Manuel Jabois: ¡°Ni por 100 millones dejar¨ªa de escribir¡±
El periodista recopila una d¨¦cada de columnas en ¡®Hay m¨¢s cuernos en un buenas noches¡¯
En Hay m¨¢s cuernos en un buenas noches (Pepitas), Manuel Jabois (Sanxenxo, Pontevedra, 43 a?os), periodista de este diario, recopila una d¨¦cada de columnas sobre los tres grandes temas, a saber: amor ¡ªes decir, abuelos, parejas, amigos, despedidas¡ª; f¨²tbol ¡ªo sea, ilusi¨®n, mitolog¨ªa y un poco de tenis¡ª y periodismo ¡ªtodo lo dem¨¢s¡ª. La que da t¨ªtulo al libro la escribi¨® en el m¨®vil, de camino a una cobertura en su faceta de agente doble: columnista y reportero. Son casi 400 p¨¢ginas llenas de trucos de magia. Parece que est¨¢ hablando de una cosa, y hacia el final de la columna se descubre que era sobre otra, y en los primeros p¨¢rrafos el lector puede re¨ªr o emocionarse, pero la ¨²ltima l¨ªnea provoca siempre la misma reacci¨®n: esa sonrisa de asombro y admiraci¨®n que dejan los magos al adivinar tu carta. Son, sobre todo, esos cierres ¡ª¡°Crecer es siempre una traici¨®n¡±; ¡°Un hombre compr¨® el sol; el otro compr¨® el mar¡¡±¡ª donde se juntan la poes¨ªa y la prosa, la literatura y el periodismo.
Pregunta. En una de sus columnas enumera sus aficiones de ni?o: ganchillo, calceta, culebrones y hacer peri¨®dicos caseros. Dec¨ªa Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez: ¡°Escribo para que me quieran¡±. ?Y Manuel Jabois? ?Por qu¨¦ es periodista y no el nuevo Carlos Matas?
Respuesta. Hay algo de verdad en eso, escribes para que te quieran. Se necesita un punto de vanidad para pensar que lo que escribes lo tienen que leer otros. Yo nunca he escrito para m¨ª, para sacar mis demonios o como forma de terapia. Escribo para que me lean y supongo que al querer que me lean, quiero que me quieran.
P. ?Es ese el mayor riesgo del columnista, intentar agradar a todo el mundo o querer gustar siempre a los mismos?
R. Querer gustarle siempre a los mismos es la forma m¨¢s f¨¢cil de disgustar tambi¨¦n siempre a los mismos y te convierte en un esclavo de las opiniones de los dem¨¢s. Antes los intu¨ªas, pero ahora te escriben por redes y piensas: ?Hasta cu¨¢ndo va a durar nuestro romance? ?Hasta el momento que discrepe de ti? Mucha gente dice algo que pretendiendo ser un halago, da bastante miedo: ¡°Consigues poner las palabras exactas de lo que yo pienso¡±. Pero llega el d¨ªa en que no coincides, y curiosamente ese es el d¨ªa en que dejas de ser independiente porque te has vendido a no s¨¦ qui¨¦n. Independencia es escribir lo que piensas. Y hay que desconfiar mucho m¨¢s del halago que del insulto.
P. Y en el columnismo en general, ?nota que algunos escriben lo que se espera de ellos?
R. S¨ª, muchas veces se me quitan las ganas de leer a determinadas personas, no solo columnistas, porque no me creo que despu¨¦s de llamar payaso a alguien en Twitter vayan a ser muy rigurosos en sus textos sobre ese a quien han llamado payaso. Y eso pasa en deportes, en pol¨ªtica y en todo.
P. Esa canci¨®n preciosa en un ¨¢lbum de mierda va de renunciar a fingir. Tambi¨¦n de querer ser mejor persona. ?Escribir ayuda a eso?
R. Esa es una de las columnas que m¨¢s me gustan. Al escribir tienes que pararte, articular el pensamiento y eso te ayuda a ser mejor persona. Cuando he escrito en caliente, enfadado, al d¨ªa siguiente no estoy muy orgulloso, aunque esa contundencia haya sido muy aplaudida. Me he arrepentido a veces de ser duro o injusto. Y he visto c¨®mo en un grupo alguien dice algo bueno de un pol¨ªtico o de quien sea y otro dice lo contrario y esa persona primero se justifica ¡ª¡°bueno, me gust¨® ese d¨ªa¡±¡ª y luego cambia de opini¨®n. Viene una tropita de la cual quieres formar parte por cari?o, reconocimiento¡ y cambias. Woody Allen dice que esa ausencia de criterio o de principios es el embri¨®n del fascismo.
