El auge de la ¡°rabia a¨¦rea¡±: ?qu¨¦ est¨¢ pasando para que los incidentes y peleas en los aviones se hayan multiplicado?
Los des¨®rdenes en este medio de transporte por parte de pasajeros han crecido un 42% de 2021 a 2022. Los expertos apuntan al estr¨¦s pospand¨¦mico, el encarecimiento de los lletes, la poca calidad de los servicios y la cantidad de alcohol consumida a bordo
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Los medios anglosajones lo han bautizado como air rage, o sea, rabia a¨¦rea, pero Celia D., azafata asturiana de 31 a?os, prefiere hablar (al hilo de una broma privada que circula entre sus compa?eros de aerol¨ªnea) de ¡°histeria de altos vuelos¡±. Celia asegura haber sido testigo directa, e incluso protagonista involuntaria, de alrededor de media docena de incidentes de este tipo en los dos ¨²ltimos a?os.
Seg¨²n su experiencia, se producen sobre todo en vuelos a destinos tur¨ªsticos ¡°como M¨¢laga, Palma de Mallorca, Gran Canaria y Barcelona¡±, y suelen protagonizarlos ¡°hombres relativamente j¨®venes que se han excedido con el alcohol o consumido otras drogas antes de embarcar o en el curso de la traves¨ªa¡±. La auxiliar de vuelo excluye otro tipo de incidentes bastante m¨¢s habituales, ¡°pero, por lo general, f¨¢ciles de reconducir¡±, como que un pasajero fume en el cuarto de ba?o, insista en hacer uso de cigarrillos electr¨®nicos a bordo de la aeronave o sufra un ataque de p¨¢nico o una crisis de ansiedad que no deriven en un comportamiento violento.
Celia ha accedido a responder las preguntas de ICON con la condici¨®n de que se respete su anonimato. Su principal inter¨¦s consiste en que se tenga en cuenta que los auxiliares, por mucho que hayan sido formados para lidiar con situaciones inc¨®modas y resolver conflictos, no son personal de seguridad privada y no disponen de recursos para restaurar el orden en caso de que se vea gravemente alterado: ¡°En realidad, tenemos protocolos muy claros sobre c¨®mo actuar en casos de despresurizaci¨®n de la cabina, turbulencias o evacuaciones de emergencia, una serie de situaciones que, por suerte, muy rara vez se producen. Pero cuando se trata de reducir a una o a varias personas que se comportan de manera violenta y ponen en riesgo la seguridad del vuelo, dependemos con mucha frecuencia de la ayuda del resto de pasajeros¡±.
Un d¨ªa de furia
Celia repasa una serie de situaciones de alto riesgo potencial sobre las que ha informado la prensa en los ¨²ltimos meses. El 15 de junio, un hombre salt¨® de una plataforma de conexi¨®n (finger) a la pista del aeropuerto de M¨¢laga en un intento de abordaje intempestivo a un vuelo con destino a Marruecos que hab¨ªa completado su proceso de embarque y estaba ya a punto de despegar. El 20 de junio, tambi¨¦n en M¨¢laga, un ciudadano brit¨¢nico de 61 a?os fue detenido tras agredir a su pareja e increpar al personal y el resto de pasajeros durante un vuelo procedente de Leeds.
En mayo, un alto ejecutivo en excedencia insult¨®, intimid¨® e intent¨® agredir a los auxiliares de American Airlines que cubr¨ªan la ruta entre Barbados y Miami porque, seg¨²n su propio testimonio, no le ofrecieron una opci¨®n de men¨² vegana que considerase ¡°satisfactoria¡± y se comportaron con ¨¦l de manera ¡°negligente y poco respetuosa¡±. El 22 de abril se produjo en el aeropuerto de Tenerife lo que el diario La provincia describe como ¡°una batalla campal¡±: una decena de pasajeros ¡°conflictivos¡± gener¨® graves incidentes durante un vuelo procedente de Liverpool, por lo que el comandante se vio forzado a realizar una maniobra de aterrizaje abreviada, un recurso no del todo excepcional pero que puede implicar un cierto riesgo. Ya en tierra, los pasajeros revoltosos, con signos de embriaguez muy visibles, se resistieron a los agentes de polic¨ªa que acudieron a arrestarlos.
