El d¨ªa en que C¨¦line Dion se odi¨® a s¨ª misma por no poder cantar: Valium y dolor en el documental m¨¢s ¨ªntimo de la artista
Irene Taylor, la directora de ¡®Soy C¨¦line Dion¡¯, que se estrena el 25 de junio en Prime Video, explica en una entrevista con EL PA?S que la cantante le dio carta blanca para rodar los momentos m¨¢s duros que sufre a causa de su enfermedad, el s¨ªndrome de la persona r¨ªgida
Hacen falta 12 minutos de metraje para que d¨¦ comienzo el documental de C¨¦line Dion. La hora y cuarenta de Soy C¨¦line Dion, el metraje dirigido por Irene Taylor que podr¨¢ verse en Prime Video a partir del pr¨®ximo 25 de junio, no arranca con una jovenc¨ªsima Dion, de cejas anchas y pelo crespo, contando que su sue?o es ser ¡°una estrella internacional y ser capaz de cantar toda la vida¡± mientras suena un aria de Carmen, de Bizet. Tampoco con sus gemelos adolescentes, Eddy y Nelson, jugando a entrevistarla y pregunt¨¢ndole por su color favorito. Ni con el cartel en el que se explica que, tras lanzar 27 discos, de los que ha vendido 250 millones de unidades, y con temas ganadores del Grammy o el Oscar, el llamado s¨ªndrome de la persona r¨ªgida la oblig¨® a parar y cancelar su esperada gira en 2021. El momento en el que realmente el espectador se sienta delante de la artista, de 56 a?os, es cuando ella cuenta, bajo luz tenue, sin maquillaje, con la cara hinchada a causa de la medicaci¨®n, c¨®mo una ma?ana, despu¨¦s de desayunar, su voz no era su voz. ¡°Me asust¨¦ un poquito¡±, rememora. La noche anterior todo iba bien. Esa ma?ana todo iba mal. Llegaron los nervios y el miedo. Y entonces, lo demuestra. Dion abre la boca, emite una nota... y no sale. Su voz se rompe. Como si fuera ella cualquier mortal, no la canadiense que hac¨ªa gorgoritos imposibles con My Heart Will Go On y The Power of Love. No llega, no puede. Y se echa a llorar. Y las c¨¢maras lo graban.
Resulta incre¨ªble. Da igual cuantas veces lo repita ella (muchas) o el espectador en sus pantallas (puede que a¨²n m¨¢s). Genera una inmensa sorpresa contemplar c¨®mo Dion es incapaz de cantar. Que de su entrenad¨ªsima y privilegiada garganta salen notas rotas, que no llegan ni a la d¨¦cima potencia de lo que fueron. Notas que ella misma odia, repite, llora. Igual que deja en shock la escena casi final, cuando durante cinco minutos la int¨¦rprete sufre un ataque, un inmenso espasmo, que la paraliza en plena grabaci¨®n del documental y la obliga a ser atendida por m¨¦dicos. Pone los pelos de punta. Pero lo que m¨¢s sorprende es saber que fue la propia Dion quien decidi¨® que se rodaran los peores momentos. La directora Irene Taylor (San Luis, Misuri, 54 a?os) es la responsable de este metraje y, en una entrevista exclusiva con EL PA?S, explica que ese acceso completo y esas duras escenas fueron propuestas por la propia artista, que no tuvo cortapisas a la hora de mostrarse. ¡°El primer d¨ªa que rod¨¦ con ella, la verdad, me qued¨¦ impresionada. Realmente impresionada por lo abierta que fue conmigo. Estaba deseando compartir much¨ªsimas cosas conmigo, cosas que yo no sab¨ªa¡±, recuerda sobre la grabaci¨®n, que ha durado meses.
¡°Durante ese a?o creo que decidi¨® tomar una decisi¨®n muy consciente: ¡®Voy a cargar esta pel¨ªcula de intenci¨®n. No le voy a decir a Irene qu¨¦ es lo que tiene que hacer. Voy a confiar en ella y dejarle hacer su trabajo¡¯. Y as¨ª es como trabaja con la gente que est¨¢ en su vida¡±, reflexiona la directora por videollamada. ¡°Tiene managers, asistentes, m¨²sicos que colaboran y han trabajado con ella desde hace d¨¦cadas. Y eso a m¨ª me dice mucho sobre ella. Sabe c¨®mo delegar y hacer que la gente tenga su autonom¨ªa, y eso es muy importante¡±. Como enferma cr¨®nica y como artista global, mostrarse as¨ª, pese a sus collares pertenecientes a Maria Callas o su mansi¨®n en Nevada, supone una decisi¨®n consciente y que la expone ante una audiencia universal, pero que tambi¨¦n le genera reconocimiento. Con su rostro real, sus arrugas, manchas, sin peinar ni maquillar, en calcetines en sesiones de fisioterapia, contando c¨®mo empez¨® con ¡°una pastilla, dos pastillas, cinco pastillas, demasiadas pastillas¡± y acab¨® tomando ¡°80, 90 miligramos de Valium al d¨ªa, y eso solo era una medicaci¨®n¡±. Serena al contar que lo que le pasa es algo que ocurre a ¡°uno entre un mill¨®n¡±. Y que, como a tantos otros con otras enfermedades, le ha tocado. Lo que no deja de ser una desgracia.
