?Volar sin maleta? C¨®mo la ¡®equipajefobia¡¯ est¨¢ cambiando nuestra forma de viajar
Mientras las maletas con ruedas se proh¨ªben en cada vez m¨¢s ciudades y el equipaje facturado sufre cada vez m¨¢s extrav¨ªos, varios hoteles y aerol¨ªneas presentan proyectos para permitir a los viajeros cargar con lo m¨ªnimo
L¨¢stima que Hitchcock no viva en nuestros tiempos. Podr¨ªa haber rodado una de sus escenas de suspense con m¨²sica de Bernard Herrmann en la cinta de equipaje de cualquier aeropuerto. Pocos lugares concentran m¨¢s tensi¨®n y alivio. El equipaje con el que viajamos no es un tema balad¨ª y despierta, con frecuencia, una relaci¨®n de amor-odio. Por un lado, es un cord¨®n umbilical que nos mantiene unidos a nuestra vida diaria, estemos donde estemos; de ah¨ª que queramos viajar con la maleta lo m¨¢s cerca posible del cuerpo. Por otro lado, nos complica los viajes; los hace menos ligeros y m¨¢s contaminantes. Si lo facturamos nos obliga a despedirnos de ¨¦l durante un tiempo y si lo llevamos en la mano nos empuja a la contenci¨®n y dejar atr¨¢s nuestro arsenal cosm¨¦tico. Las compa?¨ªas a¨¦reas, con sus distintas pol¨ªticas de peso, medida y tarifas tampoco ayudan.
Sea como sea, el equipaje a?ade un extra de tensi¨®n a nuestros desplazamientos. La equipajefobia y la equipajefilia son caras de la misma moneda: no podemos (?ni queremos?) viajar con las manos en los bolsillos y, a la vez, huimos de lo que a?ada peso, literal ni metaf¨®rico, a nuestra vida. La voluntad de hacer el menor da?o posible al planeta es una de las razones que alimentan la citada equipajefobia, adem¨¢s del temor a la p¨¦rdida y las incomodidades log¨ªsticas. Cuanto mayor sea nuestro equipaje mayor es la emisi¨®n de C02 y este puede ser otro motivo m¨¢s para llevar maletas peque?as y ligeras. O para no llevarlas, directamente.
La actriz Helen Mirren declaraba ya en 2010 al diario Express: ¡°Cuando voy a lugares fr¨ªos, no llevo nada, s¨®lo ropa interior. Cuando salgo del aeropuerto, le pido al conductor que me lleve a una buena tienda ben¨¦fica y compro botas, calcetines, pantalones, jerseys, su¨¦teres, gorros y bufandas, normalmente por 30 libras¡±.
Quiz¨¢s no nos atrevamos a viajar con la soltura de la actriz, pero s¨ª queremos que el equipaje no suponga una preocupaci¨®n extra. Japan Airlines ha estado ofreciendo un servicio, desde marzo a agosto de 2023, llamado Any Wear, Anywhere que permit¨ªa volar sin equipaje a Tokio, Osaka o Fukuoka. El viajero solo ten¨ªa que reservar a trav¨¦s de una app y al llegar al hotel encontraba un equipaje estilosamente minimal con ropa de la marca Sumitomo; la idea no solo era reducir la huella de carbono, sino reutilizar prendas.
La iniciativa es curiosa, pero la culpa de contaminar no puede ser solo de los viajeros. El hotel 1 Hotel Mayfair, de Londres ofrece la posibilidad de alquilar ropa en el hotel gracias a una colaboraci¨®n con la plataforma de moda Cercle. En el futuro habr¨¢ m¨¢s ideas como esta, pero hoy a¨²n son extravagancias empresariales. Ahora que llega el invierno veremos variantes de esta iniciativa que en las estaciones de esqu¨ª lleva a?os funcionando. Skigala alquila desde 2016 equipos para deportes de nieve que el viajero encuentra en su hotel de los Alpes Franceses. Quien viaja sin maleta no la puede extraviar.
