Rebecca Makkai: ¡°Solo los extremistas creen que no se puede escribir desde otros puntos de vista¡±
Mujer, blanca y heterosexual, se ha atrevido a hablar del sida en la comunidad gay de Chicago. El resultado es ¡®Los optimistas¡¯, una de las mejores novelas del a?o
¡°En cuanto me di cuenta de lo que estaba escribiendo, me qued¨¦ horrorizada¡±. Rebecca Makkai (Illinois, 44 a?os), escritora con dos novelas e incontables relatos a sus espaldas, cre¨ªa tener claro en 2013 por d¨®nde tiraba su siguiente libro: Par¨ªs, a?os veinte, mundo del arte, una obra que encierra una historia de amor¡ Pero el relato solo funcionaba si la due?a de dicha obra se encontraba no en edad de enamorarse, sino de morir. ¡°Matem¨¢ticamente, eso nos situaba en los a?os ochenta¡±, explica en un hotel de Madrid y deja una peque?a pausa para subrayar la gravedad de la decisi¨®n.
En aquella ¨¦poca, el mundo del arte, como toda escena poblada de hombres homosexuales, estaba sumido en la crisis del sida. La epidemia, el terror de toda una comunidad que ve¨ªa que el planeta, de las instituciones a los microorganismos, simplemente no les quer¨ªa, deb¨ªa ocupar el coraz¨®n de su historia para que esta funcionase. Esta mujer heterosexual, en fin, deb¨ªa contar el mayor trauma gay de la historia. A?os despu¨¦s, Los optimistas (Sexto Piso), finalista de los premios Pulitzer y National Book Award y uno de los libros del a?o seg¨²n The New York Times es, como m¨ªnimo, una contundente aportaci¨®n al debate de qui¨¦n y c¨®mo puede contar la historia de un colectivo ajeno al propio.
La apropiaci¨®n cultural ha sido quiz¨¢ la cuesti¨®n m¨¢s escurridiza en estos tiempos de reforzada sensibilidad social. La regla es que aprovecharse de la cultura o las experiencias de gente que no ha tenido ocasi¨®n de explotarlas por su cuenta, por falta de acceso a medios o formaci¨®n, es un abuso e incluso, seg¨²n sus m¨¢s fieles, pr¨¢cticamente una forma de colonialismo. Makkai es del creciente n¨²mero de personas con una tesis algo m¨¢s matizada: ¡°Nadie dice, salvo cuatro extremistas, que no se pueda escribir desde otros puntos de vista, que debes limitarte a la gente igual que t¨². Ser¨ªa rid¨ªculo que yo tuviera que llenar un libro solo con mujeres blancas de 40 a?os. ?Eso a qui¨¦n beneficia? Lo que s¨ª beneficia, y esta conversaci¨®n s¨ª que es real, es que tienes la obligaci¨®n de acertar, de hacer justicia a la realidad, sobre todo si te encuentras en una posici¨®n de relativo privilegio en comparaci¨®n con la gente de la que escribes y muy especialmente si est¨¢s escribiendo sobre individuos a quienes se priv¨® de voz propia. Debes lograr que el lector quiera saber m¨¢s sobre el tema, leer a sus protagonistas, no hablar por ellos ni quitarles su voz¡±.
La labor empuj¨® a Makkai a una decisi¨®n extraordinaria: si iba a tener que ¡°leer monta?as y monta?as de documentos e historias¡± para no errar el tiro, mejor trasladar la parte estadounidense de la novela a su propia ciudad, Chicago. Los optimistas es de los escas¨ªsimos relatos sobre el sida fuera de Nueva York o San Francisco, algo m¨¢s singular de lo que parec¨ªa al principio. ¡°Me di cuenta nada m¨¢s empezar que no se hab¨ªa escrito nada sobre ello¡±, alerta Makkai. Deb¨ªa empezar de cero y dirigirse a las fuentes primarias: ¡°M¨¦dicos, abogados, activistas, enfermeras¡ Los buscaba seg¨²n escrib¨ªa: es un error documentarse antes, es imposible predecir qu¨¦ vas a necesitar y te arriesgas a perder a?os. Escrib¨ªa dos horas por la ma?ana y por la tarde, si por ejemplo iba a un barrio, aprovechaba para tomar un caf¨¦ de una hora, dos, con alguno que estuviera cerca. Si no, pasaba las tardes leyendo recortes de prensa en la biblioteca. No puedes pasar 16 horas diarias sentada escribiendo as¨ª que mejor dedicarte a otras cosas ¨²tiles¡±.
El libro, que acaba de llegar a Espa?a, se public¨® en Estados Unidos en 2018, con Makkai sumida en lo que llama ¡°una dosis saludable de terror¡±, lo cual ahora no debe ser m¨¢s que un simp¨¢tico recuerdo. En 2019, una docena de cabeceras nombr¨® Los optimistas como el gran libro del a?o, una historia memorable sobre morir (o, al menos, vivir con ausencia de cari?o y de salud) y ser optimista, repartida entre el Chicago del sida en 1985 y el Par¨ªs del Bataclan en 2015. Las traducciones empezaron a publicarse en el mundo confinado de 2020: ¡°Mucha gente se vio tentada a hacer comparaciones simplistas entre el sida y la covid, cuando son totalmente diferentes¡±. Ahora la covid est¨¢ m¨¢s o menos pasada y el libro sigue. ¡°Nunca sabes qu¨¦ historia le va a llegar a la gente. Sacas el libro, haces un par de entrevistas y ya¡±, reflexiona la autora. ¡°Ahora s¨¦ que estar¨¦ hablando de este libro el resto de mi vida. Es lo mejor que me pod¨ªa pasar¡±.
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