I?aki Urdangarin consigue la libertad y empieza una nueva vida sin trabajo y sin privilegios
El 9 de abril, el exmarido de la infanta Cristina termina oficialmente su condena por malversaci¨®n, prevaricaci¨®n, fraude, delitos fiscales y tr¨¢fico de influencias. Ahora, a sus 56 a?os, intenta rehacer su vida sin los contactos y la protecci¨®n de la Casa Real
I?aki Urdangarin estaba condenado mucho antes de que la justicia le impusiera una pena de cinco a?os y 10 meses de prisi¨®n por malversaci¨®n, prevaricaci¨®n, fraude a la Administraci¨®n, dos delitos fiscales y tr¨¢fico de influencias. En febrero de 2006, cuando el diputado socialista Antoni Di¨¦guez destap¨® el caso N¨®os y pregunt¨® en el Parlamento balear por qu¨¦ Jaume Matas hab¨ªa dado contratos por valor de 1,2 millones de euros a una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro dirigida por el yerno del rey Juan Carlos I, el palacio de la Zarzuela intent¨® cortar el esc¨¢ndalo de cuajo. Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey, envi¨® un emisario a Barcelona para que trasladara al duque de Palma la orden de dejar sus negocios en el Instituto N¨®os. El exbalonmanista respondi¨® que har¨ªa caso, pero sigui¨® vinculado a la fundaci¨®n y a varias sociedades sat¨¦lite de forma indirecta varios a?os m¨¢s. Entonces la Casa Real empez¨® a desentenderse de su persona y su destino final. Ese fue el principio de su fin.
En el sumario del caso N¨®os se conserva una carta de Aza a Urdangarin, de 2006, en la que se le insta a dejar sus negocios. Unos a?os despu¨¦s, cuando el marido de la infanta Cristina se dej¨® ayudar, ya era tarde. En 2009, fue contratado por Telef¨®nica como representante en Estados Unidos. La gesti¨®n la hizo el rey Juan Carlos con el presidente de la compa?¨ªa, C¨¦sar Alierta. Los Urdangarin-Borb¨®n se mudaron a Washington, pero la maquinaria de la justicia espa?ola ya estaba en marcha. En 2010, el juez instructor Jos¨¦ Castro abri¨® una pieza separada y pidi¨® informaci¨®n sobre los convenios firmados por N¨®os con varias administraciones p¨²blicas. En enero de 2016, se inici¨® el juicio en la Audiencia de Palma. Un a?o despu¨¦s, el yerno del rey Juan Carlos fue condenado a seis a?os y tres meses de prisi¨®n por varios delitos de corrupci¨®n y fraude. En junio de 2018, el Supremo rebaj¨® la pena a cinco a?os y 10 meses y en diciembre ingres¨® en la c¨¢rcel de Brieva, en ?vila.
El 9 de abril, I?aki Urdangarin volver¨¢ a ser un ciudadano totalmente libre. En dos d¨ªas termina oficialmente su condena. Ahora, a sus 56 a?os, est¨¢ intentando rehacer su vida sin los contactos y la protecci¨®n de la Casa Real. En enero de 2022, casi inmediatamente despu¨¦s de que saliera la noticia de su relaci¨®n extramatrimonial con Ainhoa Armentia, se anunci¨® la ¡°interrupci¨®n¡± de su matrimonio con la infanta. A comienzos de este a?o, los Urdangarin-Borb¨®n firmaron el divorcio. Los detalles del acuerdo son confidenciales, pero ha trascendido que el exbalonmanista ya no tiene escoltas oficiales. En su entorno aseguran que su situaci¨®n econ¨®mica no es tan boyante como cuando dirig¨ªa N¨®os y cobraba 710.000 euros por dar asesoramiento en la organizaci¨®n de cumbres deportivas en Valencia y Baleares. Tampoco goza de un contrato de 1,5 millones de euros como el que ten¨ªa cuando era delegado de Telef¨®nica en Estados Unidos. Ahora, seg¨²n diversos medios, solo estar¨ªa cobrando un subsidio como preso en libertad de 463,21 euros al mes.
Sin un t¨ªtulo de duque consorte (Felipe VI revoc¨® el ducado a su hermana en 2015), sin una esposa infanta y sin relaci¨®n con la familia real, Urdangarin tiene m¨¢s dif¨ªcil encontrar un empleo. La revista Semana public¨® recientemente que ahora trabaja en una peque?a constructora con sede en un pol¨ªgono a las afueras de Vitoria, una empresa propiedad de un vecino de toda la vida de los Urdangarin. ¡°Es Ainhoa, su pareja, quien ha conseguido ese trabajo en la constructora. ?l no tiene trabajo¡±, aclara Silvia Taul¨¦s, una de las periodistas que mejor conoce al exduque, en conversaci¨®n con EL PA?S. ¡°Y f¨ªjate una cosa. Antes de firmar el divorcio, ¨¦l estaba todo el tiempo quej¨¢ndose de que no ten¨ªa trabajo, de que buscaba trabajo y no encontraba nada. Desde que firm¨® el divorcio, ya no habla de eso¡±, contin¨²a Taul¨¦s, que acaba de publicar el libro Los sobrinos del rey.
La nueva vida de Urdangarin parece m¨¢s discreta y modesta. Aparentemente, no tiene grandes cargas econ¨®micas y, seg¨²n ha trascendido, no tiene que pagar una pensi¨®n de alimentos a sus cuatro hijos. La infanta Cristina, que sigue trabajando para la Fundaci¨®n La Caixa y las fundaciones del pr¨ªncipe Aga Khan en Ginebra, asume muchos de los gastos de sus hijos, Juan, de 24 a?os; Pablo, de 23; Miguel, de 21; e Irene, de 18. Seg¨²n su entorno, el rey Juan Carlos la ayuda y se hace cargo de algunas necesidades econ¨®micas de sus nietos.
