Una bancarrota y una pandemia despu¨¦s, Detroit vuelve a renacer
La Ciudad del Motor perdi¨® a m¨¢s de la mitad de sus habitantes en apenas una generaci¨®n. Ahora es un nuevo centro de innovaci¨®n, comercio y servicios
¡°A los estadounidenses nos encantan los finales felices¡±, cuenta Evan R., agente inmobiliario de 38 a?os nacido y criado en Detroit. Y la de su ciudad, tal y como ¨¦l la entiende, es una historia ¡°de auge, esplendor y decadencia¡± que, contra todo pron¨®stico, se asoma a un posible final feliz. La Detroit donde creci¨® Evan era un ejemplo de manual de decrepitud y obsolescencia urbana. Un espl¨¦ndido escaparate que la reconversi¨®n indus...
¡°A los estadounidenses nos encantan los finales felices¡±, cuenta Evan R., agente inmobiliario de 38 a?os nacido y criado en Detroit. Y la de su ciudad, tal y como ¨¦l la entiende, es una historia ¡°de auge, esplendor y decadencia¡± que, contra todo pron¨®stico, se asoma a un posible final feliz. La Detroit donde creci¨® Evan era un ejemplo de manual de decrepitud y obsolescencia urbana. Un espl¨¦ndido escaparate que la reconversi¨®n industrial de finales de la d¨¦cada de 1980 hab¨ªa corro¨ªdo y hecho a?icos.
Mientras Ronald Reagan centraba sus esfuerzos en ganar la ¨²ltima batalla de la Guerra Fr¨ªa, Detroit se asomaba al abismo. Diez a?os m¨¢s tarde se hab¨ªa precipitado en ¨¦l. El censo de 2011 demostr¨® que la Ciudad del Motor hab¨ªa perdido a m¨¢s de la mitad de sus habitantes en apenas una generaci¨®n: la gente abandonaba a marchas forzadas el que se hab¨ªa convertido ya en uno de los n¨²cleos urbanos m¨¢s pobres de Estados Unidos. Por entonces, un equipo de baloncesto correoso y entusiasta, los Detroit Pistons, se convirti¨® en el ¨²nico motivo de orgullo de un ecosistema urbano que estaba tocando fondo. ¡°Muchos de nuestros vecinos se fueron en cuanto las f¨¢bricas empezaron a cerrar. Mi familia decidi¨® quedarse¡±, explica Evan, ¡°pero lo cierto es que no sabr¨ªa deciros por qu¨¦¡±.
Los pocos turistas que se acercaban a la ciudad a principios del siglo XXI lo hac¨ªan atra¨ªdos por ¡°aquellos reportajes catastrofistas y morbosos de Times o Newsweek que mostraban viejas mansiones en ruinas, indigentes y yonquis reunidos en torno a hogueras en los solares de las antiguas f¨¢bricas¡±. Era la Detroit de 8 Millas (2002), biopic de Eminem, el rapero blanco que creci¨® en esas calles reducidas a escombros. Visitar aquel entorno degradado retratando las crueles cicatrices que le hab¨ªa dejado su peculiar historia se hab¨ªa convertido en algo parecido a hacer turismo necr¨®filo en Chern¨®bil. Evan recuerda incluso un reportaje de The New York Times que describ¨ªa Detroit como una ¡°ciudad p¨®stuma¡±. Seg¨²n la tesis del art¨ªculo, la antigua meca industrial de los Estados Unidos hab¨ªa muerto y alrededor de 700.000 seres humanos hab¨ªan quedado atrapados entre sus restos mortales. Solo quedaba extender el acta de defunci¨®n y hacer la autopsia.
Sin embargo, la vuelta a la normalidad tras la pandemia ha venido a confirmar que incluso las ciudades cl¨ªnicamente muertas pueden recuperar la salud con tiempo, sensatez y un tratamiento adecuado. Rip Rapson, abogado y fil¨¢ntropo, colaborador de la revista Bloomberg, considera que la urbe ¡°se asoma a un futuro muy prometedor¡±. Para Rapson, el punto de inflexi¨®n se produjo en 2013, justo en el instante en que todo parec¨ªa irse definitivamente a pique. En julio de ese a?o, Detroit se convirti¨® en la primera ciudad estadounidense de m¨¢s de medio mill¨®n de habitantes en declararse en bancarrota. El Ayuntamiento se reconoci¨® incapaz de asumir una deuda que rondaba los 9.000 millones de d¨®lares y acept¨® que sus cuentas municipales fuesen intervenidas.
Salvados por el arte
La bancarrota acabar¨ªa siendo el primer paso en la direcci¨®n correcta. La restructuraci¨®n de la deuda y el plan de austeridad impuesto por los acreedores acabar¨ªan funcionando mejor de lo previsto. Apenas un a?o despu¨¦s, en diciembre de 2014, las autoridades locales recuperaban el control financiero tras aceptar un programa de contenci¨®n de gasto y acceder a un cr¨¦dito federal de 1.700 millones de d¨®lares. Como parte del aval, el ayuntamiento ofreci¨® las m¨¢s de 60.000 obras de arte moderno y contempor¨¢neo que posee el Instituto de las Artes de Detroit.
