Mis s¨¦ptimos Premios Icon
Lo que mola de los galardones que entrega la revista es comprobar c¨®mo la masculinidad no deja de oscilar en este mundo en constante cambio
Noviembre se ha convertido en el mes de los premios de las revistas. Un amigo muy conectado de Barcelona y que aparece en First Class, una de las apuestas de Netflix para indagar el universo de los instagramers cuando no posan, me explic¨® en una cena en el hotel Majestic que estas veladas de premios sirven tanto para hacer promoci¨®n como para absorber los presupuestos de publicidad. Quise indagar m¨¢s, pero mi fuente empez¨® a manifestar incom...
Noviembre se ha convertido en el mes de los premios de las revistas. Un amigo muy conectado de Barcelona y que aparece en First Class, una de las apuestas de Netflix para indagar el universo de los instagramers cuando no posan, me explic¨® en una cena en el hotel Majestic que estas veladas de premios sirven tanto para hacer promoci¨®n como para absorber los presupuestos de publicidad. Quise indagar m¨¢s, pero mi fuente empez¨® a manifestar incomodidad y se?ales inequ¨ªvocas de inquietud laboral.
Cierto o no, en noviembre se acumulan fiestas y premios. Si no las presento, las esp¨ªo como invitado. Como en los premios Mujerhoy, que condujo impecable y formal Nieves ?lvarez. A Eugenia Mart¨ªnez de Irujo la presentaron como broche de oro y recogi¨® su premio Mujerhoy 2022, preocupada por el medio ambiente y el cuidado de los animales. Lo dedic¨® a su hija Tana. ¡°Mi mejor joya¡±, dijo. Y a su marido, Narc¨ªs Rebollo: ¡°Porque sin ninguno de los dos podr¨ªa estar aqu¨ª¡±. Aristocracia, amor y joyas, un tri¨¢ngulo perfecto.
La noche de los premios Icon result¨® m¨¢s iconoclasta, con m¨¢s desparpajo y menos formalidades. Mientras esperaba en el camerino sent¨ª un poco de nostalgia. Siempre con una convocatoria alucinante, espacios sorprendentes, premiados de todo rango, rasgos y valores. Una vez, en la Embajada de Francia en Madrid, la algarab¨ªa de los presentes fue tal que Jean Paul Gaultier subi¨® la voz en su idioma para aquietar a la enfebrecida audiencia. En otra ocasi¨®n, antes de la pandemia, la Real F¨¢brica de Tapices se colaps¨® con la afluencia de p¨²blico joven. El premiado principal era Dries Van Noten, un dise?ador belga asombrosamente serio que no dejaba de dibujar en su rostro se?ales de temor. En otra de las entregas, conoc¨ª a C. Tangana y sent¨ª la excitaci¨®n, que cre¨ªa perdida, ante el erotismo y el talento. Y tambi¨¦n sent¨ª ternura y continuidad cuando Almod¨®var entreg¨® el premio Icon de la M¨²sica a Rosal¨ªa.
?Qu¨¦ pueden ver en m¨ª los premios para mantenerme como presentador? Debe ser esa vena historicista que tambi¨¦n identifica a la publicaci¨®n. Ese punto que les gusta tanto a los de la moda, a los creativos, de pendular entre la tradici¨®n y lo arriesgado. Es lo que mola de estos premios: comprobar c¨®mo la masculinidad no deja de oscilar en este mundo en constante cambio.
El sal¨®n de fiestas del hotel Edition es como una bo?te minimalista, con satinadas paredes de color piel que alguien se atrevi¨® a llamar ¡°tono prepucio¡±, dando ese rollo acogedor donde se vuelve fantas¨ªa ver a uno de los entregadores derretirse delante de R¨®is¨ªn Murphy, premiada y vestida de color escarlata y flecos. Recibir besos de varones tan genuinos y asumidos como Xavi Serrano, modelo ganador, o el mago que abri¨® la noche, John Steiner. Y tambi¨¦n del actor revelaci¨®n, Manu R¨ªos, de quien escuch¨¦ suspirar que ¡°tiene los ojos del novio de Candy Candy¡±. Pod¨ªa ver las caras de curiosidad en la mesa de autoridades, donde estaban Rosauro Varo y Miguel Barroso. Al final de acto, confesaron la sensaci¨®n de estar vestidos poco apropiados ante el desfile de vanguardia canc¨¢n de los asistentes. ¡°Represent¨¢is la heterosexualidad perdida¡±, sintetic¨¦, atrevido. Fueron los primeros en jalear a Mariscal cuando conjug¨® las palabras ¡°Icon¡± y ¡°co?o¡± como solo un maestro puede hacerlo.
Bravo por el d¨²o Hidrogenesse, ataviados como Marlene Dietrich de andar por casa. Una tendencia entre queers de cierta edad (se lo vi a Carlos Areces en el concierto de Ojete Calor), recuperando a Marlene como icono y al velo tuneado como accesorio chic. Hugo Silva gana mucho, tanto de cerca como con los a?os. Igual que el director Albert Serra, que tiene el desali?o de una noche loca en el Chateau Marmont. O el mism¨ªsimo Manuel Jabois, celta y casi tan sexy como lo que piensa.