Cuando las gasolineras se convirtieron en el ¨²nico apoyo de los artistas a los que la radio daba la espalda
El artista Juan S¨¢nchez Porta acaba de publicar ¡®Dame m¨¢s gasolina. Un recorrido por la m¨²sica de gasolinera¡¯ un libro que analiza este fen¨®meno y reivindica a aquellas estrellas incomprendidas que consiguieron triunfar sin el apoyo de la industria
Puede que las generaciones m¨¢s j¨®venes no lo tengan presente, pero nuestras ¨¢reas de servicio se transformaron en una suerte de tiendas de discos desde que el casete irrumpi¨® en Espa?a a mediados de los setenta. En sus expositores no se exhib¨ªa precisamente lo ¨²ltimo de Serge Gainsbourg o Led Zeppelin; m¨¢s bien t¨ªtulos denostados por la cr¨ªtica especializada y buena parte de los medios de comunicaci¨®n. La conocida como m¨²sica de gasolinera, de forma prejuiciosa, se meti¨® en el saco de lo kitsch, lo chabacano y lo barriobajero. Era, dec¨ªan, m¨²sica para gente sin gusto musical. No obstante, hubo una realidad innegable: todos aquellos artistas sin apoyo de las radios o la cr¨ªtica fueron aut¨¦nticos superventas. Durante d¨¦cadas consiguieron ganarse el respeto y la admiraci¨®n de las clases populares. De Los Chichos a Camela, pasando por Los del R¨ªo, las compilaciones m¨¢kina herederas de la Ruta Destroy o aquellos cantantes que se hicieron de oro entonando el one hit wonder del verano. Por supuesto, aqu¨ª tambi¨¦n hay espacio para las folcl¨®ricas. Puro eclecticismo.
El artista multidisciplinar Juan S¨¢nchez Porta, m¨¢s conocido como Oro Jondo, sigue fascinado a sus 32 a?os por aquel extinto fen¨®meno. Recientemente, a trav¨¦s de Libros C¨²pula, ha editado Dame m¨¢s gasolina. Un recorrido por la m¨²sica de gasolinera, un t¨ªtulo en el que sus reconocidos collages virtuales conviven con las historias de aquellos nombres propios que triunfaron al margen de la radiof¨®rmula. ¡°Para m¨ª la gasolinera tiene un car¨¢cter ex¨®tico. Es como un oasis que te encuentras de vez en cuando. En su interior pervive la parte m¨¢s alternativa de la cultura popular, aquella relacionada con el barrio y el extrarradio. Hace 15 a?os, con la explosi¨®n de lo hipster y lo indie, muchos se avergonzaban de lo espa?ol porque lo consideraban casposo; lo moderno era todo lo que ven¨ªa de fuera. Afortunadamente, con el tiempo, hemos aprendido a mirar las cosas buenas que ten¨ªamos. Gracias a Internet, la cultura trash, el meme y YouTube hemos arrinconado gran parte de esos prejuicios¡±, confiesa el autor.
Aunque poco despu¨¦s de cumplir la mayor¨ªa de edad se mud¨® a Madrid para estudiar Bellas Artes, en realidad Oro Jondo atesora grandes recuerdos de sus primeros a?os en Lorca. De hecho, a falta de museos y teatros, una estaci¨®n de servicio y un televisor fueron sus mejores escuelas. ¡°Siempre he escuchado este tipo de m¨²sica catalogada como baja cultura. B¨¢sicamente, eso es lo que he mamado. Mi madre ten¨ªa una florister¨ªa en medio del campo. Concretamente, en la Carretera Lorca-?guilas. Enfrente de donde trabajaba solo hab¨ªa un puticlub y una gasolinera. Por las tardes, aprovechando que iba a comprar la merienda, pasaba las horas mirando los expositores, comprando cintas y hojeando revistas como Maxi Tuning, S¨²per Pop o Vale. Ese quiosco de gasolinera, para m¨ª, fue una puerta a la fantas¨ªa que no pod¨ªa acceder de otra manera¡±, explica sobre aquel lugar perfumado de combustible que nutri¨® su imaginario art¨ªstico.
