El maestro de los cuchillos de los estrella Michelin est¨¢ en el barrio barcelon¨¦s del Raval
Los dise?os que crea y vende en su tienda-taller son objetos de deseo en las mejores cocinas del mundo. Durante el confinamiento, consigui¨® ¡®liar¡¯ a 28 dise?adores locales para crear la colecci¨®n m¨¢s especial de cuchillos de mesa para tu casa
Para su proyecto final de grado, el israel¨ª Tomer Botner recurri¨® al objeto que m¨¢s hab¨ªa manejado durante los casi 10 a?os que estuvo trabajando en bares y restaurantes para pagarse la carrera en dise?o de producto: un cuchillo de cocina. En ocho meses hizo decenas de prototipos, todos a mano, mientras documentaba el d¨ªa a d¨ªa del proceso en Instagram, cuando Instagram ni siquiera supon¨ªa la competencia directa de Mark Zuckerberg y el valor de un influencer, a principios de la d¨¦cada pasada, se med¨ªa por el tr¨¢fico diario que recib¨ªa su propio blog. Hasta la red social estadounidense ten¨ªa el suyo. All¨ª se comparti¨® el proyecto de Botner, una vez graduado, y los pedidos empezaron de la noche a la ma?ana a dispararse, pese a que ning¨²n cuchillo estaba a la venta. A priori.
As¨ª naci¨® la marca Florentine Kitchen Knives en 2012, como una respuesta al p¨²blico, sin estrategia de marketing, y sin que el fundador tampoco supiese muy bien con qu¨¦ dinero ni de qu¨¦ manera iba a sacar adelante el negocio. Convoc¨® un crowdfunding de 10.000 d¨®lares. Y la estrategia se elabor¨® a base de prueba y error, produciendo en su apartamento de Tel Aviv una colecci¨®n de cuchillos en unidades limitadas, que desde entonces se revisa, se mejora y se aumenta a?o tras a?o con los nuevos materiales que salen al mercado.
Ahora, entre su clientela hay varias estrellas Michelin. Muchos de los platos del restaurante The Jane ¨Cubicado en la capilla de un antiguo hospital militar en Amberes, B¨¦lgica¨C se sirven con los dise?os del israel¨ª. El chef Paco Roncero los compra para uso personal. Joan Roca, de El Celler de Can Roca, los integr¨® en su instrumental de cocina, igual que hizo Oriol Castro en el restaurante Disfrutar de Barcelona.
A la capital catalana se mudaron Botner y la dise?adora de moda Noam Blumenthal, su pareja y actual socia en la compa?¨ªa, en 2015. Seg¨²n explica ¨¦l en una videollamada, por un tema de rentabilidad: ¡°Israel es como una isla, todo se tiene que importar porque no hay nada que se produzca all¨ª. Estar en la Uni¨®n Europea facilita la log¨ªstica, los impuestos, las aduanas. El gasto ya se redujo pr¨¢cticamente a la mitad el primer a?o que nos vinimos¡±. En el tercero, a mediados de 2018, el empresario abri¨® una tienda-taller en el barrio del Raval en la que fabrica y vende los cuchillos, adem¨¢s de organizar workshops, y desde la que el a?o pasado, poco despu¨¦s del confinamiento, puso en marcha la iniciativa The Table Knife Project con la dise?adora industrial Berta Juli¨¤ Sala, gerente de la firma Honext.
Como muchos, Botner reflexion¨® al verse encerrado en casa: ¡°Trabajo todos los d¨ªas con gente de todo el mundo, menos de Barcelona, que es de lo que me di cuenta cuando de repente el planeta se paraliz¨®. Aqu¨ª yo no conoc¨ªa a casi nadie¡±. Al menos s¨ª conoc¨ªa a Juli¨¤, por un amigo en com¨²n, y ella le ayud¨® a reunir a varios dise?adores locales para hacerles una propuesta: reinterpretar el cuchillo de mesa cl¨¢sico de Florentine Kitchen Knives. Comenzaron escogiendo a 15 perfiles, pero acabaron con 28. Cada uno ide¨® un set de dos cuchillos, 56 en total.
