De una habitaci¨®n para el sexo ¡®online¡¯ a la casa de un criminal: cuando la decoraci¨®n tiene una utilidad (y no es embellecer un espacio)
En el libro ¡®Los usos de la decoraci¨®n¡¯, Nicholas Korody expone varios casos de estudio en los que el interiorismo no es ni na¨ªf ni l¨²dico ni ¡®instagrameable¡¯
Studio20 es la mayor red de franquicias dedicadas al camming, la pr¨¢ctica de la excitaci¨®n sexual por Internet por parte de modelos er¨®ticas. Al entrar en sus instalaciones en Los ?ngeles uno se encuentra una multitud de estudios, todos ellos similares a la habitaci¨®n de una jovencita: una cama, unos p¨®sters, una mesilla de noche, una lamparita. Y, por supuesto, todo el aparataje t¨¦cnico, focos y c¨¢maras. Las habitaciones son pr¨¢cticamente iguales, pero tambi¨¦n est¨¢n personalizadas: algunas tienen toques surferos, otras son m¨¢s femeninas, otras tienen osos de peluche. Esta decoraci¨®n ¡°conecta el cuerpo de una trabajadora a una econom¨ªa global compuesta por flujos de datos, capital y fluidos sexuales¡±, seg¨²n observa Nicholas Korody, autor del reciente libro Los usos de la decoraci¨®n, publicado por Rua Ediciones. A veces, cuando la modelo se ausenta un rato, el usuario permanece masturb¨¢ndose, mirando la decoraci¨®n.
Las cammers utilizan estos plat¨®s que simulan lo dom¨¦stico para trabajar fuera de casa (tal vez escondi¨¦ndose de sus familias) o para evitar casos de acoso: a veces, solamente con la decoraci¨®n ya indicamos una situaci¨®n geogr¨¢fica. ¡°Las estrategias decorativas que han usado tradicionalmente las cammers ahora, con la pandemia y el auge de las videollamadas, han pasado al mainstream: la gente se preocupa por tener una iluminaci¨®n que le favorezca o un lugar de la casa espec¨ªficamente dedicado a las videollamadas¡±, explica el autor.
Korody, nacido en Los ?ngeles y afincado en Mil¨¢n, es escritor y dise?ador, cofundador del estudio experimental de arquitectura Adjustments Agency y fundador de Interiors Agency, que explora los espacios de interioridad en un gran rango de escalas: de la psique individual al hogar, la naci¨®n-Estado o el planeta como una totalidad. Adem¨¢s de un texto te¨®rico principal (titulado La utilidad de lo in¨²til), incluye en el libro tres casos de estudio, como el mencionado, en los que se analiza la instrumentalizaci¨®n de la decoraci¨®n para diferentes fines. ¡°La disciplina de la arquitectura ha desarrollado una labor de an¨¢lisis te¨®rico muy importante a lo largo su historia¡±, opina el editor Asier Rua. ¡°Sin embargo, no existen textos que aborden la decoraci¨®n bajo un marco te¨®rico o de investigaci¨®n. El texto de Nicholas abre el camino a poner en valor una disciplina continuamente devaluada¡±.
De Nietzche a Le Corbusier: la feminizaci¨®n (y desprecio) de la decoraci¨®n
La decoraci¨®n es un trabajo frecuentemente invisibilizado y despreciado desde los ¨¢mbitos tanto acad¨¦micos como populares. Desde luego, no tiene el mismo estatus que la arquitectura o el urbanismo, es considerada una disciplina menor. En el libro se recogen numerosas citas en las que grandes pensadores (de Kant a Rem Koolhaas, de Nietzche a Gilles Deleuze, de Le Corbusier a Susan Sontag) desprecian la decoraci¨®n y utilizan el sintagma ¡°meramente decorativo¡± como sin¨®nimo de insignificante.