¡°La m¨²sica de gasolinera ha estado asociada a la rumba y la tecno-rumba, pero a mi parecer abarca todos aquellos superventas que consum¨ªa la gente m¨¢s humilde. Tal como digo al principio del libro, ¡®ni son todos los que est¨¢n, ni est¨¢n todos los que son¡¯. Como no pretendo sentar c¨¢tedra, y tampoco soy investigador, me ha basado en mi experiencia personal¡±, justifica sobre el motivo por el que hasta ha dedicado un apartado a las divas internacionales. Del Diamonds de Rihanna, sin ir m¨¢s lejos, nuestro protagonista asevera que es el tema que le gustar¨ªa que sonara el d¨ªa de su boda y su funeral. En efecto, el humor y la iron¨ªa est¨¢n muy presentes a lo largo de estas p¨¢ginas.
Asimismo, a trav¨¦s de infinidad de c¨®digos QR, se puede acceder a un vasto archivo audiovisual con actuaciones, entrevistas, videoclips y momentos ic¨®nicos de todos los int¨¦rpretes seleccionados. ¡°La idea era dar al lector esa sensaci¨®n de recuerdo desbloqueado porque muchos de esos artistas no se recuerdan o los hemos olvidado¡±, apostilla. Ese es el caso de Rosa Morena, la Marilyn Monroe espa?ola: ¡°Se la conoce por su desnudo integral en Intervi¨². Sin embargo, en los sesenta, una d¨¦cada antes de triunfar en Espa?a, conquist¨® toda Am¨¦rica, cant¨® con Frank Sinatra y se code¨® con la jet set de la ¨¦poca. Hablamos mucho de c¨®mo Carmen Sevilla, Lola Flores o Sara Montiel llegaron a Hollywood, pero a ella se la ha obviado¡±.
Del mismo modo, a Oro Jondo este proyecto le ha servido para reconciliarse con aquellas folcl¨®ricas que, a su juicio, ¡°fueron las primeras drag queens patrias¡±. De peque?o, cuando ve¨ªa a una dama de la copla en Noche de fiesta o Murcia, qu¨¦ hermosa eres, tend¨ªa a pensar que era m¨²sica para abuelas. Pero con el paso de los a?os su percepci¨®n cambi¨® radicalmente: ¡°Si te pones a analizar sus letras hablaban de prostitutas, borrachas, madres solteras y mujeres empoderadas. Muchas fueron unas pioneras del feminismo. Gran parte de aquellas coplas, repletas de met¨¢foras para esquivar la censura, eran una bofetada sin manos al r¨¦gimen. Por ejemplo, ah¨ª est¨¢ Rafael de Le¨®n, el compositor estrella del momento. ?l era gay, pero como contaba sus propias vivencias en femenino nadie se dio cuenta de que, en boca de ellas, realmente narraba c¨®mo se acostaba con hombres casados¡±.
Dame m¨¢s gasolina. Un recorrido por la m¨²sica de gasolinera no solo deja patente la autenticidad de aquellos artistas que ¡°sin ser conscientes de su arte, y sin necesidad de reivindicar nada, modularon e interfirieron la conducta social de nuestro pa¨ªs¡±. Adem¨¢s, es una herramienta muy ¨²til para comprender la actual escena urbana. ¡°Los chicos del trap, en muchas de sus portadas, referencian la est¨¦tica del casete. Y tambi¨¦n samplean canciones de la rumba vallecana o la balada gitana. Por mucho que usen un nuevo discurso, al igual que Chiquetete, Junco o Los Chunguitos, vienen de la periferia y cantan sobre la realidad social de los barrios marginados¡±, se?ala. Al fin y al cabo, la esencia sigue estando ah¨ª.
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