La otra Sagrada Familia, un tesoro modernista cuyo costoso mantenimiento supone ¡°un dolor de cabeza¡±
En Montferri, peque?a localidad de Tarragona, se encuentra la ermita de la Mare de D¨¦u de Montserrat. Obra de Josep Maria Jujol, colaborador de Gaud¨ª, este templo es una joya oculta con un pasado ¨²nico y un futuro incierto
Josep Maria Jujol (1879-1949) vuelve a estar de moda tras padecer durante d¨¦cadas una mala fama injusta. Con frecuencia se le redujo a la condici¨®n de disc¨ªpulo de Gaud¨ª, cuando lo cierto es que el creador de la Sagrada Familia y ¨¦l fueron colaboradores muy estrechos, algo as¨ª como los Lennon y McCartney del periodo m¨¢s f¨¦rtil del modernismo catal¨¢n. Sus iglesias y su obra civil, diseminadas por toda Catalu?a, fueron consideradas un ejemplo de arquitectura caprichosa, extravagante y precaria. Jujol padeci¨® como nadie el descr¨¦dito sufrido por el estilo modernista durante d¨¦cadas. George Orwell lo describi¨® en Homenaje a Catalu?a como ¡°fantasmag¨®rico¡±, representativo de la ostentaci¨®n y el mal gusto de la burgues¨ªa catalana.
Hubo que esperar al siglo XXI para que incondicionales de su trabajo como el actor estadunidense John Malkovich acudiesen al rescate y contribuyesen a cimentar su moderno prestigio. Paseando por Barcelona, Malkovich top¨® por casualidad con la casa Planells, una de las obras maestras de Jujol. Se qued¨® estupefacto. Sufri¨® un vah¨ªdo, uno de esos instantes de abrumadora emoci¨®n est¨¦tica que conocemos como s¨ªndrome de Stendhal. Y eso que el edificio, como gran parte de la obra de Jujol, estaba por entonces en condiciones p¨¦simas, con signos de deterioro en la fachada y parcialmente cubierto por una lona. Al actor le entusiasman tambi¨¦n la Torre de la Creu de Sant Joan Desp¨ª o la iglesia rural de Vistabella, en La Secuita (Tarragona), que le hace pensar en ¡°una nave espacial hecha de piedra¡±. Para ¨¦l, la de Jujol es arquitectura ¡°sencilla e ¨ªntima¡±, capaz de ¡°tocar el coraz¨®n¡±. La obra de un visionario que trabaj¨® con pasi¨®n, con valent¨ªa y sin inhibiciones.
En Montferri, localidad de la comarca del Alt Camp (Tarragona) de apenas 400 habitantes, est¨¢ una de las obras m¨¢s singulares de Jujol, la ermita de la Mare de D¨¦u de Montserrat. Hay quien argumenta que no se trata de un Jujol genuino, porque el arquitecto, que trabaj¨® sin planos, muri¨® antes de poder completarla. Las obras se reanudaron en 1986, bajo la supervisi¨®n del historiador y arquitecto Joan Bassegoda, y el santuario se inaugur¨® en 1999, en una versi¨®n puesta al d¨ªa pero coherente con la concepci¨®n original de Jujol. Este proceso de gestaci¨®n un tanto accidentado ha hecho que se hable del edificio como la Sagrada Familia r¨²stica, la versi¨®n de bolsillo.
Miquel L¨®pez, concejal de urbanismo del ayuntamiento de Montferri, centra sus esfuerzos desde 2019 en que la construcci¨®n sea reconocida como Bien Cultural de Inter¨¦s Nacional. ¡°Es la ¨²nica manera de optar a subvenciones que eviten que el edificio se degrade y acabe presentando problemas estructurales¡±, cuenta a ICON Design. El principal obst¨¢culo es que muchos consideran que no se trata de una verdadera obra de Jujol. ¡°Se trata de un debate un tanto est¨¦ril¡±, considera L¨®pez, ¡°porque la ermita es tan de Jujol como la Sagrada Familia es de Gaud¨ª. En cualquier caso, habr¨ªa que reconocer a Jujol como autor de la parte del edificio que construyeron los vecinos de Montferri bajo su supervisi¨®n directa entre 1926 y 1931¡±.
