C¨®mo vestir para descubrir la tumba de Tutankam¨®n
Howard Carter dio con la sepultura del joven fara¨®n trajeado como un se?or y con pajarita, pero no es la indumentaria m¨¢s recomendable para excavar en Egipto
¡°Cosas maravillosas¡±, s¨ª, pero tambie?n ¡°que? estilazo¡±. De haber estado presentes aquel 26 de noviembre de 1922 a la puerta de la tumba de Tutankamo?n nos hubiera sorprendido no solo la impresionante escena de Howard Carter asoma?ndose a trave?s de un agujero al enterramiento de un farao?n tal y como lo dejaron embalado 3.300 an?os atra?s, sino co?mo iban vestidos descubridor y acompan?antes (¨¢rabes aparte, con registro propio, de la galabiya al fez).
Se han hecho, ciertamente, eruditos estudios sobre el vestuario que se deposit¨® en la tumba para acompa?ar al M¨¢s All¨¢ a Tutankam¨®n y que inclu¨ªa desde vestidos, camisas, chales, esclavinas, pectorales y una t¨²nica sacerdotal de piel de leopardo hasta gayumbos (Calvin King), sin olvidar los much¨ªsimos metros de vendas de lino que se usaron con la momia, adem¨¢s de complementos como cinturones, guantes y sandalias, y un corpi?o con cuentas de oro, cornerina y fayenza que te lo pones hoy y te abren la Gran Pir¨¢mide para ti s¨®lo mientras Zahi Hawass te hace la ola.
En comparaci¨®n, el vestuario de Carter y su equipo occidental (para otro di?a la elegancia en moda e?tnica del capataz Ahmed Gerigar), no era tan pintoresco y puede parecer sobrio. Visto desde la actualidad, resulta sorprendentemente distinguido y estiloso, aunque poco pra?ctico para lidiar con el polvo, el calor, la claustrofobia, los escorpiones y las cobras. Aquel di?a en que llamaron a la puerta de Tut (la tumba hab¨ªa aparecido el d¨ªa 4, cuando los trabajadores dieron con el primer escal¨®n), Howard Carter, su patrono Lord Carnarvon, la hija de este Lady Evelyn, y Arthur Callender, Pecky, ingeniero y arque¨®logo colaborador de Carter, vest¨ªan como no me visto yo para ir a una boda. Los hombres iban con traje (de tres piezas Carter y Carnarvon), camisa blanca y pajarita (Calender con corbata), llevaban bast¨®n de paseo y se tocaban con formales sombreros Homburg ¨Cnada que ver con el aventurero fedora de Indy y de Hawass¨C. Lady Evelyn vesti?a como mi abuela de domingo y llevaba una pamela. En comparacio?n, la octogenaria y venerable egipto?loga Christiane Desroches Noblecourt, a la que conoci? cuando ella excavaba en el Valle de las Reinas en los ochenta, pareci?a la chica yeye?. Ve Tutankam¨®n entrar as¨ª al grupo y los invita a tomar el t¨¦ con pastas. No es que fueran ataviados de esa manera para la gran ocasi¨®n; es que entonces se excavaba de esa guisa.
Hay fotografi?as impagables de Carter y su gente durante la larga campan?a para vaciar la tumba: llegan montados en asnos y los hay que adema?s del traje llevan salacot. En varias de las fotos se puede ver alguna concesio?n a la comodidad: Carter se quita el sombrero y la chaqueta. En alguna ocasio?n especial ¨Cdesbloquear la entrada a la ca?mara funeraria desde la anteca?mara¨C llega a quedarse en lo que parece una camiseta larga estilo Lee Marvin en La ingenua explosiva.
Carter da sopas con honda en elegancia al visitante medio actual al Valle de los Reyes. Yo mismo he llegado a entrar en la tumba de Tut llevando un viejo pantalo?n corto de Banana Republic, camiseta del club de fu?tbol Al Itihad de Alejandri?a y playeras, mientras ¨Cera verano¨C me echaba por la cabeza agua de una botella de litro que se me evaporaba antes de llegar al cuello. Claro que a quien habri?a que comparar con Carter no es a mi?, sino a algu?n egipto?logo moderno, como Jose? Manuel Gala?n.
El director de las excavaciones en Dra Abu el Naga, muy cerca del Valle de los Reyes, viste de manera ma?s co?moda que Carter, incluidos chaleco con muchos bolsillos, botas flexibles y sombrero blando de algodo?n estilo francotirador (todo en kaki), lo que no es o?bice para que este? haciendo (como su Proyecto Djehuty) muchos hallazgos. Y adema?s es mucho ma?s simpa?tico que Carter que era un verdadero chacal verde, el ti?o.
Acomplejado por sus ori?genes humildes ¨Csu padre era un dibujante de las mascotas de los ricos¨C, su falta de estudios acade?micos y de medios, con una sexualidad que nadie sabe si preferi?a a Isis o a Horus, a Lady Evelyn o a su padre, Howard era ti?mido, solitario, irascible y rencoroso. Sus maneras de mesa eran p¨¦simas y sol¨ªa volver a meter en la botella la bebida que quedaba en los vasos. Obsesionado con aparentar clase, desde que conocio? a Lord Carnarvon trato? de vestirse como e?l, y hasta parece haber usado su mismo sastre. Podi?a ser un pomposo arrogante antipa?tico, pero fue un grandi?simo arqueo?logo. Certificamos que al descubrimiento acudio? impecable.
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