Pese a todo, el plan de rescate con el que Detroit quiso dotarse de una vida nueva fue acogido al principio con escepticismo. Rapson recuerda que lleg¨® a decirse que los primeros indicios de recuperaci¨®n se deb¨ªan a que ¡°incluso un gato arrojado al vac¨ªo rebota hacia arriba tras el primer contacto con el suelo¡±. Pero Detroit se recuper¨® ¡°con responsabilidad fiscal y visi¨®n de futuro¡±. Ya est¨¢ empezando a ser de nuevo, seg¨²n Rapson, una ciudad ¡°capaz de sacar partido de su patrimonio arquitect¨®nico, en v¨ªas de restauraci¨®n, y de atraer un n¨²mero cada vez mayor de visitantes e inversores¡±. Evan R. asegura que los suburbios de Detroit son ahora mismo un lugar atractivo para vivir ¡°y que incluso el centro de la ciudad, en pleno proceso de expansi¨®n inmobiliaria a precios muy competitivos, se est¨¢ poniendo de moda entre profesionales liberales que quieren una experiencia urbana distinta, con personalidad y arraigo¡±. Detroit es, en opini¨®n del asesor inmobiliario, ¡°el nuevo Berl¨ªn¡±. Una ciudad rota que ha tenido la constancia y el coraje de reconstruirse reinvent¨¢ndose a s¨ª misma.
Par¨ªs, Michigan
No es la primera vez que Detroit es comparada con grandes capitales europeas. En su primer periodo de esplendor, el primer tercio del siglo XX, lleg¨® a afirmarse que se estaba convirtiendo en el Par¨ªs de los Grandes Lagos. Era una hip¨¦rbole, por supuesto (ya dec¨ªa Paul Auster que hay un falso Par¨ªs y una Venecia de cart¨®n piedra en casi cualquier rinc¨®n del planeta), pero lo cierto es que la Ciudad del Estrecho, junto al lago Eerie y muy cerca de la frontera con Canad¨¢, contaba por entonces con un amplio r¨ªo navegable, un espl¨¦ndido paseo fluvial, dos catedrales y una red de majestuosos rascacielos art d¨¦co como el Cadillac Place o el Fisher Building.
Luego se convirti¨® en la Ciudad del Motor, sede de empresas automovil¨ªsticas como la Ford, y acogi¨® a cerca de medio mill¨®n de inmigrantes en busca de trabajo entre 1940 y 1945. Aqu¨ª naci¨® la clase media industrial estadounidense, hija del ¨¦xodo rural y de la pujanza industrial en un periodo en que el salario en una de las f¨¢bricas locales daba para comprarse una casa unifamiliar en los suburbios, un bote y una peque?a residencia veraniega a orillas del lago. El brusco declive de esta urbe pr¨®spera y din¨¢mica, que lleg¨® a contar con 1.600.000 habitantes en 1960, empez¨® a insinuarse tras la crisis del petr¨®leo, se acentu¨® a partir de 1985 y parec¨ªa irreversible en torno al a?o 2000. La inmensa mayor¨ªa de las f¨¢bricas que cerraron en la recta final del siglo XX no volver¨¢n nunca, pero Detroit, la ciudad que parec¨ªa derrotada por la mundializaci¨®n, ha conseguido reciclarse como ¨¢rea de innovaci¨®n, comercio y servicios.
Entre los nuevos proyectos que dejan entrever c¨®mo ser¨¢ la ciudad del futuro inmediato, destaca el plan de revitalizaci¨®n del barrio de Fitzgerald. La revista local Detroit Curbe lo describe como ¡°la restauraci¨®n de un conjunto de cien casas que representan la mejor esencia del Detroit de los sesenta y el desarrollo a su alrededor de un nuevo entorno de excelencia urbana¡±. Situado junto a la universidad de Detroit Mercy, Fitzgerald dispone de jardines comunitarios y c¨®modos accesos al nuevo epicentro cultural de la ciudad, Avenue of Fashion, donde se concentran los restaurantes, tiendas de dise?o y galer¨ªas de arte. A orillas del r¨ªo, en el vecindario de Delray, han empezado ya las obras de construcci¨®n del puente internacional Gordie Howe, una obra de ingenier¨ªa que conectar¨¢ el centro de Detroit con la ciudad canadiense de Windsor y cuya inauguraci¨®n est¨¢ prevista para 2024. Por entonces se habr¨¢ completado tambi¨¦n la tercera fase de la reforma de una de las grandes atracciones tur¨ªsticas de Detroit, el museo Motown, un espacio cultural interactivo que ocupa los antiguos estudios de grabaci¨®n de la legendaria discogr¨¢fica Tamla-Motown, impulsora del soul, ¡°el sonido de la joven Am¨¦rica¡±, el sello que lanz¨® las carreras de iconos de la m¨²sica popular afroamericana como Marvin Gaye, Diana Ross, Stevie Wonder, Smokey Robinson o Martha & the Vandellas.
Y eso no es todo. La ciudad est¨¢ restaurando y ampliando uno de sus edificios m¨¢s emblem¨¢ticos, la Michigan Central Station, una estaci¨®n de tren de estilo academicista afrancesado que se inaugur¨® en 1912. En paralelo, se est¨¢n mejorando los accesos por carretera y construyendo promociones de tanta envergadura como The Mid, el nuevo complejo residencial al norte de Mack Avenue que incluir¨¢ 250 apartamentos y un hotel de lujo con 228 habitaciones. Y a muy corto plazo est¨¢ previsto restaurar las hist¨®ricas mansiones del entorno de Brush Park, completar el Detroit Center of Innovation (un vanguardista edificio en torno al cual se est¨¢ vertebrando el nuevo distrito de econom¨ªa digital e inversiones tecnol¨®gicas) y construir un parque p¨²blico y una playa urbana junto al paseo fluvial, una de las ¨¢reas m¨¢s populares de la ciudad. En palabras de Rip Rapson, ¡°si la administraci¨®n de Joe Biden est¨¢ buscando ejemplos de estrategias ganadoras en las que pueda basarse su proyecto de restauraci¨®n urbana Build Back Better (construir de nuevo, construir mejor), no tiene m¨¢s que mirar a Detroit¡±. ?A qui¨¦n no le gustan los finales felices?