Contra la correcci¨®n
El virus ideol¨®gico de la apropiaci¨®n cultural lleva tiempo incubado entre nosotros, pero no hay evoluci¨®n cultural sin apropriacionismo
Mucho antes de que la covid campara a sus anchas y convirtiera el 2020 en un engendro, otro germen diabo?lico llevaba tiempo incubado entre nosotros. No me refiero a un virus fi?sico sino ideolo?gico, el de la correccio?n poli?tica y, ma?s concretamente, al de la apropiacio?n cultural. Es un concepto que me provoca escalofri?os. Que se haya normalizado da rienda suelta a que personas de piel fina y fa?cil ofensa se pongan nerviosas al ver un estampado africano en una silla disen?ada por un belga y se vean legitimadas para denunciarlo pu?blicamente. Y cosas por el estilo.
Cualquiera que este? un poco puesto en Historia del Arte (del arte que sea) sabra? que desde sus albores la humanidad ha evolucionado culturalmente a golpe de apropiacionismo. La arquitectura que habitamos y las cosas con las que la decoramos son resultado del pillaje este?tico de nuestros ancestros y de la yuxtaposicio?n de estilos a lo largo de los siglos, no de la Inmaculada Concepcio?n. Trazando una elipsis gigante a lo Kubrick me atreveri?a a decir que si a un artesano persa no le hubiera dado por copiar los detalles de un sitial babilo?nico no existiri?a la silla Wassily. El hurto arti?stico ha sido siempre beneficioso para la cultura porque ha ayudado a expandir marcos mentales y a tender puentes entre e?pocas y civilizaciones. A pesar de que los fenicios ¨Cpor citar un caso¨C fusilasen un poco a los asirios, otro poco a los egipcios y un poco demasiado a los griegos, consiguieron un estilo genuino del que otros pueblos bebieron para ampliar su patrimonio cultural.
Abro pare?ntesis: todo esto lo deberi?a estar explicando O?scar Tusquets, que es mucho ma?s lei?do, sabio y mordaz que yo y escribe infinitamente mejor. Cierro pare?ntesis.
Sigamos: la maestra del robo bien entendido y desacomplejado fue Roma, que entendi?a la apropiacio?n cultural como el motor de su civilizacio?n. Pero claro, todo esto paso? en e?pocas en las que no habi?a redes sociales. En la antigu?edad nadie podi?a acusar a un escultor romano por haber tomado prestada una hoja de acanto de una columna corintia y castigarle con el ostracismo del unfollow. En nuestros di?as hiperdigitales e hipervigilados (tambie?n hiperventilados) es imposible rendir homenaje, inspirarse o directamente tomar prestado algu?n detalle de cualquier cultura fora?nea sin que algunas cuentas de Instagram de epidermis sensible se te echen encima acusa?ndote de violar el sagrado ADN de sus ancestros.
?Hay que cancelar el Art Nouveau porque las referencias orientalistas se le fueron de las manos?
Seguro que a usted se le ocurren muchos ma?s ejemplos, pero al hilo de lo dicho me pregunto: ?hay que abolir el Renacimiento italiano y el Neoclasicismo porque ambos beben del acervo cultural hele?nico? ?Deberi?amos suprimir las chinoiseries de los palacios del XVIII (y del 75% de las casas con firma de decorador) porque ofenden la herencia cultural china? ?Tenemos que cancelar el Art Nouveau porque las referencias orientalistas digamos que se le fueron de las manos? ?Habri?an existido las vanguardias del siglo XX si a sus artistas se les hubiese censurado abrazar el arte vernacular africano? ?Deberi?amos borrar el legado Art De?co porque la base de su narrativa es descaradamente egipcia? ?Podri?a Saint Laurent haber presentado su famosa coleccio?n rusa sin que nadie le acusase de expoliar el folclore de la ex Unio?n Sovie?tica? ?Y el posmodernismo? ?Deberi?amos carga?rnoslo por haber parodiado todo tipo de e?pocas, culturas y religiones desde A?frica al Polo Norte?
Para terminar, otra pregunta: el orden mundial empieza a estar en manos de culturas ajenas a la nuestra. ?Cua?nto tardara?n en apropiarse de la nuestra? ?Protestaremos? Yo, no.
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