Peque?o pueblo, gran patrimonio
Montferri es una poblaci¨®n peque?a, pero cuenta con un patrimonio cultural, art¨ªstico y paisaj¨ªstico notable. En su t¨¦rmino municipal hay un par de molinos hidr¨¢ulicos tradicionales, una torre de vigilancia medieval en lo alto de una colina, un castillo del siglo XI y un casco antiguo muy bien conservado que incluye fragmentos de muralla y una iglesia parroquial g¨®tica. Pero la joya de la corona es el santuario en que Jujol volc¨® toda su imaginaci¨®n y su extravagante sensibilidad. Tiene un cierto aspecto de pagoda oriental, pero tambi¨¦n de refugio de ermita?o, una de aquellas cuevas que sirven de vector de energ¨ªas tel¨²ricas y espirituales. Su est¨¦tica futurista y deliciosamente kitsch hace pensar tambi¨¦n en sus primas hermanas, las chimeneas helicoidales de la azotea de la Pedrera.
Un lujo ins¨®lito, en fin. Pero tambi¨¦n una pesada carga para el municipio que la alberga y custodia. ¡°Mantener un edificio singular de estas caracter¨ªsticas con el presupuesto de un pueblo tan peque?o resulta inviable¡±, explica L¨®pez. Pese a todo, el ayuntamiento est¨¢ decidido a intentarlo: ¡°Optar a subvenciones resulta clave para nuestro plan, que b¨¢sicamente consiste en convertir el edificio en faro y gran atractivo tur¨ªstico no solo de Montferri, sino de toda la comarca¡±. En torno al santuario, L¨®pez prev¨¦ que se desarrolle un ambicioso programa de actividades culturales ¡°con una exposici¨®n permanente centrada en divulgar y contextualizar la obra de Jujol, cenas y sesiones de cine al aire libre, conferencias y mesas redondas¡±.
Se trata de convertir Montferri en un polo Jujol y sacarle todo el partido posible a esta otra Sagrada Familia que recibi¨® en 2019 m¨¢s de 18.000 visitantes. Seg¨²n explica L¨®pez, eso supone, a d¨ªa de hoy, unos ingresos insuficientes. A los visitantes se les cobran dos euros; ni?os, jubilados y estudiantes tienen tarifa reducida. Con esos ingresos apenas llega para cubrir las reformas realizadas en el ¨²ltimo par de a?os, como la iluminaci¨®n nocturna del exterior del templo.
La ermita fue un proyecto familiar en el que se acab¨® involucrado un gran artista. El sacerdote jesuita Daniel Maria Vivas, hijo de los propietarios del terreno, un mont¨ªculo a unos 400 metros del casco antiguo de Montferri, quiso construir all¨ª lo que en principio iba a ser una peque?a capilla y pidi¨® ayuda a su primo, Josep Maria Jujol, arquitecto en Tarragona. Jujol ya era por entonces uno de los profesionales m¨¢s cotizados de su generaci¨®n, c¨¦lebre por los balcones de forja de la Casa Mil¨¤ o la cobertura de cer¨¢mica de la fachada de la casa Batll¨®, pero encontr¨® tiempo para trabajar gratis en el proyecto de su primo. Cada dos semanas, seg¨²n L¨®pez, el arquitecto acud¨ªa a Montferri, se sentaba a la sombra en un rinc¨®n de la pineda circundante y pasaba horas dibujando y supervisando los trabajos de construcci¨®n. Vivas compraba el cemento, y los lugare?os, voluntarios entusiastas en una obra que muy pronto se convertir¨ªa en el orgullo local, tra¨ªan arena y grava de la ribera del cercano r¨ªo Gai¨¤ y ejerc¨ªan de alba?iles improvisados.
