Examin¨¦ la decoraci¨®n de mi casa con una psic¨®loga cl¨ªnica y esto es lo que aprend¨ª de m¨ª y de mis muebles
Esta periodista con af¨¢n investigador se puso en manos de una especialista en psicolog¨ªa de espacios y nos cuenta en primera persona por qu¨¦ los errores m¨¢s comunes en decoraci¨®n se deben a la falta de reflexi¨®n y no de gusto
Hay algo en mi habitaci¨®n que me produce la misma sensaci¨®n que llevar un pantal¨®n contrahecho. No s¨¦ si es el cuadro que yace en el suelo apoyado en la pared, a¨²n envuelto en el papel de burbujas desde que me mud¨¦ hace ya cuatro a?os. O si son los marcos de plata y porcelana con lazos que me tocaron en el reparto de cosas de mi abuela porque sosten¨ªan fotos m¨ªas, y que expongo en un estante escondido detr¨¢s de la puerta. O si es esa otra balda en la que se acumulan papeles que no tienen sitio. Dice Larissa del R¨ªo, psic¨®loga cl¨ªnica especializada en algo que ella ha denominado psicolog¨ªa de espacios ¨Cy en cuyas manos me dej¨¦ con af¨¢n investigador¨C, que quiz¨¢ estos rincones son el espacio que cedo a la rebeld¨ªa, un dislate que me permito en el ¨²nico escondite de la casa que no es sometido a la f¨¦rrea disciplina del orden y la limpieza con la que seguramente crec¨ª.
Larissa me hizo sentarme frente a las cuatro paredes de mi cuarto durante una hora, a 15 minutos por pared. Despu¨¦s de analizar los helechos artificiales hiperrealistas que hay sobre mi cama ¨Cconseguidos en una venta especial de Westwing¨C y el cabecero indonesio de madera maciza con bajorrelieves del Kamasutra que encontr¨¦ en una insospechada tienda de antig¨¹edades asi¨¢ticas en el centro comercial de Kin¨¦polis, en Madrid, concluimos que lo que yo realmente quiero es vivir en el campo. Y cuando toc¨® enfrentarse a la silla de playa en mi balc¨®n, llegamos a la conclusi¨®n de que a veces dejo cosas sin terminar ¨Co acepto otras que me han venido dadas pero que yo no habr¨ªa elegido¨C solo para recordarme que hay aspectos sobre los que no tengo ning¨²n control. Y tambi¨¦n porque, si todo estuviera acabado ¨Csi no quedase nada por decorar, renovar o restaurar¨C, el v¨¦rtigo se apoderar¨ªa de m¨ª. ?Qu¨¦ viene despu¨¦s de que lo has terminado todo?
As¨ª fue como Larissa tambi¨¦n supo que me cuesta horrores no hacer nada, aunque aparentemente mi habitaci¨®n diga lo contrario. Pero el objetivo es ir m¨¢s all¨¢ del diagn¨®stico, y tomar una decisi¨®n sobre todo aquello que perturba tu visi¨®n en casa. Es asombrosa la cantidad de cosas con las que convivimos a diario y hemos dejado de ver. Pero nuestro cerebro no: mi cabeza sigue mirando de reojo aquel ego-altar de porcelanas que dej¨® de tener sentido cuando sali¨® de casa de mi abuela para adquirir uno mucho menos entra?able en la m¨ªa. Ha llegado el momento de deshacerme de esos marcos detr¨¢s de mi puerta. Adem¨¢s, Larissa se?al¨® en dos ocasiones el tama?o desproporcionado de mi cama, pero es algo con lo que convivo muy a gusto, porque todos los usos que doy a mi habitaci¨®n tienen que ver con la cama.
Los errores m¨¢s comunes en decoraci¨®n se deben a la falta de reflexi¨®n, no de gusto
Lo importante, dice la experta, es conocerse a s¨ª mismo. La gente piensa que no sabe decorar y lo que sucede es que, al no conocerse, no eligen los muebles, los colores o los objetos que les satisfacen. ¡°Muchos desean lo que no necesitan. Piden una ba?era y, cuando les preguntas por su d¨ªa a d¨ªa, nunca tienen tiempo de darse un ba?o¡±. Otro ejemplo cl¨¢sico es el del rinc¨®n de lectura, que se crea con la esperanza de leer m¨¢s y que luego languidece robando espacio a nuestras verdaderas actividades cotidianas.