Me lo paso mucho mejor discutiendo con mis amigos de derechas¡±
P. ?Eso ha ido a m¨¢s con las redes sociales? ?Hay que ser m¨¢s valiente para opinar?
R. Forma parte de una din¨¢mica de grupos, poca gente se atreve a estar sola o a decir algo que le pueda dejar sola.
P. Se parece al colegio, ?no?
R. S¨ª, son maniobras de bullies. El que quiere sumisi¨®n, el que piensa que compa?¨ªa es estar con gente que piense lo mismo de las mismas cosas, cuando la buena compa?¨ªa siempre ha consistido en discutir, en confrontar. Yo lo paso muy bien con todos mis amigos, pero me lo paso mucho mejor discutiendo con mis amigos de derechas, principalmente, porque hay algo que yo no s¨¦ si tengo: la raz¨®n. Hay ciertos ambientes en los que iniciar una discusi¨®n es una declaraci¨®n de guerra. Yo siempre lo he visto como una declaraci¨®n de amistad: si me digno a discutir contigo es porque somos algo m¨¢s que desconocidos, nos importamos el uno al otro.
P. El periodismo adem¨¢s, suele obligar a mostrar el gris, casi nunca algo es blanco o negro, de buenos muy buenos y malos muy malos. ?Tiene la sensaci¨®n de que le obligan a elegir bando constantemente?
R. A m¨ª no porque soy bastante viejo. Pero hay gente m¨¢s joven muy preocupada por lo que se dice de ellos. Yo utilizo Twitter para colgar mis textos y para dar las gracias a la gente que los lee o que compra mis libros. Si no, no estar¨ªa en Twitter. En esa red, he llegado a ver a gente acus¨¢ndote de lo que dicen tus entrevistados o tratar tu opini¨®n como la opini¨®n ¡°de EL PA?S¡±, es decir, no distinguir una columna de un editorial.
Las columnas sobre pol¨ªtica caducan a las dos semanas. El amor es un asunto inacabable del que se seguir¨¢ hablando dentro de 300 a?os¡±
P. Cuenta que tiene en Google Alerts la palabra ¡°amor¡±. ?Qu¨¦ tipo de cosas encuentra ah¨ª?
R. (R¨ªe) Eso es una broma, pero me gusta mucho escribir sobre relaciones humanas. El amor es un asunto transversal e inacabable del que se seguir¨¢ opinando y escribiendo dentro de 300 a?os. Al hacer la selecci¨®n de los art¨ªculos, los de actualidad dura hab¨ªan caducado aunque en su momento fueran virales, los otros no.
P. ?La pol¨ªtica envejece peor en la opini¨®n?
R. S¨ª porque adem¨¢s se renueva cada dos por tres y que se renueve no significa necesariamente que se regenere, a veces lo que hace es degenerarse.
P. ?Tiene un primer lector o lectora, alguien a quien le ense?e lo que escribe antes de que se publique?
R. Tengo varios primeros lectores, aunque intento no molestar mucho. Soy muy inseguro y depende del tema.
P. ?Qu¨¦ temas le hacen consultar o dudar m¨¢s?
R. Feminismo, por ejemplo. Me he criado entre mujeres, pero siempre voy a escribir desde el punto de vista de un hombre y eso ya comporta una serie de expresiones adquiridas o tics muy incrustados de los que no soy consciente. Tambi¨¦n consulto mucho los temas de pol¨ªtica y en general sobre los temas en los que no estoy muy puesto, que son casi todos. Tengo la suerte de trabajar en un peri¨®dico y poder llamar a quien lleva el d¨ªa a d¨ªa.
P. ¡°Prefiero haber escrito que escribir¡±. ?C¨®mo es ese rato entre que env¨ªa la columna hasta que se publica y un mont¨®n de desconocidos se enteran de lo que piensa?
R. La emoci¨®n del principio se va perdiendo poco a poco, igual que es irrecuperable la sensaci¨®n de las primeras veces, pero s¨ª conservo la agitaci¨®n. Al d¨ªa siguiente me despierto siempre a las siete de la ma?ana, voy a la web de EL PA?S, veo la columna ah¨ª y pienso: ¡°Qu¨¦ guay¡±. Y hay comentarios que son verdaderas joyas. Escrib¨ª sobre el analfabetismo sin conocer a nadie que fuese analfabeto y me escribi¨® una persona cont¨¢ndome que su abuela era analfabeta, que cuando su marido muri¨® mont¨® una tienda y que todo el mundo la enga?aba con las cuentas. Ese comentario era mejor que cualquier columna que yo pueda escribir porque hablaba desde la experiencia que yo no ten¨ªa. La sensaci¨®n de haber escrito es maravillosa, la de empezar a escribir es m¨¢s jodida. Yo pienso mientras escribo, es cuando se encienden las luces. Con la ficci¨®n me pasa parecido, pero sumado a la inseguridad. Todav¨ªa no me lo termino de creer del todo: no estoy seguro de poder escribir una tercera novela y en cambio s¨ª s¨¦ que puedo escribir otra columna o reportaje.
