La org¨ªa libertaria que termin¨® en crimen: retrato de los ¡®anarcocapitalistas¡¯ que cada a?o toman Acapulco
Entre charlas tipo TED y excesos de alcohol y drogas se gest¨® una comunidad asentada en Acapulco que representaba lo peor de la ideolog¨ªa liberal estadounidense y que una serie de HBO, ¡®Los anarquistas¡¯, nos muestra de cerca
A estas alturas, la receta de la docuserie de plataforma est¨¢ bastante clara. Se junta un elenco de personajes entre exc¨¦ntricos y man¨ªacos (con al menos uno o dos que despierten instintivamente la simpat¨ªa del p¨²blico), una localizaci¨®n curiosa, una creencia o misi¨®n com¨²n y alg¨²n tipo de elemento criminal, ya sea un asesinato o una estafa masiva. Y, con suerte, se obtiene un contenido que mantenga el inter¨¦s durante seis cap¨ªtulos de un poco menos de una hora cada uno. Los anarquistas, en HBOMax, no se aparta de la f¨®rmula y aun as¨ª lo que cuenta es lo suficientemente sorprendente como para parecer nuevo. La serie es algo as¨ª como un Fyre Festival pero con lectores de Ayn Rand y gente que sab¨ªa lo que eran las criptomonedas en 2015.
Fue en ese a?o cuando Todd Schramke, un documentalista que trabajaba entonces como c¨¢mara en eventos y conductor de Lyft, empez¨® a notar en Facebook que muchos de sus conocidos de los c¨ªrculos ancap (anarcocapitalistas, gente que cree en desmantelar el Estado para que el capitalismo crezca sin inhibiciones), a los que hab¨ªa conocido en su adolescencia cuando iba a conciertos de punk-rock, estaban y¨¦ndose a Acapulco, la ciudad costera mexicana m¨¢s famosa ahora por su alta tasa de criminalidad ¨Dha sido v¨ªctima de las guerras entre carteles de la droga¨D que por las pel¨ªculas de Elvis que se rodaron all¨ª en los sesenta. Muchos iban para acudir a un extra?o evento, un congreso de anarquistas libertarios llamado Anarchapulco, liderado por un millonario canadiense fanfarr¨®n llamado Jeff Berwick, y muchos se estaban quedando a vivir. Algo le dijo que ah¨ª hab¨ªa una historia.
¡°Al final soy un cineasta devoto con una fascinaci¨®n general por las subculturas y la filosof¨ªa. Lo que me llam¨® la atenci¨®n de la comunidad que aparece en la serie y me hizo querer contar la historia no eran tanto Berwick ni la ideolog¨ªa en s¨ª, sino la colecci¨®n de personalidades y su pasi¨®n cruda que me hicieron pensar que hab¨ªa un documental para rodar con esa historia¡±, explica Schramke por correo electr¨®nico. Tanto ¨¦l como su pareja, la productora y compositora Kym Kylland, aparecen en c¨¢mara a lo largo de la serie, pero, al contrario que en otros documentales de este g¨¦nero, no les vemos reaccionar con incredulidad ante algunas de las cosas que hacen y dicen los anarcocapitalistas (por ejemplo, quemar libros en una hoguera rodeados de ni?os que gritan ¡°que le jodan al Estado¡±, como se ve en la escena inicial), sino que mantienen su posici¨®n de observadores neutrales. ¡°Me parec¨ªa que as¨ª era m¨¢s limpio, una manera de contar la historia m¨¢s honesta¡±, dice el realizador sobre esa decisi¨®n. ¡°Pero siempre mantuvimos mi narraci¨®n como el ¨²ltimo recurso y nos apoyamos m¨¢s en las voces de los protagonistas¡±.
Y qu¨¦ protagonistas. Anarchapulco no va corto de personajes pintorescos. Adem¨¢s del propio Berwick, que da sus entrevistas desde una mansi¨®n con paredes de cristal, est¨¢n los Freeman, Nathan y Lisa, un dise?ador de software (en una empresa cuyo nombre ya podr¨ªa hacer sonar alguna alarma, Red Pills Now) y una profesora de Atlanta con dos hijos peque?os no escolarizados (el unschooling, ¡°sin escolarizar¡±, es distinto del homeschooling, ense?ar en casa; los Freeman dicen que preferir¨ªan llevar a sus hijos al rodaje de una pel¨ªcula porno que a una escuela estatal). Todos ellos decidieron en torno a 2015 dejar sus trabajos y su casa en los suburbios de Atlanta, venderlo todo y partir hacia Acapulco para unirse a la comunidad anarcocapitalista.
El matrimonio no tard¨® en hacerse cargo de la organizaci¨®n de Anarchapulco. Trasladaron el evento de una sala m¨¢s bien cutre a un hotel con piscina y lo transformaron en una mezcla de charlas TED (excepto que las conferencias iban sobre temas como el bitcoin o la necesidad de dejar de pagar impuestos) y los programas de Girls Gone Wild que emit¨ªa la MTV a principios del siglo XXI, con miles de universitarios blancos borrachos bailando m¨²sica electr¨®nica en sus vacaciones de primavera en playas de Canc¨²n.
