Cin¨¦filo converso
Si la historia de Karim Benzema no es un buen argumento para un director de cine, que baje el difunto cr¨ªtico Roger Ebert y lo vea
Cuando ten¨ªa 20 a?os me pas¨® una cosa curiosa: me cre¨ª reaccionario y dej¨¦ de ver cine. De cin¨¦filo, me refiero, o c¨®mo llamarlo. El caso es que cualquier pel¨ªcula que no respondiera a planteamiento-nudo-desenlace en c¨®modos 90 minutos (100 si era de acci¨®n) se ganaba un no categ¨®rico. NO al cine franc¨¦s (hablan demasiado), NO al cine alem¨¢n (?existe?), NO a pel¨ªculas de tem¨¢tica gay (son clich¨¦s), NO a las series (la trama est¨¢ inflada, duran demasiado, ?pero qu¨¦ se creen con esos di¨¢logos?). Total, que vi mi primera pel¨ªcula de ?ric Rohmer hace dos meses y cuando, hace poco, escuch¨¦ una estrofa en una canci¨®n de Cabiria que dice ¡°Cansas m¨¢s / que las pelis de Godard¡± me sent¨ª ofendido en mi orgullo de meapilas (?hay algo peor que un converso?).
No solo descubro pel¨ªculas, sino que leo cr¨ªticas mientras las veo. El otro d¨ªa, al terminar Cuento de primavera, de Rohmer, di con algo precioso y certero que ?ngel Fern¨¢ndez-Santos public¨® en EL PA?S: ¡°Pocos como Rohmer han esclarecido, sin ¨¦nfasis alguno, las contradicciones humanas¡±. ?C¨®mo no me hab¨ªa dado cuenta! La idea de la falta de ¨¦nfasis es para m¨ª un unicornio, la perfecci¨®n, pero nadie me lo hab¨ªa explicado de forma tan cl¨ªnica (aunque ya dijo Capote que para escribir bien hay que evitar esos tics que pensamos que son nuestra personalidad. En fin. Culpable). Sobre El amor de Swann, el filme que Volker Schl?ndorff le dedic¨® en 1984 al et¨¦reo protagonista de Proust y a sus amores por Odette, el cr¨ªtico Roger Ebert suspiraba: ¡°Cuando llegan los cr¨¦ditos, nos damos cuenta de que probablemente no hemos aprendido nada excepto que los amantes eran tan bobos en 1875 como ahora. O m¨¢s, porque ten¨ªan m¨¢s tiempo¡±. Touch¨¦. En un momento de la pel¨ªcula, un ocioso y febril Jeremy Irons, en su papel de Swann al borde del desmayo, le dice a una dama en un sal¨®n: ¡°Lo que m¨¢s me gusta de usted es que no es alegre. Podr¨ªamos pasar una noche juntos¡±.
Mis descubrimientos no evitan, por supuesto, que haga lo que m¨¢s me gusta: volver a lo que ya conozco. Una noche recuper¨¦ Gattaca, la fantas¨ªa futurista que Andrew Niccol rod¨® en 1996. En su momento, Ebert se derriti¨®: ¡°Las distop¨ªas suelen pintarse como uniformemente perfectas precisamente porque la humanidad es imperfecci¨®n¡±, dijo en su rese?a, que me irrit¨® por lo previsible y por lo mal que han envejecido ese tipo de consideraciones tan inocentes hoy, que ya tenemos todas las distop¨ªas posibles en funcionamiento en nuestro desordenado mundo. Gattaca tiene tres protagonistas imposiblemente guapos, j¨®venes y rubios: Uma Thurman, Jude Law y Ethan Hawke (el asunto del privilegio es tan grave que hasta sale Gore Vidal). Van vestidos con ropa a medio camino entre un uniforme y varias colecciones de Prada, y la acci¨®n se desarrolla en decorados como sacados de impolutas dobles p¨¢ginas de la revista Wallpaper*. ¡°Es un cruce entre los a?os cincuenta y los noventa. Una est¨¦tica pulida pero no brillante; moderna pero no futurista y minimalista, que no cruda¡±, le¨ª en un blog. Me dorm¨ª pensando en esas bonitas descripciones donde querr¨ªa quedarme a vivir.
En este n¨²mero hay muchas pel¨ªculas y otros tantos protagonistas. Adam Nourou, uno de los j¨®venes actores del drama Ad¨², justamente nominado a los Goya. Enric Auquer, que estrena Sky rojo, la pr¨®xima bomba de Netflix. John Carpenter, legendario director de cine de terror. La estrella de ?lite, Miguel Bernardeau. E Iv¨¢n Pellicer, que acaba de rodar el primer corto de Omar Ayuso y debuta como modelo en ICON. Karim Benzema, nuestro hombre de portada, no es actor. Pero si la historia de un hombre que naci¨® en un barrio de Lyon y ha llegado a un ¨¦xito de v¨¦rtigo en el f¨²tbol y en la vida no sigue siendo un buen argumento para un director, que baje el difunto Roger Ebert y lo vea. Aunque, con todos mis respetos, Rohmer posiblemente no ser¨ªa.
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