Para el israel¨ª y la catalana, lo importante era que en el grupo hubiese estudios y dise?adores consagrados y emergentes. ¡°Quer¨ªamos ver el mayor n¨²mero de puntos de vista sobre un mismo objeto, y cuanto m¨¢s diferentes fueran, mucho mejor¡±, apunta Berta Juli¨¤ como comisaria del proyecto. Recuerda que apenas les dieron directrices: ¡°Solo les pedimos que, en la medida de lo posible, se ajustaran a materiales de la zona y sostenibles¡±.
Cuchillos no solo para cocinar y comer
Entre los nombres, Curro Claret ¨Cresponsable de convertir los bancos de la parroquia del Raval en camas de acogida¨C firm¨® un cuchillo 100% reciclado, a partir de una silla de madera medio rota que encontr¨® tirada en una casa abandonada. Lo que se ve¨ªa en el mango eran las ¨²nicas partes del asiento que el autor pudo recuperar con la m¨ªnima intervenci¨®n. Elsa Casanova, del colectivo Oblicuas, solvent¨® el cubierto doblando dos palos de madera que imitaban la forma de los fideos noodles, lijados y recubiertos con masilla reparadora de barcos.
El dise?ador Max Enrich opt¨® por un cubierto tambi¨¦n de madera, aunque el suyo es cil¨ªndrico. Al dejarlo sobre la mesa, el modelo se mov¨ªa en un bucle cicloide que desafiaba la posici¨®n sentada de la hoja de corte, la t¨ªpica de un cuchillo, dej¨¢ndola siempre en vertical.
La ingeniera Aya Ulan prefiri¨® indagar en el valor de esta herramienta que representa uno de los primeros hitos en la evoluci¨®n tecnol¨®gica del hombre, junto a otro avance, el a?adido de un agarre, que hist¨®ricamente se un¨ªa al cuchillo mediante un cord¨®n de fibras vegetales. Uno id¨¦ntico, o muy parecido, al que Ulan utiliz¨® para envolver el mango de su cubierto.
El proyecto cont¨® tambi¨¦n con un dise?o de la propia Berta Juli¨¤, que produjo de la mano del carpintero Mike A. Hausmann, con el que se pretende reflexionar sobre las peque?as decisiones en una rutina como la de desayunar, comer o cenar, muy vinculada al cambio clim¨¢tico (la industria alimentaria genera cerca del 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero). A esa actividad diaria le sumaron otro min¨²sculo acto: cada vez que el cuchillo que hab¨ªan ideado fuera a utilizarse, el usuario tendr¨ªa que desenfundarle una capucha protectora, oblig¨¢ndole con el gesto a prestar atenci¨®n y a ser consciente de las consecuencias de su dieta.
Los vecinos, una soluci¨®n
Cuentan Botner y Berta que detr¨¢s de los 56 cuchillos de The Table Knife Project hab¨ªa un doble objetivo. Parte de los ingresos de su venta en la web ¨Ctodav¨ªa quedan modelos disponibles¨C se destinan a la Fundaci¨® El Llindar de Cornell¨¤ de Llobregat, para que j¨®venes desplazados del sistema educativo puedan formarse en el sector de la hosteler¨ªa en la escuela restaurante El Repartidor. Adem¨¢s, con el resultado del proyecto se organiz¨® durante el pasado mes de noviembre una exposici¨®n en la casa modernista donde se alberga la tienda Cubi?¨¢, dentro de la ¨²ltima Barcelona Design Week, cuyo lema fue Think Design Act (Piensa Dise?a Act¨²a).
¡°Con este proyecto hemos hecho las tres cosas¡±, indica Berta. ¡°Hemos planteado una forma de hacer un objeto en el que todo, desde su dise?o hasta la producci¨®n y la distribuci¨®n, empieza y acaba en una comunidad local¡±. Algo a lo que el israel¨ª ya le dio vueltas en su proyecto final de carrera: ¡°Por eso a la marca le puse de nombre Florentine ¨Csu barrio al suroeste de Tel Aviv¨C, porque mi pregunta era c¨®mo crear un cuchillo que no exist¨ªa en la zona. Lo que s¨ª hab¨ªa era un t¨ªo que trabajaba la madera, otro que trataba el acero a nivel t¨¦rmico¡ El conocimiento, lo importante, ya estaba ah¨ª. Solo faltaba que alguien los pusiera a todos en contacto¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.