El filme, que desde mediados de esta semana se puede ver en algunas salas de cine seleccionadas, principalmente en Estados Unidos, y que llega el martes por la plataforma de Amazon, deja que la propia Dion cuente su historia. Hay bastante gente a su alrededor ¡ªtodos esos m¨²sicos, asistentes, sus hijos, su mayordomo¡ª pero no hay m¨¢s voces. Y esa fue una petici¨®n de la artista, cuenta Taylor, de hecho, la ¨²nica que le hizo. ¡°Fue antes de que decidi¨¦ramos llevar a cabo la pel¨ªcula. Me pregunt¨®: ¡®?Es posible hacer un documental donde no haya gente hablando de m¨ª, donde pueda hablar yo? ?Y si mi voz es la ¨²nica del filme, es posible?¡¯. Y yo le dije que era totalmente posible. De hecho, es la pel¨ªcula ideal que hacer para m¨ª. ¡®Pero eso s¨ª: si quieres hacerlo as¨ª d¨ªmelo, porque tienes que prepararte, porque va a llevar mucho tiempo y esfuerzo. Vas a tener que pasar mucho tiempo conmigo¡±, recuerda con una sonrisa.
Bien es cierto que el documental de C¨¦line Dion podr¨ªa ser un recopilatorio de su vida y obra, casi un paneg¨ªrico, un testamento que podr¨ªa verse ahora o dentro de 50 a?os, hablando con sus hijos, mostrando su almac¨¦n lleno de ropa de alta costura, incluso recibiendo tratamiento m¨¦dico. Pero lo que lo llena de fuerza y de singularidad son las escenas, verdaderamente personales, donde Dion se quiebra y atormenta al poder no controlar su cuerpo: ¡°Me da una verg¨¹enza tremenda¡±, afirma, ech¨¢ndose las manos a la cabeza. En las que revela que la voz ha sido el tim¨®n que ha guiado sus d¨ªas, pero que lleva 17 a?os sufriendo este tipo de espasmos, que los evitaba, que hac¨ªa trampas si aparec¨ªan en una actuaci¨®n (¡±hac¨ªa lo que me dijo mi madre¡±); o que no puede vivir sin la m¨²sica, pero sobre todo sin el p¨²blico: ¡°La gente me da mucha energ¨ªa¡±.
Esos 100 minutos de metraje ?son quiz¨¢ el documental definitivo sobre la artista canadiense m¨¢s global? Taylor no tiene respuesta a ello, porque decidi¨® de forma consciente saber lo menos posible sobre Dion, y no ver otros documentales sobre ella. ¡°Respeto a sus directores, pero, enti¨¦ndeme, en mi proceso no quer¨ªa confiar en las interpretaciones de otros. Quer¨ªa ir con la mirada fresca¡±, argumenta. Sus productores buscaron material sobre la artista ¡ªlas viejas grabaciones, profesionales y caseras, abundan en el documental¡ª y solo le contaron los ¡°detalles biogr¨¢ficos b¨¢sicos, vida familiar, cosas as¨ª¡±. ¡°Pero la verdad es que no quer¨ªa hacerle preguntas trampa, falsas, del tipo: ¡®Ya s¨¦ la respuesta de eso, pero voy a preguntarlo de todos modos¡±, explica. ¡°Durante el curso del a?o [del rodaje], cuando hac¨ªa preguntas, eran preguntas aut¨¦nticas, de las que no sab¨ªa la respuesta¡±.
Taylor, en cambio, acepta toda pregunta. La entrevista es muy corta, pero est¨¢ encantada de explicar el proyecto, de que la gente lo vea, de ¡°haberlo dado a luz¡±, r¨ªe. El equipo de Amazon solo pide que no se le haga una cuesti¨®n: sobre el estado de salud de la cantante o de sus planes futuros con respecto a su salud. Taylor no es Dion, al fin y al cabo. La artista ha concedido contad¨ªsimas entrevistas (a Vogue, a People) y se mantiene tranquila en su casa de Las Vegas. A veces no puede caminar, ni calentar la voz, pasa el tiempo entre cuidados, siestas y pilas de medicinas. Entrenando para su siguiente show, porque tiene claro que volver¨¢. Como ella misma dice en el documental: ¡°Lo dif¨ªcil no es hacer un espect¨¢culo. Lo dif¨ªcil es cancelarlo¡±.
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