Irvine Welsh: ¡°La humanidad consiste en equivocarte y darte cuenta tarde de la mierda innecesaria que has creado¡±
El escritor, que regresa en ¡®Se?alado por la muerte¡¯ al universo que cre¨® en ¡®Trainspotting¡¯, responde a la llamada de ICON tras acudir a una ¡®rave¡¯ y a un funeral y preocupado por la soledad del hombre mayor
Es lunes por la ma?ana y si Irvine Welsh (Leith, Edimburgo, 65 a?os) est¨¢ en Manchester es porque lleva all¨ª de fiesta desde el s¨¢bado. ¡°Oh, s¨ª, ten¨ªamos una rave. Vine con unos amigos desde Londres. Por un cumplea?os¡±, dice. No va a volver a casa hasta dentro de un par de d¨ªas porque ma?ana tiene un funeral. Es el funeral de un amigo. No dice nada de ¨¦l, s¨®lo que es una pena ¡°pero as¨ª es la vida¡±. Lleva una camiseta oscura, y desde el ¨¢ngulo Zoom indica que est¨¢ en una habitaci¨®n de hotel, o en lo que parece una habitaci¨®n de hotel. Hay una l¨¢mpara de pie con flores a su espalda cuando descuelga la videollamada. El enfant terrible de las letras escocesas, el tipo que plasm¨® macabramente bien en qu¨¦ consist¨ªa crecer en el lugar del que procede ¨Cla perdici¨®n en forma de jeringuillas a la vuelta de la esquina¨C en aquel el¨¦ctrico y poderoso, trepidante ob¨²s con forma de raro y maldito viaje de iniciaci¨®n llamado Trainspotting (1993), parece m¨¢s c¨®modo en su piel que nunca, y eso pese a que su literatura ¨Crepleta de personajes racistas, sexistas, hom¨®fobos¨C es hoy m¨¢s inc¨®moda que nunca.
En Se?alado por la muerte (Anagrama), novela adrenal¨ªnica, vuelven Begbie, Renton, Spud y Sick Boy, los protagonistas de Trainspotting, por segunda vez ¨Cya lo hicieron, coralmente, en Skagboys (2012), y alguna que otra vez en solitario¨C. El aire del nuevo milenio entra ahora en las duras seseras de algunos de ellos en forma de t¨ªmida defensa de las mujeres DJ (en el caso de Renton) ante una jaur¨ªa de tipos que piensan exactamente lo que ¨¦l pensaba hasta hac¨ªa no demasiadas p¨¢ginas: que las mujeres son poco m¨¢s que mercanc¨ªa con la que traficar. Tambi¨¦n est¨¢ la alegr¨ªa de saber de que tu hijo es gay (le pasa a Sick Boy, el, por otro lado, proxeneta virtual) por, en realidad, no tener que competir jam¨¢s con ¨¦l por una chica. El humor, sin embargo, desactivador de cualquier tipo de realidad, por m¨¢s dura, cruel, o salvaje que ¨¦sta sea, deforma el artefacto y devuelve hasta el ¨²ltimo golpe. Y sin embargo, ?c¨®mo de dif¨ªcil es ser Irvine Welsh, ese Irvine Welsh, hoy?
¡°Oh, vivo muy tranquilo¡±, contesta. ¡°Jam¨¢s he tenido una depresi¨®n, ni he sufrido de ansiedad y esas cosas que te joden la vida. Siempre he sido un t¨ªo optimista. Claro que a tu alrededor suceden cosas. Y gente hablando de lo que haces. Pero si tienes la suerte de sentirte bien contigo mismo nada te afecta¡±, a?ade. Claro, nada te afecta, pero el mundo ah¨ª fuera es distinto. O est¨¢ intentando convertirse en algo distinto. ?Y no lo devuelven sus libros al lugar del que est¨¢ intentando escapar? ¡°Begbie, Renton, Sick Boy, todos ellos, crecieron en un entorno muy sexista. Est¨¢n marcados por eso. Pero a la vez saben que el mundo ha cambiado, y est¨¢n tratando de avanzar, de abrirse camino con esas disonancias cognitivas. Est¨¢n intentando convertrise en la mejor versi¨®n de s¨ª mismos. ?No es algo que hacemos todos? Intentamos convertirnos en la mejor versi¨®n de nosotros mismos. Y a veces empiezas en una situaci¨®n muy jodida, y tienes que remar mucho para avanzar apenas un m¨ªlimetro¡±, responde.