Aunque el caso que m¨¢s llama la atenci¨®n a Celia es el de un estadounidense de 33 a?os que intent¨® abrir una de las salidas de emergencia poco antes de que un vuelo procedente de Los ?ngeles aterrizase en Boston (poco despu¨¦s otro hombre lo conseguir¨ªa en un vuelo de Jeju a Daegu de Asiana Airlines). Varios auxiliares acudieron a impedirlo y el hombre les agredi¨® con una cuchara met¨¢lica rota, causando heridas leves en el cuello a una de ellas. Ahora se enfrenta a una multa de hasta 250.000 d¨®lares y una condena de varios a?os de c¨¢rcel. Las consecuencias de un d¨ªa de furia.
Celia comenta, tras leer la noticia, ¡°que el intento de abrir una salida de emergencia en pleno vuelo es potencialmente muy peligroso, solo puede atribuirse a un ataque de locura o un impulso suicida¡±. Y a?ade que enfrentarse a un pasajero dispuesto a todo y con un arma blanca improvisada entre las manos tuvo que ser para el personal de vuelo ¡°una experiencia terror¨ªfica¡±. ¡°Una de esas situaciones para las que nunca vas a estar del todo preparado por mucha instrucci¨®n que recibas¡±, afirma.
El verano de nuestro descontento
En un art¨ªculo en Bloomberg, la periodista especializada en motor y aviaci¨®n Ragini Saxena afirma que estos episodios van a resultar ¡°m¨¢s frecuentes que nunca ahora que comienza la temporada de turismo estival en el hemisferio norte¡±. Saxena cita otros ejemplos recientes de violencia incontrolada en vuelos de Air India, Jetstar o Quantas Airways, y concluye que ¡°no existe un patr¨®n¡± ni una serie de directrices claras que permitan clasificar un vuelo en concreto como de alto riesgo y, en consecuencia, embarcar en ¨¦l a personal de seguridad, algo que prev¨¦ e incluso recomienda la actualizaci¨®n de 2015 del convenio de Tokio, el protocolo internacional que regula el comportamiento a bordo de aeronaves comerciales.
En opini¨®n de la redactora de Bloomberg, garantizar la seguridad de los m¨¢s de 96.000 vuelos diarios que se realizan en todo el mundo supone un reto formidable que algunas aerol¨ªneas afrontan sin disponer de recursos ¨®ptimos. En 2022, la Asociaci¨®n Internacional de Transporte A¨¦reo (IATA, por sus siglas en ingl¨¦s) inform¨® de que se hab¨ªan producido ¡°des¨®rdenes dignos de menci¨®n¡± en 1 de cada 586 vuelos registrados durante el a?o, un aumento considerable con respecto a 2021, cuando ocurri¨® en 1 de cada 835. IATA bas¨® su estad¨ªstica en una muestra muy amplia, que inclu¨ªa informes de m¨¢s de 20.000 vuelos operados por 40 compa?¨ªas distintas. La asociaci¨®n detectaba un incremento de m¨¢s de un tercio de los actos de insubordinaci¨®n y falta de civismo considerados moderados o leves, como el uso de vapeadores e inhaladores electr¨®nicos o la negativa a abrocharse los cinturones de seguridad.
Saxena atribuye estas inquietantes estad¨ªsticas a un cambio de h¨¢bitos que se habr¨ªa producido tras la pandemia. Una vez dejada atr¨¢s la dr¨¢stica reducci¨®n del tr¨¢fico a¨¦reo que se produjo en 2020, los terr¨ªcolas hemos recuperado el h¨¢bito de volar, pero lo hacemos de manera ¡°cada vez m¨¢s ansiosa y reticente¡±. A la angustia pospandemia cabr¨ªa atribuir un fen¨®meno que Saxena denuncia y Celia D. ha constatado en su rutina cotidiana como azafata: los pasajeros cada vez consumen m¨¢s alcohol tanto inmediatamente antes de embarcar como durante los vuelos.