Pronto en la serie queda claro qui¨¦nes van a ser los enemigos naturales de los Freeman. ¡°Me atra¨ªa la noci¨®n de que incluso en el movimiento m¨¢s peque?o y nicho, en el que toda la gente que participa se supone que comparte la misma ideolog¨ªa, el conflicto de clase es inevitable¡±, resume Schramke. Otra pareja blanca, John Galton y Lily Forester, entiende de manera muy distinta esto del anarcocapitalismo. Ellos tambi¨¦n llegan a Acapulco de Estados Unidos, pero no cruzando la frontera con un coche cargado de ropa de playa y tablas de surf como los Freeman, sino col¨¢ndose de noche por Tijuana para esquivar los controles, puesto que en ese momento, en 2017, ya les buscaba la polic¨ªa y se enfrentaban a 25 a?os de c¨¢rcel en Estados Unidos por tenencia il¨ªcita de drogas.
Lo que viene a continuaci¨®n es, de alguna manera, un spoiler, si alguien se enfrenta a la serie sin buscar informaci¨®n sobre la comunidad de libertarios de Acapulco. Dos a?os despu¨¦s de llegar a la ciudad, tras instalarse en la colina ¨Ddos propietarios de un caf¨¦ local, de los pocos mexicanos que aparecen en el documental, trataron de alertarles de que no vivieran en esa zona considerada peligrosa¨D y cuando Galton y Forester ya se hab¨ªan escindido de Anarchapulco y montado su propio congreso anarquista, de tendencia menos consumista, el hombre muri¨® tiroteado en su casa de la colina. El caso adquiri¨® cierta notoriedad en la prensa estadounidense puesto que sac¨® a la luz a toda esa comunidad de expatriados quemalibros. Se cree que fueron narcos locales quienes asesinaron a Galton, puesto que este cultivaba marihuana en su casa, a modo de aviso de no intervenir en los negocios de la ciudad. Su novia, uno de los testimonios m¨¢s magn¨¦ticos de la serie, con su aspecto a lo Shelley Duvall y su voz a lo Daria, culp¨® del asesinato a Paul Preport, uno de los personajes m¨¢s turbios de toda la pandilla, un exmilitar y camello oficioso de los asistentes a las conferencias. Si tuvo algo que ver con el caso, nunca terminar¨¢ de saberse a ciencia cierta, puesto que Preport se suicid¨® en 2019.
Aunque la figura de Donald Trump no se menciona demasiado en la serie, el trumpismo es el contexto claro de toda esta saga. Muchos de los ancaps que pagaban m¨¢s de 500 d¨®lares por asistir al congreso en el hotel (m¨¢s otros 500 por el acceso a la ¡°conferencia de inversores¡± o unos 250 por un pack de experiencias con sustancias ilegales) terminaron engrosando las filas de ese movimiento. Anarchapulco, de hecho, tuvo invitados como el juez Andrew Napolitano, habitual en la cadena Fox. Y tanto el movimiento antivacunas como Qanon, la teor¨ªa de la conspiraci¨®n que embarr¨® las ¨²ltimas elecciones y desemboc¨® en la toma del Capitolio del 6 de enero de 2021, encuentran sus ra¨ªces en esa amalgama de creencias libertario-paranoicas sobre los males del Estado que hubieran erizado el vello a Bakunin, pese a llamarse ¡°anarquistas¡±.
Durante a?os, Schramke y Kylland estuvieron all¨ª con sus c¨¢maras, tratando de no intervenir, intentando encontrar la alquimia entre ¡°la empat¨ªa y el escepticismo¡±, seg¨²n el director. ¡°Hicimos lo posible para ser curiosos y abiertos de mente con todos los participantes, y generalmente ellos tambi¨¦n con nosotros. Mi objetivo era dibujar un estudio de los personajes de esa comunidad y asistir a su evoluci¨®n a medida que se desarrollaban los acontecimientos. Y eso nos hizo verlos en sus momentos m¨¢s vulnerables, lo que tuvo un precio para m¨ª en algunos momentos¡±. Dice que conf¨ªa en la audiencia de HBO para discernir entre todas las ideas que se deslizan y que, en el fondo, los anarcocapitalistas de Acapulco eran un grupo pac¨ªfico, que se opone al voto y a los impuestos.
Nathan Freeman, el dise?ador de software que se fue a Acapulco con su familia y tom¨® las riendas del congreso, falleci¨® el a?o pasado de c¨¢ncer de colon. Su viuda, Lisa, sigue en el pa¨ªs con sus tres hijos (la tercera, Ira Belle, naci¨® ya en M¨¦xico) y trabaja como nutricionista y entrenadora personal. Berwick ya no vive en Acapulco, sino en Ciudad de M¨¦xico, y ha abandonado su estilo de vida fiestero (¡°estuve en una fiesta de cien pa¨ªses, durante cinco a?os me acost¨¦ con cada chica de cada fiesta¡±, dice en el documental) para dejar el alcohol, el az¨²car y la cafe¨ªna. Tiene un podcast llamado Anarchast y varias plataformas de contenido de pago donde sigue promoviendo las criptomonedas y clamando contra sus dos enemigos: el Estado y los bancos centrales.
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