Todo esto tiene que ver tambi¨¦n con otro error com¨²n: decorar para los dem¨¢s. Los dem¨¢s son ese grupo de personas indeterminado que alg¨²n d¨ªa vendr¨¢ de visita. Sucede bastante a menudo, adem¨¢s, que se decora pensando en otro momento vital y se da la espalda al ahora: ¡°Cuando me mude a ese-lugar-que-en-mi-cabeza-es-paradis¨ªaco, entonces, ser¨¦ feliz¡±. La lista de Larissa del R¨ªo contin¨²a: ¡°No tener en cuenta las necesidades actuales y las de la casa, querer algo que tienen otros, dejarse llevar por las tendencias de Instagram o Pinterest en lugar de escucharse a uno mismo...¡±. Y el fallo que suscita una de las primeras crisis de pareja: ¡°No saber, ni querer saber, cu¨¢les son los gustos de las personas con las que se convive¡±.
Hay que formularse algunas preguntas antes de ponerse a comprar muebles. Lo primero es hacer una descripci¨®n detallada de las actividades que llevamos a cabo en una semana. A partir de ah¨ª, apuntar las necesidades que esas actividades generan. Si el mal ya est¨¢ hecho (si la casa ya est¨¢ amueblada y decorada), las mismas preguntas son v¨¢lidas para hacer una depuraci¨®n en profundidad y tirar todo aquello que sobra para dejar hueco a lo necesario. Es lo que Larissa llama decluttering, que somete a todos nuestros objetos a un estricto examen. Hay que tirar: las cosas que no ames; Por supuesto, toda la basura y lo que est¨¦ desorganizado; cosas rotas o sin terminar; cosas que ya no sirven a tu vida, y todo aquello que drene tu energ¨ªa.
La forma de los muebles que nos hace m¨¢s felices
Del R¨ªo no es la ¨²nica psic¨®loga que se ha interesado por el efecto de la decoraci¨®n de un espacio en nuestras emociones. En 2009, la interiorista Sibel Seda Dazkir public¨® con la Universidad de Oreg¨®n la tesis Emotional Effect of Curvilinear vs. Rectilinear Forms of Furniture in Interior Settings (¡±los efectos emocionales de los muebles curvil¨ªneos frente a las l¨ªneas rectas en los interiores¡±). El texto es fruto de una investigaci¨®n cient¨ªfica ¨Cllevada a cabo con 142 estudiantes de Dise?o y Entornos Humanos de la Universidad de Oreg¨®n¨C para la que construy¨® seis interiores de dos estilos distintos: uno m¨¢s tradicional, con los acabados que se esperan de un sof¨¢, una l¨¢mpara y una mesa, y el otro m¨¢s pr¨®ximo al movimiento moderno, con mezcla de materiales, como reposabrazos metalizados. Cada uno de esos estilos se presentaba en tres versiones: con formas redondeadas, formas rectil¨ªneas y una mezcla de las dos. Las im¨¢genes se presentaron en blanco y negro, de modo que la atenci¨®n se centrara exclusivamente en la forma.
Debajo de cada imagen aparece un n¨²mero que indica el orden en el que fueron mostradas a los participantes. Estas son las preguntas del estudio (para conocer tus verdaderas preferencias, c¨¢mbialas de orden con cada imagen y evitar¨¢s respuestas automatizadas): ?hasta qu¨¦ punto este espacio te predispone a entablar una conversaci¨®n con un desconocido que se encuentra cerca?; si te encuentras en esta habitaci¨®n, ?te dan ganas de explorarla?, y, ?cu¨¢nto tiempo te gustar¨ªa pasar en esta sala? Por ¨²ltimo, se planteaba a los participantes dos preguntas abiertas: ?hay alg¨²n otro sentimiento o emoci¨®n relacionado con esta estancia que te gustar¨ªa expresar? ?Qu¨¦ es lo que te gusta y lo que no de este espacio?
La primera conclusi¨®n del estudio es que las formas rectas y los muebles angulosos despiertan m¨¢s sensaciones relacionadas con el estr¨¦s, mientras que las formas redondeadas nos resultan m¨¢s relajantes y nos aproximan m¨¢s a la felicidad. La segunda conclusi¨®n fue que no aceptamos del mismo modo las formas curvas o rectas en un estilo de dise?o que en otro. As¨ª, el estilo moderno aguanta mejor las terminaciones angulosas.