La tarea avanz¨® a muy buen ritmo hasta 1928, sigui¨® a trancas y barrancas a medida que empezaban a escasear los fondos y fue abandonada en 1931, coincidiendo con la proclamaci¨®n de la Segunda Rep¨²blica. El edificio fue destruido parcialmente durante la Guerra Civil, haciendo que se perdiese parte de la impronta de Jujol. ¡°Por suerte¡±, explica L¨®pez, ¡°se conservan sus dibujos, pulcros y minuciosos, que dan una idea muy precisa de c¨®mo avanzaban las obras y cu¨¢l era la idea final que el arquitecto ten¨ªa en mente¡±.
L¨®pez considera que ¡°se trata de una de las obras m¨¢s imaginativas y m¨¢s libres de Jujol, y eso son palabras mayores¡±. Arquitectura concebida desde el dibujo, intrincada y fantasiosa, pero tambi¨¦n humilde y pragm¨¢tica. ¡°Jujol estaba acostumbrado a proyectos de una cierta precariedad y sacaba un partido extraordinario a cualquier material que tuviese a su alcance. En la colina en que est¨¢ el santuario, entre los pinares, hay tambi¨¦n una peque?a cueva que alberga una imagen de la virgen de Montserrat. Jujol hizo uso de viejos somieres en el camino de acceso a la cueva¡±.
El esqueleto del edificio se mantuvo en un estado de abandono hasta que la familia Vivas decidi¨® ced¨¦rsela al municipio, ya en la d¨¦cada de 1980. Una vez reanudadas y completadas las obras, una fundaci¨®n integrada por un grupo de voluntarios se encarg¨® de gestionar el edificio hasta que el actual ayuntamiento tom¨® el relevo en 2019. L¨®pez destaca que sus prioridades han sido, desde entonces, ¡°ampliar los horarios de visita, que hoy abarcan fines de semana y ma?anas de martes y jueves, y desarrollar un plan de actuaci¨®n coherente que nos permita seguir mejorando el santuario de una manera sistem¨¢tica y acorde con la obra de Jujol, no actuando por impulsos, como se hab¨ªa hecho anteriormente¡±.
Para eso, por supuesto, hace falta dinero: ¡°2020 ha sido en gran medida un a?o perdido, por la pandemia y la falta de recursos¡±, reconoce L¨®pez. ¡°Pero en lo que queda de 2021 y 2022 queremos entrar por fin en el c¨ªrculo virtuoso que lleve el edificio a otra dimensi¨®n. Estamos trabajando con el estudio de Carles Brull, de Tarragona, especializado en gesti¨®n y rehabilitaci¨®n de patrimonio. Con ellos hemos resuelto el sistema de iluminaci¨®n externa, que ahora hace que el monumento sea visible de noche desde casi toda la comarca, y vamos a abordar tanto la mejora de la iluminaci¨®n interna como discretas y respetuosas intervenciones en la fachada o la construcci¨®n de una barrera verde que esconda el aparcamiento y d¨¦ al entorno mayor armon¨ªa visual y belleza¡±. L¨®pez asegura que est¨¢n afrontando esta nueva etapa con ilusi¨®n y orgullo: ¡°El santuario es un tesoro para Montferri, por mucho que mantenerlo suponga en ocasiones un dolor de cabeza¡±. Muchas familias del pueblo recuerdan a¨²n ¡°como sus padres o abuelos echaron una mano con las obras, lo que da al edificio una cierta dimensi¨®n de obra colectiva¡±. Para L¨®pez, se trata de una gloria local con proyecci¨®n universal y ha llegado la hora ¡°de ense?¨¢rsela al mundo de la mejor manera posible¡±.
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