Lejos ha quedado la vida de Urdangarin en el lujoso palacete de Pedralbes, en uno de los barrios m¨¢s elitistas de Barcelona, una mansi¨®n que compr¨® con la infanta en 2004 por casi seis millones de euros (el rey Juan Carlos les prest¨® 1,2 millones para la operaci¨®n). El matrimonio dej¨® la propiedad en 2013 y cuatro a?os despu¨¦s la vendi¨® a un magnate de origen ¨¢rabe. A finales de 2019, la justicia concedi¨® al exduque la posibilidad de salir de prisi¨®n dos veces por semana para labores de voluntariado y en junio de 2021 le otorg¨® el permiso para cumplir el resto de su pena en el domicilio de su madre, Claire Liebaert, en Vitoria.
Urdangarin volvi¨® durante un tiempo a su habitaci¨®n de soltero en la casa familiar, en la urbanizaci¨®n Ciudad Jard¨ªn de la capital alavesa. Recientemente, se ha mudado a un piso de alquiler en esa misma urbanizaci¨®n. Lo comparte con su pareja sentimental, Ainhoa Armentia, con la que ya lleva dos a?os de relaci¨®n. La conoci¨® despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel, cuando volvi¨® a Vitoria y empez¨® un trabajo temporal en el despacho de abogados Imaz & Asociados.
La ca¨ªda de I?aki Urdangarin ha coincidido con la redenci¨®n de la infanta Cristina. El 17 de febrero de 2017, la audiencia de Palma absolvi¨® a la hermana de Felipe VI de la acusaci¨®n de colaborar en dos delitos fiscales de su marido. Tras oficializar su divorcio del exbalonmanista, ella ha iniciado un lento retorno al seno de la familia real. La separaci¨®n ha sido recibida con cierto alivio por los Borbones. En las Navidades de 2011, el rey Juan Carlos envi¨® a un emisario a Aspen, Colorado, donde los Urdangarin se encontraban esquiando. El mensajero transmiti¨® a la duquesa de Palma que ten¨ªa dos opciones: una, separarse de I?aki; la otra, renunciar a sus derechos din¨¢sticos. Seg¨²n contaba Jos¨¦ Apezarena en su libro Los hombres de Felipe VI, citando a su vez a la periodista Ana Romero, Cristina e I?aki se negaron a ambas cosas y llegaron a acusar al Rey de ser ¡°el culpable de todo¡±. Cristina habr¨ªa zanjado esa discusi¨®n con muy malos modos, gritando y diciendo: ¡°Yo nac¨ª infanta y morir¨¦ infanta¡±.
El periodista Jos¨¦ Apezarena, bi¨®grafo de Felipe VI, asegura que en esa ¨¦poca el rey Juan Carlos y el entonces pr¨ªncipe de Asturias tambi¨¦n se reunieron con Urdangarin para pedirle una declaraci¨®n en la que desvinculara a la infanta Cristina de cualquier relaci¨®n con las operaciones de N¨®os. Le habr¨ªan planteado cinco exigencias: pedir perd¨®n, poner el palacete de Pedralbes a la venta, depositar ese dinero en un lugar p¨²blico para hacer frente a sus responsabilidades, declarar su inocencia, desvincular a su esposa y sacar a la Casa Real de cualquier relaci¨®n con el caso. Seg¨²n Apezarena, el duque no acept¨® deslindar a la Casa y la familia real, no aplic¨® lo de poner dinero a disposici¨®n de la justicia y filtr¨® su respuesta a la agencia Efe. El 12 de diciembre de 2011, el palacio de la Zarzuela reaccion¨® convocando a los periodistas. Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, declar¨® que el comportamiento del yerno de Juan Carlos I no era ¡°ejemplar¡±.
Finalmente, el exbalonmanista asumi¨® toda la culpa durante el juicio de N¨®os, donde ley¨® un escrito ante el juez desvinculando a palacio y a su esposa de sus actividades. Seg¨²n su declaraci¨®n, la Casa Real ¡°no opin¨®, asesor¨®, autoriz¨® o aval¨®¡± sus negocios, sino que le recomend¨® que dejara de realizarlos porque no los consideraban adecuados para su estatus institucional. Diego Torres, socio de Urdangarin en N¨®os, dijo lo contrario en los tribunales y en los medios de comunicaci¨®n. ¡°Revisaban todo lo que hac¨ªamos. La Casa Real nos guiaba, nosotros siempre actuamos de buena fe¡±, afirm¨® Torres en una entrevista con Ana Pastor, en 2016.
I?aki Urdangarin ha querido contar su verdad en al menos dos ocasiones. En 2011, lleg¨® a grabar una alocuci¨®n a los espa?oles y la envi¨® a la Casa del Rey con la intenci¨®n de que se divulgara. Nunca se emiti¨®. El a?o pasado, Jordi ?vole tambi¨¦n revel¨® que tuvo un set montado en la casa de los Urdangarin en Ginebra para una entrevista. Seg¨²n el periodista, la cancelaron en el ¨²ltimo minuto: ¡°Yo no s¨¦ si fue la monarqu¨ªa, no s¨¦ qui¨¦n fue, pero desde luego hab¨ªa alguien que no quer¨ªa que se hiciera esa entrevista¡±.
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