Hay que tener en cuenta que los participantes en la investigaci¨®n eran estudiantes de dise?o, as¨ª que las respuestas abiertas fueron desde ¡°la habitaci¨®n no me inspira para realizar ning¨²n tipo de actividad en ella, sin embargo me inspira a cambiarla¡± a ¡°no me gusta el ambiente ins¨ªpido. No es solo simplista, carece de car¨¢cter o carisma¡±. Estudiantes en pleno ejercicio de ese esp¨ªritu cr¨ªtico reci¨¦n liberado.
?Y si en realidad no te gustan las paredes blancas?
No solo las formas, tambi¨¦n los olores, las texturas o los colores influyen en nuestro estado de ¨¢nimo y en c¨®mo nos relacionamos con los espacios. ¡°Est¨¢ demostrado que un sof¨¢ con cojines con distintas texturas es m¨¢s confortable, porque las personas tienden a abrazarse a ellos y se sienten m¨¢s seguras¡±, explica Larissa del R¨ªo.
En cuanto a los olores, a?ade, ¡°durante el d¨ªa, aromas como el pomelo, la mandarina, la menta, el eucalipto o el caf¨¦ ayudan a permanecer m¨¢s activos. En cambio, para reposar, los m¨¢s relajantes son la lavanda, el lim¨®n, el mango, el jazm¨ªn o la manzanilla¡±. Sabemos que las bacterias que desprende la tierra h¨²meda y los fitoncidas, unos aceites naturales que forman parte de las defensas de los ¨¢rboles contra hongos, bacterias e insectos, ayudan a reducir la ansiedad y a mejorar la sensaci¨®n de bienestar. As¨ª lo explica el doctor nip¨®n Qing Li, que cuenta en su libro El poder del bosque los secretos de la terapia Shinrin-Yoku (pasear en la naturaleza), que se aplica en la seguridad social japonesa. ?C¨®mo meter el bosque en casa? Los distintos efectos ¨Crelajaci¨®n, de mejora de la atenci¨®n, pensamientos positivos o bienestar en general¨C que muchos atribuyen a las flores de Bach tienen su origen en esta experiencia de contacto con la naturaleza, y ya se pueden aplicar a los interiores con su difusor para el hogar. Tambi¨¦n la nueva colecci¨®n de perfumes dom¨¦sticos de Loewe, con 11 esencias inspiradas en flores y frutos, en las hojas del tomate, el cilantro, la flor del guisante o el c¨¢?amo, promete introducir el huerto en tu sal¨®n y contribuir a crear ese ambiente fresco.
Los colores, como los aromas, responden a la personalidad. ¡°?Por qu¨¦ todas tus paredes son blanco nuclear?¡±, me pregunta Larissa de R¨ªo. Y yo respondo r¨¢pidamente que porque me parecen luminosas y no compiten con los muebles o los elementos decorativos que ponga en la casa. Pero por dentro me digo que, en realidad, las paredes un poco tostadas reflejan una luz tenue, c¨¢lida, que envuelve, dulce en verano y protectora en invierno. Conviene pensar en el estado de ¨¢nimo que nos generan los colores, pero tambi¨¦n ser conscientes del tipo de luz que van a aportar a las estancias. ¡°Quiz¨¢ no hay que utilizar el mismo color en un lado orientado al norte que en una estancia que mira al sur. Igual se puede jugar tambi¨¦n con los colores, como se hace con los tejidos (alfombras, cojines, mantas...) en las diferentes estaciones del a?o¡±, me dice Larissa.
La iluminaci¨®n puede terminar de enga?ar a nuestro cerebro para convercernos de que estamos en un lugar feliz. ¡°Luces altas durante las horas centrales, y bajas, que ayuden a generar ambientes, cuando llegue la hora de relajarnos¡±. La psic¨®loga aplic¨® todos estos conceptos en su consultorio, que utiliz¨® como terreno de pruebas para la especialidad que estaba creando. Con sonidos relajantes, aromas que acompa?an, un cuidado especial en las luces indirectas, los colores, el dise?o del mobiliario y las texturas, ha conseguido un lugar que invita a hablar y a abrirse, que es a lo que van sus clientes. Ahora, colabora con interioristas para hacer proyectos completos que comienzan por psicoanalizarte y acaban por hacer que tu casa, de una vez por todas, responda a tus necesidades.
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