El caso ¡®Love Actually¡¯: la ¨²ltima gran comedia rom¨¢ntica navide?a que se convirti¨® en un ejemplo de amor t¨®xico
Mientras el g¨¦nero de romance navide?o renace con fuerza en las plataformas, su gran ejemplo cinematogr¨¢fico del siglo XXI se ve salpicado de cr¨ªticas que sus art¨ªfices sortean alegando que los personajes no son correctos, solo humanos
El It¡¯s tiiiiiiiiime de Mariah Carey, que cada noviembre abre la veda del consumismo navide?o, anuncia tambi¨¦n que se acerca Love Actually ¨Cen la que el All I want for Christmas de Carey tiene un papel esencial¨C, probablemente la ¨²ltima comedia rom¨¢ntica navide?a cl¨¢sica 20 a?os despu¨¦s de su estreno. La respuesta al film de Richard Curtis (que previamente habr¨ªa firmado el gui¨®n de la triple corona de las comedias rom¨¢nticas brit¨¢nicas: Cuatro bodas y un funeral, Notting Hill y El diario de Bridget Jones, esta ¨²ltima tambi¨¦n medio navide?a) tuvo un recibimiento poco entusiasta. 2003 fue el a?o de El retorno del rey, Matrix revolutions y Kill Bill. En su estreno fue la sexta opci¨®n en la taquilla estadounidense, por debajo incluso de la tercera entrega de Scary Movie, y la cr¨ªtica fue bastante desde?osa con ella. ¡°Si enumerar el reparto de Love Actually es agotador, a¨²n lo es m¨¢s verla¡±, dijo The Washington Post.
Fueron su edici¨®n en DVD y las reposiciones televisivas las que la convirtieron en un cl¨¢sico navide?o at¨ªpico como La jungla de cristal o Gremlins, en las que la Navidad es s¨®lo un tel¨®n de fondo sin entidad propia en el desarrollo de la trama. Y es precisamente el p¨²blico que lleg¨® a ella a trav¨¦s de las plataformas (est¨¢ disponible en Netflix y Movistar) el que la ha sometido a un fen¨®meno que tambi¨¦n han sufrido series como Friends: el revisionismo. ¡°Esta pel¨ªcula tiene muchos elementos espeluznantes y ya no deber¨ªa mostrarse en la televisi¨®n¡±, se ha podido leer en redes sociales, y hay un hilo de Reddit que la considera ¡°una pel¨ªcula repugnante en su representaci¨®n t¨®xica del amor¡±. La creciente corriente de desprecio contra lo que parec¨ªa simplemente un producto demasiado comercial y almibarado llev¨® a The Independent a preguntarse el a?o pasado: ¡°?Por qu¨¦ a todo el mundo le encanta odiar Love Actually?¡±.
¡°T¨®xica¡± es la palabra m¨¢s utilizada para definirla por los espectadores que han llegado a ella recientemente y el principal se?alado es el personaje interpretado por Andrew Lincoln, el padrino de boda enamorado de la novia de su mejor amigo que protagoniza una de las escenas m¨¢s reconocibles de la pel¨ªcula, su declaraci¨®n ante Keira Knightley en la que utiliza unos enormes tarjetones, ¨Cuna secuencia inspirada en el v¨ªdeo de Subterranean Homesick Blues de Bob Dylan¨C despu¨¦s de haberla grabado de forma obsesiva.
¡±?Seguro que no voy a parecer un acosador inquietante?¡±, pregunt¨® el actor a Richard Curtis, seg¨²n Entertainment Weekly. ¡°Si t¨² lo interpretas, no¡± respondi¨® el director. En aquel momento Lincoln exudaba dulzura y timidez. Faltaban muchos a?os para que el p¨²blico asociase su cara al Rick Grimes de The Walking Dead. A algunos espectadores no les gust¨® que Keira fuese amable con ¨¦l tras la declaraci¨®n y m¨¢s que de rom¨¢ntico, como esperaba Curtis (el papel est¨¢ inspirado en ¨¦l mismo), su comportamiento fue tachado de ¡°siniestro¡±. Aunque el detalle verdaderamente censurable de esta historia se suele pasar por alto: cuando rod¨® Love Actually, Keira ten¨ªa diecisiete a?os. Fue la p¨¢gina Jezebel quien abri¨® las compuertas de la pol¨¦mica hace una d¨¦cada describiendo Love Actually como una pel¨ªcula de ¡°t¨ªos blancos heterosexuales¡± en la ¡°ninguna de las mujeres habla y todos los t¨ªos se ganan a alguna de ellas al final¡±.
