Desacuerdos productivos
En estos d¨ªas en que el conflicto israel¨ª-palestino ha escalado de formas inimaginables resulta dif¨ªcil proponer y articular debates necesarios como artistas o arquitectos, pero sin ellos dejamos el asunto en manos de aquellos que prefieren la destrucci¨®n
En oto?o de 2010 llegu¨¦ a Nueva York para tomar las riendas de Storefront for Art and Architecture. Al igual que hab¨ªa sucedido en su inauguraci¨®n, en 1982, imagin¨¦ una fiesta simb¨®lica en la calle de enfrente, que marcara una nueva era. Sin embargo, cuando solicitamos permiso al departamento de polic¨ªa de SoHo para cerrar temporalmente la calle, nos encontramos con una negativa categ¨®rica, argumentando su papel vital en la movilidad de la ciudad.
Unos meses antes, en la Bienal de Venecia, conoc¨ª a Malkit Soshan, arquitecta inmersa en la investigaci¨®n del conflicto israel¨ª-palestino para el libro Atlas del Conflicto (010 Publishers, 2010). Este libro cartograf¨ªa los complejos procesos detr¨¢s de la formaci¨®n de Israel-Palestina en los ¨²ltimos 100 a?os. Con m¨¢s de 500 mapas y diagramas, el libro ofrece un an¨¢lisis detallado del conflicto, explorado a trav¨¦s de temas como fronteras, asentamientos, propiedad de tierras, sitios arqueol¨®gicos y culturales, control de recursos naturales, paisajismo, guerras y tratados.
Tras varias conversaciones, decidimos llevar el libro a Nueva York en un nuevo formato de debate, Desacuerdos productivos. En lugar de buscar compromisos y consenso, este formato fomenta la confrontaci¨®n y el di¨¢logo entre comunidades divergentes para entender y definir posiciones relevantes dentro de la sociedad. Por ello, invitamos a representantes de los lobbies israel¨ªes y palestinos en Nueva York, inst¨¢ndolos a participar y encontrar puntos de encuentro en medio de sus diferencias. Antes del evento, se sugiri¨® que inform¨¢ramos a la polic¨ªa para garantizar la seguridad. Sorprendentemente, esta vez la jefatura de polic¨ªa ofreci¨® proporcionar control policial y cerrar la calle.
Para mi sorpresa, esta conversaci¨®n tan potencialmente peligrosa que requer¨ªa de escolta policial nunca tuvo lugar. No por que el acto no se celebrase, sino porque el desacuerdo nunca se lleg¨® a producir. El evento pretend¨ªa producir un espacio de reconciliaci¨®n desde la diferencia y reflexionar sobre c¨®mo la arquitectura podr¨ªa contribuir a la paz y la justicia social. Aun as¨ª, nuestras limitaciones para debatir abiertamente sobre arquitectura y pol¨ªtica quedaron en evidencia, quiz¨¢s por miedo a las represalias que hemos normalizado en un clima ideol¨®gico y medi¨¢tico en el que el desacuerdo puede acarrear consecuencias para quien lo ejerce.
En cierto modo, nuestra incapacidad para participar en desacuerdos productivos subraya nuestra fragilidad a la hora de abordar cuestiones complejas fuera de c¨ªrculos ¨ªntimos ¨Cy protegidos¨C en la esfera p¨²blica.
En estos d¨ªas en que el conflicto israel¨ª-palestino ha escalado de formas inimaginables, resulta dif¨ªcil proponer y articular debates necesarios como artistas o arquitectos o sencillamente ciudadanos del mundo; pero sin ellos delegamos esta tarea en aquellos que dictaminan el statu quo, la militarizaci¨®n de conflictos y los desacuerdos destructivos como los ¨²nicos actores que dictaran el devenir de los acontecimientos. Desde esta columna nos invito a empezar, cada uno en nuestra casa, en nuestros c¨ªrculos, pero dentro de lo posible, fuera de ellos, a ensayar otras realidades y a producir desacuerdos productivos.
Eva Franch es arquitecta, comisaria, profesora y conferenciante. Su proyecto m¨¢s reciente es la exposici¨®n Picasso: Sin t¨ªtulo en La Casa Encendida (Madrid).
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