampe¨®n del mundo entre 2010 y 2013, y por el propio Verstappen, proclamado bicampe¨®n en el Gran Premio anterior (Jap¨®n), hace solo 15 d¨ªas.
¡°Mateschitz fue una persona muy inspiradora. ?l, su visi¨®n y su pasi¨®n es la raz¨®n por la que estamos aqu¨ª y por la que tengamos dos estructuras¡±, declaraba Horner, este s¨¢bado, desde Texas. ¡°Es importante reconocer todo lo que ha aportado, y no solo al mundo del deporte, sino mucho m¨¢s all¨¢ de ¨¦l¡±, remach¨® el dirigente.
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