Lo cierto es que si se suma el n¨²mero de personajes hay la misma cantidad de blancos heterosexuales que de blancas heterosexuales. Respecto a la falta de diversidad sexual, no puede sorprendernos su ausencia (la diversidad sexual en la ficci¨®n es, tristemente, una novedad reciente) pero en defensa de Curtis hay que alegar que en 1994 fue precisamente un gui¨®n suyo, el de Cuatro bodas y un funeral, el que mostr¨® una de las primeras parejas homosexuales en una pel¨ªcula comercial. Vale que la de Gareth y Matthew no celebraba una de las cuatro bodas, sino el funeral, pero era la relaci¨®n m¨¢s sana y relajada de la pel¨ªcula. Se sabe que en Love actually la sala de montaje cercen¨® la historia LGTB que s¨ª se rod¨®. Contaba la relaci¨®n entre la directora de la escuela que sirve como escenario del final de la pel¨ªcula y su pareja, una mujer enferma cuya muerte es lo que provoca que su personaje est¨¦ tan malhumorado cuando habla con Emma Thompson.
Curtis reconoce que se siente ¡°un poco est¨²pido¡± por la falta de diversidad de la pel¨ªcula. ¡±Hay cosas que cambiar¨ªa pero, gracias a Dios, la sociedad est¨¢ cambiando, por lo que mi pel¨ªcula est¨¢ destinada, en algunos momentos, a parecer obsoleta¡±, reconoci¨® ante Diane Sawyer. El director tambi¨¦n se?al¨® que es consciente de que demasiadas historias est¨¢n ambientadas en el entorno laboral y entre jefes y sus subordinados. Tenemos al primer ministro brit¨¢nico ligando con su asistente, a un director de una oficina coqueteando con una empleada y a un escritor que se enamora de la mujer que trabaja en su casa. La m¨¢s controvertida por la obvia desigualdad de poder es la protagonizada por Hugh Grant. Su papel exige un gran pacto de ficci¨®n, desde lo improbable que resulta que un hombre joven y soltero pueda ser primer ministro hasta que deba ir puerta por puerta buscando a Natalie, su lenguaraz y adorable asistente, que ha abandonado el trabajo incapaz de lidiar con la situaci¨®n. ?Downing Street no guarda la direcci¨®n de sus trabajadores? Bajo cualquier ¨®ptica presente o pasada es reprobable que coquetee con una subordinada, y tambi¨¦n que se replantee las relaciones diplom¨¢ticas con Estados Unidos tras sorprender a su presidente propas¨¢ndose con ella, pero si hay un actor que pod¨ªa distraernos de esos detalles es Hugh Grant (no olvidemos que fue capaz de salir indemne de mantener sexo casual con una prostituta).
No es el peor jefe de la pel¨ªcula. El llorado Alan Rickman ejerce de clich¨¦ con patas como el hombre maduro que se deja seducir por una mujer m¨¢s joven y dispuesta que su abnegada, sensata y laboriosa esposa. Una de esas madres que tiene que enfrentarse a que sus hijos les recuerden el domingo a las once de la noche que al d¨ªa siguiente tienen que llevar una cartulina a clase. En este caso la tribulaci¨®n a la que se enfrenta es un disfraz de primera langosta (en 2003, la gran pregunta que plante¨® la pel¨ªcula fue qu¨¦ pintaba una langosta en el nacimiento del redentor, pero teniendo en cuenta que la Tor¨¢ proh¨ªbe ingerir marisco, el portal de Bel¨¦n parece un lugar bastante seguro para un crust¨¢ceo). Al personaje de Rickman no se le trata con benevolencia, es el gran malvado de la pel¨ªcula frente al pluscuamperfecto personaje interpretado por Emma Thompson, a la que provoca un sufrimiento insoportable, igual que a los espectadores. Cuando en Love Actually empieza a sonar Both Sides Now, de Joni Mitchell, el coraz¨®n se nos encoge como si escuch¨¢semos los violines de Bernard Herrmann en Psicosis. Thompson ha revelado que para interpretar esa escena desgarradora utiliz¨® el dolor de su divorcio de Kenneth Branagh, seg¨²n declar¨® a The Telegraph. ¡°He tenido mucha pr¨¢ctica de llorar en un dormitorio, luego tener que salir y estar alegre, recoger los pedazos de mi coraz¨®n y guardarlos en un caj¨®n¡±.
El petulante personaje interpretado por Rickman se redime ligeramente con su inter¨¦s por unir a su empleada Sarah, una magistral Laura Linney, con el dise?ador gr¨¢fico Karl, de quien est¨¢ enamorada ¡°desde hace dos a?os, siete meses, tres d¨ªas y una hora y treinta minutos¡±. Cuando finalmente ambos se juntan la relaci¨®n no se consuma porque ella recibe la llamada de su hermano desde la instituci¨®n mental en la que est¨¢ recluido. Veinte a?os despu¨¦s, miles de espectadores siguen grit¨¢ndole ¡°?No cojas el tel¨¦fono, Sarah!¡± con el mismo ¨ªmpetu que gritan a la Francesca de Los puentes de Madison que abra la puerta de la furgoneta. Puede que no sea la historia m¨¢s feliz de la pel¨ªcula, pero probablemente sea la m¨¢s real. La enfermedad mental no afecta s¨®lo a quienes la sufren y un problema familiar puede arruinar cualquier conato de relaci¨®n, incluso aunque Rodrigo Santoro espere desnudo en la cama.