Otros posibles factores que impulsan esa furia a¨¦rea creciente ser¨ªan, en opini¨®n de Saxena, ¡°la escalada de precios que se ha registrado en el ¨²ltimo a?o, incluso entre las compa?¨ªas consideradas low cost, las actitudes recelosas y los problemas de equilibrio mental atribuibles al impacto de la covid¡± y una creciente hostilidad hacia la industria del transporte a¨¦reo que la periodista relaciona con ¡°aeropuertos ca¨®ticos, actos de negligencia frecuentes como la p¨¦rdida de equipajes, cancelaciones de vuelos como consecuencia de huelgas, falta de personal o de aeronaves disponibles¡¡±. A ello habr¨ªa que a?adir pr¨¢cticas que generan tanto rechazo como el uso de algoritmos de precio din¨¢mico cada vez m¨¢s agresivo, las tarifas prohibitivas por exceso de equipaje o el overbooking, que implica el riesgo, seg¨²n explica Saxena, ¡°de quedarse en tierra pese a tener un billete y haber completado el tr¨¢mite inc¨®modo y engorroso que es casi siempre acudir a un aeropuerto, facturar, pasar controles de seguridad y dirigirse a las puertas de embarque¡±.
Fieras enjauladas
El periodista australiano Michael Gebicki coincide en que ¡°el malestar a¨¦reo sigue creciendo¡± y va camino de convertirse en una epidemia contempor¨¢nea. Gebicki recuerda que ¡°hasta bien entrado 2021, el reducto de viajeros frecuentes se hab¨ªa acostumbrado a una situaci¨®n poco menos que id¨ªlica, con vuelos casi vac¨ªos y, por tanto, m¨¢s confortables, precios controlados, un trato m¨¢s humano, medidas higi¨¦nicas que para muchas personas implicaban una sensaci¨®n de seguridad y control¡±. A partir del segundo semestre de ese a?o, se produjo una brusca vuelta a la normalidad pospandemia que ha generado rechazo en muchos pasajeros: ¡°La mayor¨ªa perciben como intolerables situaciones que hubiesen aceptado con naturalidad en 2019¡å. Y de esa mayor¨ªa insatisfecha emerge esa (inmensa) minor¨ªa que incurre en pr¨¢cticas inc¨ªvicas.
Eso explicar¨ªa el r¨¦cord de 1973 incidentes graves denunciados por compa?¨ªas estadounidenses en los primeros meses de 2022, una cifra que va camino de ser superado a muy corto plazo, pero que supone multiplicar por diez la media de los cinco ¨²ltimos a?os pre-pand¨¦micos. Gebicki considera, como Saxena, que las compa?¨ªas deber¨ªan ejercer un cierto grado de autocr¨ªtica y asumir que parte de esta preocupante deriva es consecuencia de ¡°una serie de praxis corporativas muy dudosas¡±. El periodista deplora, en especial, ¡°el deterioro del servicio b¨¢sico en las opciones de vuelo m¨¢s baratas¡±, que contrastan de manera muy visible con ¡°las opciones priority, primera clase y similares¡±. Cree que gran parte de las aerol¨ªneas est¨¢n consolidando un modelo de vuelos ¡°segregados¡± en que se cuida al usuario preferente y se ¡°maltrata¡± al de la clase turista.
Que el alcohol sea, con notable diferencia, el m¨¢s rentable de los productos que se venden a bordo tampoco contribuye al necesario clima de normalidad y concordia: ¡°El detonante puede ser una simple disputa sobre el respaldo de un asiento. La conversaci¨®n sube de tono, pasajeros que se sienten inmersos en una situaci¨®n que les disgusta e incomoda empiezan a levantar la voz, acogen con hostilidad los intentos de mediaci¨®n de los auxiliares y, en casos extremos, acaban renunciando a las palabras y recurriendo a los pu?os¡±. Del personal del vuelo se espera ¡°una capacidad de mediaci¨®n y reconducci¨®n de conflictos que no resulta frecuente, por mucho que hayas recibido diez horas de formaci¨®n espec¨ªfica al respecto¡±.
Celia D. coincide que las condiciones ¡°de laboratorio¡± en que se abordan estos temas mientras te forman para convertirte en auxiliar de vuelo no tienen ¡°nada que ver¡± con la situaci¨®n real de enfrentarse ¡°a un pasajero borracho, nervioso y encolerizado, con o sin raz¨®n¡±. La azafata concluye que estas circunstancias tan desagradables son ¡°algo m¨¢s que gajes del oficio¡±: ¡°All¨¢ arriba¡±, nos cuenta, ¡°est¨¢s encerrada en una jaula con un grupo de personas a las que no conoces. Si no se producen incidentes, un avi¨®n es un entorno laboral como cualquier otro¡±. El problema viene cuando en la jaula voladora se cuela alguna fiera.
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