P. Las columnas provocan una relaci¨®n distinta con los lectores. Uno de ellos le escribi¨® un d¨ªa: ¡°No s¨¦ morirme¡±¡
R. Me encanta cuando pasan esas cosas. Alejandro Sevillano me escribi¨® esa carta tan bonita cuando le quitaron el carn¨¦ de conducir [entonces ten¨ªa 85 a?os]. Fui a Valladolid a verlo y comimos juntos. Ojal¨¢ lea esta entrevista porque perd¨ª su tel¨¦fono y me gustar¨ªa recuperar el contacto.
Tengo muchas m¨¢s dudas ahora que antes. Mucho m¨¢s miedo a expresar mi opini¨®n¡±
P. ?Qu¨¦ otros mensajes de lectores recuerda?
R. En la feria del libro vino una pareja que estaba en su primera cita y acababa de descubrir que los dos me le¨ªan. Me pidieron una dedicatoria y les puse algo as¨ª como que seguro que habr¨ªa una segunda, un poco Sobera en First Dates (r¨ªe). En la feria anterior otra pareja me dijo que se hab¨ªan conocido discutiendo sobre m¨ª: uno era hater y el otro me le¨ªa o al rev¨¦s y discutiendo empezaron a tontear¡
P. ¡±Me gusto m¨¢s de viejo que de joven¡±. ?En qu¨¦ ha cambiado?
R. Tengo muchas m¨¢s dudas que antes, mucho m¨¢s miedo a expresar mi opini¨®n. Creo que es porque ahora me hago mejores preguntas, soy m¨¢s consciente de lo ignorante que soy. Nunca voy a ser un intelectual, no he pisado la universidad, pero creo que soy un tipo que sabe comunicar desde el mismo nivel de la gente. En el Diario de Pontevedra s¨ª hab¨ªa algo de: ahora os voy a contar lo que pasa en Ir¨¢n, y a lo mejor acababa de buscar en Google d¨®nde estaba. Los d¨ªas que no iba internet en ese peri¨®dico ten¨ªa que escribir de los dedos que ten¨ªa en la mano.
La primera columna que hice para el ¡®Diario de Pontevedra¡¯ no sali¨®. Me la censuraron, y menos mal¡±
P. ?Cu¨¢ntos a?os ten¨ªa entonces?
R. Ten¨ªa 19 cuando empec¨¦ a trabajar en el Diario de Pontevedra y 20 cuando me dieron la columna. La primera no sali¨®, me la censuraron porque estaba llena de tacos y menos mal. Seguramente habr¨ªa que haber censurado algunas m¨¢s. Nadie con 20 a?os puede tener una columna, pero aquello era un ejercicio: a veces hac¨ªa poemas en prosa, cuentos¡ Recuerdo una de una chica que se iba convirtiendo poco a poco en caldo¡
P. Eso es muy Mill¨¢s, ?no?
R. ?S¨ª! Hab¨ªa mucha influencia de Mill¨¢s y mucha influencia de Jos¨¦ Luis Alvite, que era un maestro absoluto de la frase, las mejores met¨¢foras que he le¨ªdo en mi vida. Tambi¨¦n de Nacho Mir¨¢s. Yo le¨ªa todo lo que pod¨ªa y todo lo que pod¨ªa lo copiaba.
P. Hay muchas columnas sobre la hipocres¨ªa, como si tuviera un radar espec¨ªfico para la impostura. Y ah¨ª s¨ª se enfada¡
R. Detesto la hipocres¨ªa del que est¨¦ en una determinada posici¨®n y finge estar en otra para ser guay. La columna de la ministra noruega que se sube a una patera y la del mono de obra de Ralph Lauren por 680 euros van de lo mismo: tratar de serlo todo, vivir en un ¨¢tico y pretender que te miren con el respeto que se mira al obrero. Yo no tengo un discurso anti-ricos, pero nunca entender¨¦ por qu¨¦ el que tiene 10 millones quiere 100. ?Es tan importante tener cuatro barcos? Los que se oponen al impuesto a las grandes fortunas, ?saben de qu¨¦ est¨¢n hablando?
P. Se opone a ese impuesto mucha gente que no tiene esos millones.
R. Nadie de los que protesta tiene esos millones o muchos de los que los tienen no protestan. Jon Rahm dec¨ªa hace unos d¨ªas: ¡°El dinero es genial, pero ?cambiar¨¢ mi vida si consigo 400 millones?¡±. Ha ganado lo suficiente para dejar de jugar al golf, pero no dejar¨¢ de hacerlo porque es lo que le divierte. Yo no dejar¨ªa de escribir aunque me tocase El Gordo porque es lo que me da la vida, ir por Pontevedra y que una persona me pare y saque una columnita m¨ªa de su cartera y te cuente la historia asociada a ella; meterte con tus libros o tus art¨ªculos en la vida de tanta gente, o simplemente, entretenerla. Ni por 100 millones dejar¨ªa de escribir, lo digo con el coraz¨®n en la mano.
