Un ¡®hit¡¯ aut¨¦ntico
Entiendo que Shakira est¨¢ que trina y no me parece desafinado que utilice el nombre de la nueva novia de su ex para crear una de las mejores frases de la canci¨®n
Cuando ya no se pod¨ªa especular m¨¢s con el desahogo por escrito del pr¨ªncipe Enrique llega la princesa del pop, Shakira, con su nuevo hit y nos deja patidifusos. Es otro buen desahogo. Ambos est¨¢n en todo su derecho y, adem¨¢s, son ¨¦xitos comerciales. Todo cuenta en cantidades grandes. Enrique vendi¨® mill¨®n y medio de libros en el primer d¨ªa de lanzamiento y, en mi piscina, una de mis compa?eras nadadoras me dijo que la nueva canci¨®n de Shakira llevaba m¨¢s de 25 millones de reproducciones. Ah¨ª tiene todo el sentido eso que canta de que ¡°ahora las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan¡±.
Aunque no comparto ese menosprecio que le hace al Twingo, nuestro coche de juventud, estoy con Shakira: su desahogo y su ajuste de cuentas. ?Qu¨¦ bien que las tres canciones le hayan reportado 18 millones de d¨®lares! Adem¨¢s, no alarga su relaci¨®n con la Hacienda espa?ola porque tributar¨¢ en Estados Unidos. Entiendo que Shaki est¨¢ que trina y no me parece desafinado que utilice el nombre de la nueva novia de su ex para crear una de las mejores frases de la canci¨®n. En realidad, no es nada nuevo que una diva o divo emplee una copla, una balada o reguet¨®n para cantarle las cuarenta a su excompa?ero sentimental y decir sin tapujos lo que piensa de ¨¦l y de la separaci¨®n. Lo hizo, magistralmente, Roc¨ªo Jurado con Pedro Carrasco, con el c¨¦lebre cl¨¢sico, de Manuel Alejandro, Ese hombre. La leyenda cuenta que el compositor le pon¨ªa una foto, peque?a, no de pasaporte, pero casi, del ex para que La m¨¢s grande soltara lo m¨¢s grande.
Isabel Pantoja tambi¨¦n emplea sus canciones para dirimir sus estados de ¨¢nimo y zanjar debates que son de car¨¢cter nacional. Durante su caudalosa vida p¨²blica, sus conciertos han sido aut¨¦nticas terapias de grupo y epicentros de un desahogo m¨¢s grande que la vida. Es posible que Shakira, que vivi¨® 12 a?os junto a Piqu¨¦ y junto a nosotros, haya somatizado esta corriente sentimental de nuestras emocionad¨ªsimas divas del pop y de la prensa del coraz¨®n. Pero como es latinoamericana lo sabe explotar online y, sobre todo, dolarizarlo. Es lo mejor de esta venganza. No hay mejor poema que el que viene del dolor, del desprecio, de lo roto. Julio Iglesias pareci¨® encauzarlo as¨ª tras su primer divorcio y suscit¨® ese debate que ahora se repite con Shakira.
Si Diana de Gales hubiera sido cantante, en vez de princesa, casada con un hombre que no la amaba, habr¨ªa encontrado otra forma de desahogarse que nos habr¨ªa dejado igual de petrificados. En realidad, la encontr¨® y fue a trav¨¦s de aquella c¨¦lebre entrevista del programa Panorama. All¨ª, con su mirada de Bambi amenazador, Diana dijo lo de que en su matrimonio eran ¡°tres, un poquito atestado¡±. Ahora, tras la publicaci¨®n de En la sombra, el bien documentado libro autobiogr¨¢fico de su hijo menor, muchos se jactan de vaticinar todo tipo de augurios, tanto sobre la ceremonia de coronaci¨®n como sobre el reinado de ese hombre propenso al l¨ªo y a la insatisfacci¨®n, hasta con los tinteros reales, que es Carlos III.
No me canso de defender que el libro no va a acabar con nada, m¨¢s bien reactivar¨¢ una familia que sobrevive gracias a la generosidad de los contribuyentes y tambi¨¦n por su capacidad de transformar estos esc¨¢ndalos en vitaminas. Una vez m¨¢s, estamos ante la monarqu¨ªa brit¨¢nica y, una vez m¨¢s, estamos viendo como ella misma se hace un lifting. Para m¨ª, eso es el libro de Enrique: col¨¢geno. Adem¨¢s de una lectura que tiene todo el material para ser un ¨¦xito de la industria del entretenimiento y que, como la canci¨®n de Shakira, marque a una generaci¨®n: todo vale y hay que ponerlo en un libro, en una canci¨®n o en un r¨¦quiem.
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