El ¡°t¨ªo Jamie¡±, interpretado por Colin Firth, tambi¨¦n sufre por su hermano, aunque en esta ocasi¨®n el motivo es encontrarlo en la cama con su mujer. Para superar el trauma se va a Francia, donde se enamora de una mujer portuguesa ¨Cprobablemente Curtis no vot¨® a favor Brexit¨C a pesar de no hablar el mismo idioma ¨Co quiz¨¢s por eso¨C. Es una de las historias m¨¢s revisadas y m¨¢s criticadas por la posici¨®n de poder de ¨¦l y por el hecho de que ella apenas hable, ya que la historia se cuenta desde la ¨®ptica de ¨¦l. ¡°Colin Firth se enamora de Aurelia a primera vista, estableciendo la lecci¨®n moral central de Love Actually: cuanto menos habla una mujer, m¨¢s adorable es¡±, escribi¨® Lindy West en su c¨¢ustica rese?a en Jezebel.
Los hombres blancos y heterosexuales de Love Actually cuyo comportamiento es severamente juzgado desde el presente resultan ser bastante encantadores y considerados, incluso tiernos y rom¨¢nticos. Curiosamente el ¨²nico que no sigue ese patr¨®n es el rockero Billy Mack interpretado por Billy Nighy, que no tiene ning¨²n problema en calificar a Britney Spears como un ¡°polvo p¨¦simo¡± o decirle a los ni?os a trav¨¦s de la televisi¨®n que no compren drogas, ¡°mejor haceos estrellas de rock y os las regalar¨¢n¡±. Sin embargo este personaje suele quedar fuera de los r¨¢nkings de comportamientos perturbadores de la pel¨ªcula. S¨ª ha sido censurada otra historia que al igual que la de Mack funciona como alivio c¨®mico, necesario en una pel¨ªcula mucho m¨¢s amarga de lo que su corteza glaseada da a entender: la de Colin y su viaje a Estados Unidos tras decidir que su acento lo va a hacer terriblemente sexy a pesar de su escaso atractivo. No es una locura, a Benedict Cumberbatch le funciona. Cuestra creer que alguien se haya molestado en escribir algo serio sobre la historia de un muchacho que tras poner un pie en un bar cutre de Wisconsin acaba compartiendo la ¨²nica cama de cuatro mujeres despampanantes entre las que se encuentran January Jones y Carmen Electra. Una historia que s¨®lo resulta menos cre¨ªble que el hecho de que una pel¨ªcula porno utilice dobles de luces. Love Actually no hace realismo social, s¨®lo vende que el amor est¨¢ en el aire, y el aire a veces est¨¢ contaminado.
Tampoco se la librado de ser tachada de espeluznante la historia de Liam Neeson, un padrastro viudo que trata de comunicarse con el hijo de su esposa recientemente fallecida. Un papel elegido por el propio Neeson, al que le hab¨ªan ofrecido ser el esposo de Emma Thompson. Es agradable verle por una vez ayudando a uno de sus v¨¢stagos sin tener que utilizar un bazooka. Cuando descubre que el ni?o est¨¢ deprimido por su enamoramiento de una compa?era de clase ambos trazan planes descabellados para conquistarla, lo que termina con una persecuci¨®n por el aeropuerto que en la vida real har¨ªa saltar varias alarmas antiterroristas. La vida sentimental de dos preadolescentes hace arquear cejas, pero nada es m¨¢s cuestionado en esta historia que el hecho de que Neeson coquetee demasiado pronto con Claudia Schiffer porque el protocolo de citas tras la viudedad que dictan las redes sociales es muy estricto. Tambi¨¦n se le recrimina que caiga rendido ante ella tan s¨®lo con verla una vez, como sucede con la historia de Colin Firth.
Una cr¨ªtica, en realidad, extensible a casi toda la pel¨ªcula y que ning¨²n critico parece poder obviar, como constata Christopher Orr en The Atlantic. Orr no tiene problemas en considerarla ¡°la peor pel¨ªcula rom¨¢ntica de todos los tiempos¡±. ¡°Love Actually es un caso at¨ªpico entre las comedias rom¨¢nticas por su rigurosa convicci¨®n no s¨®lo de que la gente se enamora sin conocerse realmente, sino de que ni siquiera necesitan saber nada el uno del otro para confirmar su atracci¨®n inicial¡±. Una cr¨ªtica curiosa en tiempos de Tinder.
Martine McCutcheon, que interpreta al objeto de deseo de Hugh Grant ¨Cy forma parte de uno de los documentos gr¨¢ficos m¨¢s fascinantes de la cultura pop¨C, no est¨¢ de acuerdo con el trato que recibe su pel¨ªcula y rompe una lanza por ella. ¡°Se rod¨® hace 20 a?os, y el mundo ha cambiado mucho, pero tambi¨¦n creo que parte de su encanto es el hecho de que algunas de las historias de amor y los personajes no eran perfectos¡±, declar¨® al diario Daily Mail. ¡±Lo que me encanta de la pel¨ªcula es que es muy honesta y no se trataba de marcar demasiadas casillas y ser pol¨ªticamente correctos, sino de ser humano¡±.
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