A qu¨¦ suena una maleta
El miedo at¨¢vico a perder la maleta marca nuestra compleja relaci¨®n con el equipaje. En esta ocasi¨®n, dato no mata relato. Seg¨²n el informe de 2023 Baggage IT Insights de SITA, en 2022, la tasa de maletas perdidas casi se duplic¨® con respecto al a?o anterior, situ¨¢ndose en 7,60 maletas extraviadas por cada mil pasajeros. La mala praxis en la manipulaci¨®n de equipajes tiene parte de culpa y de ah¨ª nace la urgencia por digitalizar el tratamiento del equipaje. Quiz¨¢s usted fue uno de quienes miraba la cinta de equipaje esperando una maleta que no aparec¨ªa y sin Hitchcock film¨¢ndole; entonces, sabr¨¢ qu¨¦ se siente.
M? Victoria S¨¢nchez, psic¨®loga cl¨ªnica y directora en Grupo Laberinto Psicoterapia para la salud afirma que, la p¨¦rdida, ¡°aparte del valor econ¨®mico, en gran parte, puede relacionarse con miedo a perder la sensaci¨®n de seguridad¡±. Desde KLM reconocen que s¨ª se ha observado un incremento de pasajeros que solo llevan equipaje de mano. La imagen de una celebridad acompa?ada de un mont¨®n de maletas ya no es tan com¨²n. Viajar con mucho equipaje es decadente, con todo lo bueno y malo que implica el t¨¦rmino. ?Recuerda cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que factur¨® su equipaje? El trolley puede que sea poco rom¨¢ntico y fotog¨¦nico (no imaginamos a Lauren Bacall y Humphrey Bogart arrastrando uno), pero es pr¨¢ctico.
Las marcas de equipaje se esmeran en que las maletas de mano sean ligeras y con capacidad y se han visto arrastradas por las restricciones de las aerol¨ªneas de peso y medida a bordo. As¨ª lo reconoce Fernando Parejo, director de marketing de Samsonite Espa?a, que afirma que ¡°se tiende al desarrollo de colecciones m¨¢s ligeras y con las medidas espec¨ªficas para cada aerol¨ªnea¡±. Queremos viajar machadianamente, ligeros de equipaje y, a ser posible, sin hacer ruido. Cuando Bernard Sadow patent¨® en 1972 la maleta con ruedas no contempl¨® que el sonido que har¨ªan sobre los centros de algunas de las ciudades se convertir¨ªa en uno de los que definir¨ªan nuestro tiempo. Eso lo comprueba cualquiera que viva en Malasa?a, en Madrid o en el barrio de Santa Cruz de Sevilla. Ese ruido de las ruedas en las calles supone un problema para los vecinos, por lo que habla de saturaci¨®n viajera.
No parece que necesario explicar que es mejor cargar con la maleta que arrastrarla, pero la ciudad de Dubrovnik no lo ha visto tan claro y se ha visto obligada a recalcarlo en un video promocional.
Demonizar las maletas no es una opci¨®n. Son nuestra casa, m¨¢s que el hotel, cuando viajamos. Un viaje empieza cuando se hace la maleta y termina cuando se deshace, no cuando el avi¨®n despega o aterriza. Aferrarnos a una maleta tiene una explicaci¨®n psicol¨®gica. Hacerla, seg¨²n la psic¨®loga Dom¨ªnguez, ¡°en general lleva asociado un proceso de toma de decisiones previo, al que le hemos dedicado cierto tiempo y esfuerzo: podemos elegir lo que sentimos que nos va a ser ¨²til, nos genera comodidad y/o tenemos la expectativa de que nos va a hacer disfrutar m¨¢s del viaje. Sentir que esto puede estar en riesgo puede hacernos sentir desprotegidos y vulnerables¡±. Sin maleta, el viaje se acorta, es menos viaje.