?Por qu¨¦? ¡°Identificar una sola raz¨®n o causa para esto resulta un poco dif¨ªcil¡±, responde el autor, ¡°uno podr¨ªa se?alar la frecuente asociaci¨®n entre la decoraci¨®n y las mujeres o los hombres homosexuales. Son dos grupos demogr¨¢ficos que han sido hist¨®ricamente marginados, y cuyo trabajo se ha devaluado¡±, se?ala Korody. ¡°A diferencia del trabajo de la f¨¢brica, el trabajo de reproducci¨®n de la clase obrera (dar a luz, cocinar o hacer que un hogar parezca un hogar) no ten¨ªa que ser pagado, ya que no se reconoc¨ªa como trabajo en absoluto¡±. El de la decoraci¨®n entra dentro de esta divisi¨®n, en el lado de lo femenino, de lo dom¨¦stico y lo no valorado.
La ¡®casa Airbnb¡¯: la importancia de que un hogar no sea demasiado original
¡°Simult¨¢neamente, a trav¨¦s de la decoraci¨®n, el hogar capitalista temprano adquiere su apariencia como tal, como un espacio apartado del trabajo que alivia al trabajador masculino de la dureza de la f¨¢brica¡±, dice el autor, para quien esta din¨¢mica es recurrente.
La decoraci¨®n, adem¨¢s, tiene un funcionamiento ambivalente: solemos pensar que sirve para expresar nuestra identidad, para hacernos ¨²nicos, para contar qui¨¦nes somos a quien nos visite (y a nosotros mismos). Sin embargo, la decoraci¨®n tambi¨¦n hace que reconozcamos un hogar como tal precisamente por su parecido con otros. Al fin y al cabo, todos los hogares siguen los mismos patrones.
Esa uniformizaci¨®n de lo decorativo ocurre por modas o por la ¡°democratizaci¨®n¡± de lo decorativo conseguida por grandes cadenas como Ikea. ¡°Aunque yo no llamar¨ªa ¡®democratizaci¨®n¡¯ al efecto de estos grandes establecimientos: m¨¢s bien, ofrecen medios relativamente asequibles para lograr la est¨¦tica estandarizada antes mencionada. As¨ª sirve bien a las demandas de los decoradores no profesionales¡±, afirma el cr¨ªtico. Una uniformizaci¨®n que se ve no solo en el interiorismo de establecimientos hosteleros, comercios, hoteles (que ya parecen todos iguales), sino tambi¨¦n en domicilios o en plataformas de pisos tur¨ªsticos como Airbnb, donde todos est¨¢n, tambi¨¦n, cortados por el mismo patr¨®n.
¡°El establecimiento de estrategias, tendencias, de decoraci¨®n compartidas satisface una funci¨®n econ¨®mica¡±, se?ala Korody al respecto. ¡°En este sentido, es m¨¢s barato y f¨¢cil decorar tu casa para que se parezca a otras casas de Airbnb. Tambi¨¦n es m¨¢s probable que atraigas a un potencial inquilino, ya que esa est¨¦tica le resulta familiar¡±.
La decoraci¨®n que sirve para identificar criminales
Otro de los casos analizados por Korody tiene que ver con la utilizaci¨®n de la decoraci¨®n en programas de realidad virtual para el entrenamiento de soldados o polic¨ªas. Por ejemplo, el simulador V-300 de VirTra, que consta de cinco grandes pantallas dispuestas en una estructura circular: se coloca en medio al usuario a entrenar, empu?ando una pistola que emite rayos l¨¢ser. La m¨¢quina ofrece varios escenarios en imagen real en los que la decoraci¨®n es importante para identificar las amenazas: algunas salas est¨¢n decoradas de forma que parecen pertenecer a una mara salvadore?a, otras, llenas de simbolog¨ªa fascista, pertenecen a grupos supremacistas blancos. La pobreza que se hace evidente en las decoraciones de cualquier tipo de criminal ya es en s¨ª una forma de criminalizaci¨®n de la propia pobreza.
En el sistema Asterion VR ni siquiera aparecen figuras humanas, solo ambientes: ¡°El otro ni siquiera necesita estar corporalmente presente para ser reconocido como tal, luego juzgado y, en este caso, ejecutado; con su forma de decorar es suficiente¡±, se?ala el autor. En las representaciones de Irak que se utilizan en Camp Pendleton se ven alfombras orientales, cachimbas o cafeteras italianas, aparecen mujeres con velo, se escucha la llamada al rezo o incluso se huelen las alcantarillas y el aroma de la carne coci¨¦ndose. ¡°Este tipo de simuladores revelan la utilidad de decorar para condenar a un cuerpo¡±, concluye Korody.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.