Un valor nuevo
Desde que el mundo se detuvo en 2020 intentamos cort¨¦smente vivir de nuevo como en 2019, pero 2021 suena falso
La principal consecuencia de la pandemia mundial es haber ridiculizado la vida moderna. Al anular toda la vida social durante meses, la covid ha creado un trauma cuyas repercusiones resultan impredecibles. Nunca seremos los mismos seres humanos que ¨¦ramos antes de 2020. El frenes¨ª de nuestras existencias pasadas es ahora inconcebible. Las generaciones m¨¢s j¨®venes no comprenden la antigua forma de vida de los occidentales estresados.
La epidemia nos ha abierto los ojos. Intentamos volver a vivir como antes, pero no lo conseguimos. Tengo la impresi¨®n de que todo lo que hago es grotesco. ?Levantarme por la ma?ana para ir a la oficina? Un t¨ªtere rid¨ªculo. ?Darme prisa para llegar puntual a una cita? Tengo la sensaci¨®n de ser un robot absurdo. ?Ponerme elegante para ver a los amigos? In¨²til. ?Conducir mi coche para volver a casa? Est¨²pido.
Dios m¨ªo, ?qu¨¦ me pasa? Desde que el mundo se detuvo en 2020, intentamos cort¨¦smente empezar a vivir de nuevo como en 2019, pero 2021 suena falso. Parecemos actores malos en una parodia de una pel¨ªcula estadounidense. Ya no creemos realmente que la vida capitalista tenga sentido. Lo que no consiguieron la Revoluci¨®n Francesa y la Revoluci¨®n Rusa, e incluso el intento de Revoluci¨®n Espa?ola (es decir, derrocar el sistema burgu¨¦s), lo ha conseguido un simple coronavirus chino. Ahora la idea de sacrificarse por el trabajo no tiene sentido. La gente ya no lo acepta. Pronto tendremos que inventar otra forma de sociedad.
Ha llegado el momento de crear una renta b¨¢sica universal. Ya ni siquiera es una utop¨ªa, sino una necesidad biol¨®gica. Los humanos se han dado cuenta del enga?o. Durante dos siglos (desde la invenci¨®n de la electricidad), se ha explicado a los humanos que hab¨ªa que producir, consumir, exportar, trabajar, sufrir. Y una enfermedad pulmonar ha demostrado que todo eso se pod¨ªa detener sin dificultad. En una fracci¨®n de segundo, la econom¨ªa mundial se par¨®. Los aviones permanecieron en tierra. Los restaurantes estaban cerrados. Los cines, apagados. Toda la humanidad, encerrada en casa. ?Y les gustar¨ªa que todo se pusiera en marcha de nuevo igual que antes? Es como reiniciar un motor gripado. La humanidad tose; se desmorona. En los pr¨®ximos a?os nos daremos cuenta de hasta qu¨¦ punto esta inmovilizaci¨®n instant¨¢nea ha sentado un precedente. Todo lo que nos parec¨ªa inmutable era fr¨¢gil. Todo lo que consider¨¢bamos importante era opcional. Los dirigentes de los pa¨ªses sienten que algo ha cambiado: la gente ha abierto los ojos. Los que viven en la ciudad quieren trasladarse al campo. Los edificios de oficinas est¨¢n desiertos. Los estudiantes ya ni siquiera buscan trabajo. Prefieren viajar, discutir, pasar el rato. No se trata de falta de ambici¨®n, sino de un cambio de programa. Prefieren ser felices de inmediato antes que correr como idiotas para no llegar a ninguna parte a los 70. No puedo saber si esta situaci¨®n global es una oportunidad inesperada o una tragedia terrible. Todo lo que s¨¦ es que la vida es mejor cuando no sabes qu¨¦ va a ser de ella. Todos aparentamos creer que la Tierra va a volver a girar, pero en el fondo algo ha cambiado; esperamos la pr¨®xima cat¨¢strofe con una valent¨ªa nueva.
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