Peter Cameron: el escritor que cuenta historias de la gente acomodada
Podr¨ªamos reducir su literatura a casas bonitas y gente que habla bien y la verdad es que tampoco hace falta mucho m¨¢s para escribir un buen libro
Siempre le est¨¢n pidiendo que sea el escritor que no es. Cuando Peter Cameron (Nueva Jersey, 1959) era joven e intentaba colocar sus relatos en las revistas, una cabecera masculina le rechaz¨® uno porque encontraron que ¡°escrib¨ªa demasiado como una mujer¡±. ?l se lo tom¨® como un cumplido. No supuso ning¨²n problema para el New Yorker, que empez¨® a aceptar sus cuentos. M¨¢s tarde, cuando ya hab¨ªa publicado sus primeras novelas, sus amigos activistas de la comunidad gay encontraban que no escrib¨ªa ¡°suficientemente gay¡±. Eran los a?os duros del sida: Cameron trabajaba para la organizaci¨®n de defensa legal Lambda y escrib¨ªa novelas sobre familias y amigos. A veces homosexuales, a veces no.
¡°Me sent¨ªa culpable por no tratar el tema m¨¢s agresivamente, pero en mi vida privada ya trabajaba en eso, no quer¨ªa mezclarlo con mi ficci¨®n. No me gustan las novelas con un objetivo pol¨ªtico¡±, defiende. ¡°Recuerdo que en aquellos a?os estaba de moda tener en las librer¨ªas un apartado de literatura gay y no sab¨ªan qu¨¦ hacer conmigo, porque era abiertamente gay, pero mis libros no siempre trataban el tema. En el fondo, incitaba a un debate interesante y expon¨ªa el absurdo de aquello. ?Qu¨¦ iban a hacer?, ?tener secciones para gente gorda?, ?para gente con el pelo oscuro?¡±.
Un fin de semana (Libros del Asteroide) es lo ¨²ltimo que ha publicado Cameron en Espa?a, aunque en realidad la novela data de 1994 y la masacre del VIH sobrevuela lo que en apariencia es un gentil relato de casa de campo. Ya se sabe: se coloca a varios personajes con un pasado com¨²n e intereses contrapuestos en una bonita casa solariega, se llama a un outsider, se les da tiempo y alcohol y, si hay suerte y talento, te sale una estupenda novela inglesa o una pel¨ªcula francesa.
"Lamento que haya ese prejuicio contra los libros sobre gente acomodada, como si la gente que tiene problemas econ¨®micos fuera m¨¢s real"
¡°La verdad es que ten¨ªa en mente a Rohmer cuando la escrib¨ª. Me encantan filmes como La rodilla de Claire, porque los personajes se sientan y hablan con los dem¨¢s¡±. El reparto de Un fin de semana lo forman dos parejas desiguales: los adinerados John y Marian, que han huido de Nueva York para criar a su beb¨¦, invitan a pasar el fin de semana al que fuera pareja del difunto medio hermano de John, el cr¨ªtico de arte Lyle, justo cuando se cumple el aniversario de la muerte.
En lugar de acudir solo, Lyle va con su recient¨ªsimo amante, el joven Robert. Para romper la simetr¨ªa, a la cena del viernes asiste tambi¨¦n Laura, una mecenas italiana cuya famosa hija tambi¨¦n alquila una casa por la zona. A lo largo del fin de semana, todos hablan de todo para llenar los huecos inc¨®modos, del estado del arte y de la novela y de los frescos del palazzo que Laura est¨¢ restaurando en Italia.
Por algo a las gentes ociosas en ingl¨¦s se las llama chattering clases, clases que charlan. Y esa es otra acusaci¨®n que tambi¨¦n ha recibido en alguna ocasi¨®n Cameron. ?Sus personajes nunca trabajan en un supermercado? ¡°Es muy decadente que tengan el lujo de llevar esa vida, pero tambi¨¦n lamento que haya ese prejuicio contra los libros sobre gente acomodada, como si la gente que tiene problemas econ¨®micos fuera m¨¢s real. Puede que empaticemos m¨¢s con ellos, pero los ricos son reales, tambi¨¦n existen¡±.
Como hijo de banquero, sabe de lo que habla. Cuando ten¨ªa apenas ocho a?os, su familia se mud¨® durante un par de cursos a Londres y Cameron qued¨® para siempre enfermo de anglofilia. ¡°En el colegio se pon¨ªa el ¨¦nfasis en la creatividad, no como en EE UU. Esa experiencia me cambi¨® para siempre¡±, explica. Sus autoras preferidas son esas ¡°lady writers de las que se ha dicho peyorativamente que son escritoras dom¨¦sticas¡±, como Barbara Pym o Margaret Drabble.
Y se entiende bien con otro americano angl¨®filo, James Ivory, que adapt¨® al cine otra de sus novelas, Aquella tarde dorada, con Anthony Hopkins y Laura Linney. Desde hace unos a?os, Cameron vive un romance con Italia, donde sus libros son tan populares que el pr¨®ximo, formado por dos relatos largos, aparecer¨¢ en italiano antes que en ingl¨¦s. En Espa?a tambi¨¦n han tenido muy buena acogida otros t¨ªtulos suyos como Alg¨²n d¨ªa este dolor te ser¨¢ ¨²til.
Ha tenido que irse lejos, pero por fin ha encontrado quien le lee por lo que es, no por lo que creen que deber¨ªa ser.
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