?Qu¨¦ es una maleta?
Pese a lo que necesitamos las maletas , la equipajefobia existe y se sujeta en un hecho objetivo: facturar la maleta ralentiza escalas, salidas y llegadas; este s¨ª es un motivo para querer viajar con un trolley en la mano, sin facturar. Algunas aerol¨ªneas ofrecen servicios para aliviar a los viajeros de esta carga, f¨ªsica y emocional. Iberia, KLM y Air France trabajan desde 2019 con la startup Bag on Board para recoger las maletas de los viajeros y que ellos no se preocupen m¨¢s que de llegar a tiempo al aeropuerto. Air France u KLM se han aliado, desde el pasado mes de julio, con la startup Alltheway que permite depositar nuestro equipaje en algunos puntos de Paris y, adem¨¢s, lo facturan. Estas dos compa?¨ªas est¨¢n ya prepar¨¢ndose para los Juegos Ol¨ªmpicos y han dise?ado un sistema de facturaci¨®n instalado en la Villa Ol¨ªmpica y Paral¨ªmpica de Seine Saint-Denis para que los atletas puedan facturar y dejar su equipaje y material deportivo directamente in situ antes de su vuelo de regreso. Quiz¨¢s solo quieran llevar consigo sus medallas. KLM, en colaboraci¨®n con la empresa Luggo, ha comenzado a ofrecer a los pasajeros que salen de ?msterdam un servicio de recogida de maletas en el domicilio; este servicio lleva la maleta al aeropuerto de Schiphol y la factura. Este servicio est¨¢ disponiblehacia todos los destinos salvo Estados Unidos, porque ya hemos visto Upon Entry (sobre la tensi¨®n que vive una pareja en la aduana de Nueva York) y sabemos que ah¨ª las reglas son otras.
Saber qu¨¦ maleta podemos llevar en cada aerol¨ªnea es complicado. La pol¨ªtica de equipajes de las aerol¨ªneas var¨ªa de una a otra y por eso la Comisi¨®n de Peticiones del Parlamento Europeo aprob¨® el pasado 20 de septiembre una resoluci¨®n no vinculante que pide unificar los criterios sobre medidas y precios de los equipajes de mano en los aviones. Grosso modo sabemos que existen algunas ¡°generosas¡±, como las citadas Air France, KLM o Iberia, que permiten viajar sin coste extra con una maleta est¨¢ndar. ?A qu¨¦ llamamos est¨¢dar? A lo m¨¢s com¨²n: las medidas 55x40x22/23 se admiten en m¨¢s de 37 aerol¨ªneas. Pero entre ellas no est¨¢n Ryanair o Easyjet.
Estas dos compa?¨ªas a¨¦reas cambiaron las reglas del juego y la manera de viajar: el equipaje se convert¨ªa en un motivo de preocupaci¨®n, cuando nunca lo hab¨ªa sido. Con ellas hemos normalizado hacer filigranas por volar con lo m¨ªnimo (hay quien rellena las almohadas de ropa) y, quiz¨¢s, le hayamos cogido el gusto.
Pero no solo en avi¨®n se mueve el viajero. Los trenes viven un momento dulce: no solo nos conectar con la idea m¨¢s pura del viaje, sino que reducen estr¨¦s. En ellos podemos viajar con el tupper de comida de nuestra madre y con nuestra colonia preferida en cualquier tama?o. Eliminada la tensi¨®n de la seguridad, la de la contaminaci¨®n del planeta queda suavizada por el hecho de que es el medio de transporte m¨¢s limpio.Viajemos como viajemos, el equipaje del futuro ser¨¢ ligero, estar¨¢ digitalizado, pero ser¨¢. No podemos vivir sin tener cerca lo que nos cuida y protege. Viajar con lo puesto suena m¨¢s a distop¨ªa que a utop¨ªa.
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