Con 18 a?os dej¨¦ de estudiar. No sab¨ªa qu¨¦ hacer. No lo pas¨¦ bien. Escribir le ha dado sentido a mi vida, la ha vertebrado¡±
P. Volvemos al principio: escribe para que le quieran...
R. Escribir le ha dado todo el sentido a mi vida. Con 18 dej¨¦ los estudios. Estuve un a?o sin hacer nada. Era el vac¨ªo total y no lo pas¨¦ bien. Pero de repente la escritura empez¨® a vertebrarlo todo, de una manera natural y lenta: mis relaciones personales, familiares¡ todo eso se ha vertebrado escribiendo y escribi¨¦ndoles a ellos.
P. Para que le entiendan...
R. S¨ª, incluso para camuflarme. Hay muchas etiquetas, creo que no quepo en ning¨²n g¨¦nero m¨¢s: los cursis, los pijiprogres, los cipotudos, los columnistas gallegos, los malasa?eros. Lo ¨²nico que puedes hacer contra eso, o a favor de nuevas etiquetas, es escribir.
P. Un cipotudo no escribe columnas sobre su abuelo.
R. No tengo ni idea de lo que hace o deja de hacer. Las columnas son transparentes. No puedes estar toda la vida siendo el mismo, no al menos entre los 20 y los 40 a?os. Y es bonito ese esfuerzo que hacen algunos al leerte para conocerte, para saber qui¨¦n eres, pero tambi¨¦n me gusta mucho despistar al que no me lee.
P. Le dedica el libro a su amigo David Gistau, fallecido en 2020. ?Qu¨¦ aprendi¨® de ¨¦l?
R. David ten¨ªa una ideolog¨ªa diferente a la m¨ªa. Siempre le he considerado una especie de hermano mayor al que rendir cuentas por lo much¨ªsimo que me ayud¨®. Eso me ense?¨® a escribir con mucho respeto de las cosas con las que no estaba de acuerdo, o que aborrec¨ªa, tambi¨¦n de las personas que defend¨ªan ideas contrarias a las m¨ªas, y a saber que nunca se tiene la raz¨®n del todo.
P. ?En qu¨¦ cosas deber¨ªan ponerse de acuerdo siempre dos personas?
R. En la convivencia. En que si eres de una raza, religi¨®n o identidad sexual diferente tengas los mismos derechos que el otro; en que el otro viva la vida con la misma libertad que t¨². Se tumban l¨ªneas rojas con impunidad en terrenos que nadie discut¨ªa. Un tipo cruza el Estrecho muerto de hambre y de sed, dejando atr¨¢s a su familia, llega a la playa y una voluntaria de Cruz Roja lo abraza. ?Puede haber debate sobre eso? Aqu¨ª lo hubo. Una dijo no s¨¦ qu¨¦ de los pechos y sali¨® gente a decir que era la imagen de Occidente rindi¨¦ndose.
P. ?Y por qu¨¦ ocurre eso?
R. Porque hay mucha gente que antes no ten¨ªa herramientas para mostrar su mezquindad y ahora s¨ª las tiene: desde redes sociales a partidos pol¨ªticos que aplauden o fomentan memeces. Se pretende legitimar la maldad de siempre, la de re¨ªrse del d¨¦bil, la maldad de los cobardes.
P. ?Por qu¨¦ no somos mejores?
R. Lo somos. Lo que pasa es que el progreso provoca reacci¨®n. ?Cuando deja Vox de ser machista? Cuando no se contempla que pueda haber una denuncia falsa si es un inmigrante el que ha agredido a una mujer.
Tenemos much¨ªsimo cuidado con el efecto llamada sobre los suicidios, pero no con el efecto llamada de la extrema derecha¡±
P. Para Vox la violencia no tiene g¨¦nero, pero s¨ª tiene raza.
R. Ser¨¢ que es m¨¢s f¨¢cil evitar que entren inmigrantes que ponerse a expulsar feministas.
P. ?Y por qu¨¦ ha calado su discurso?
R. Por muchas razones, pero hay una que me cae m¨¢s cerca: los medios. Tenemos much¨ªsimo cuidado con el efecto llamada sobre los suicidios, pero no con el efecto llamada de la extrema derecha que provocan diciendo barbaridades, a veces solo por el placer de ver la reacci¨®n de las buenas almas. Es el tercer partido del Congreso. Hay que informar de ellos, pero sin participar en los debates que ellos proponen, sin comprarles la agenda, sin discutir si el planeta se calienta o no.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.