No tiene suficiente. Habla de s¨ª mismo en ese sentido. Dice que ¨¦l tambi¨¦n est¨¢ intentando ¡°por todos los medios¡± ser la mejor versi¨®n de s¨ª mismo. ¡°Los seres humanos somos m¨¢quinas de aprendizaje. Intentamos aprender de nuestros errores. Encajar en el mundo y con la gente, de la mejor manera posible. Queremos resolver problemas. ?No consiste en eso el progreso de la humanidad? A veces cuesta de ver porque estamos adentr¨¢ndonos en una era casi dist¨®pica, pero los seres humanos estamos intentando aprender de nuestro errores. Si observamos el da?o de cualquier legado, el imperalismo, las conquistas, la esclavitud, el sexismo, es horrible. Pero intentamos ir m¨¢s all¨¢, dejarlo atr¨¢s, superarlo. Creo sinceramente que, como individuos y como sociedad, luchamos para ser mejores¡±, articula. Y, lig¨¢ndolo con lo que ocurre en cualquiera de sus novelas, a?ade: ¡°Somos expertos en tomar malas decisiones¡±. ¡°Mucha gente vot¨® a Thatcher en su momento y ahora somos esclavos de los algoritmos, ?y no es culpa nuestra?¡±, se pregunta.
En Se?alado por la muerte, Euan, el cu?ado de Sick Boy, toma una mala decisi¨®n en un momento dado ¨Cen plena Navidad¨C, y de repente, su vida rid¨ªculamente pac¨ªfica, previsible, acogedora y segura, se convierte en un infierno: huida, desenfreno y noches de sexo peligrosamente viral en Tailandia. ¡°Estamos hechos de los errores que cometemos. Como individuos y sociedad¡±, insiste Welsh. ¡°Mira lo que pasa en Israel y Palestina. Cuando empez¨® el tema de los asentamientos, cuando se plante¨® la nunca conseguida posibilidad de los dos estados, cuando hubo el apartheid en Palestina. Un mont¨®n de decisiones err¨®neas nos han llevado a donde estamos. Tomamos malas decisiones constantemente y cuando llegamos al momento de caos total, de crisis, nos damos cuenta de la cantidad de mierda innecesaria que hemos creado. Me temo que en eso consiste la historia de la humanidad¡±, sentencia el tipo que, de ni?o, pasaba m¨¢s tiempo colocando a los soldaditos en el campo de batalla que jugando.
¡°Escribir, para m¨ª, hoy, es un poco as¨ª. Lo ha sido siempre, en realidad¡±, dice. Apenas un trabajo de construcci¨®n, dice. No cree en la inspiraci¨®n. A veces se emociona escribiendo, s¨ª, pero ¡°al final, escribir consiste en sentarte y escribir, poner una palabra tras otra, llenar p¨¢ginas¡±. El trabajo previo es el que le lleva m¨¢s tiempo. Por eso dice que tiene mucho que ver con lo que ocurr¨ªa con los soldaditos cuando era ni?o. ¡°Empleaba un mont¨®n de rato distribuy¨¦ndolos por la habitaci¨®n y la batalla duraba segundos¡±, dice. En la novela, el colocar todo en su sitio es decidir qu¨¦ va a pasar con cada personaje. ¡°Luego simplemente te sientas y, ?bang!, lo resuelves¡±, dice. A¨²n sigue pensando en canciones, a veces discos enteros, cuando piensa en un personaje, para darle forma. ¡°El Begbie de ahora mismo es el Chinese Democracy de Guns ¡®n¡¯ Roses. Algo sobreproducido, pero que ha elegido su propio camino, que ha sabido reinventarse¡±, dice. Se ha convertido en un artista pl¨¢stico, y quiere convertir a sus amigos en una obra de arte.
En concreto, la obra va a consistir en el molde de sus cabezas en bronce. Podr¨ªa decirse que todo lo que ha escrito Welsh est¨¢ atravesado por esa oda a la mala decisi¨®n que se toma justo a tiempo de desencadenar una tragedia y la amistad masculina. Y que el asunto de la amistad masculina lo hered¨® m¨¢s que veladamente de Evelyn Waugh, autor que le obsesiona. ¡°Creo que ya puedo decir lo que pasa con los t¨ªos. Cuando somos j¨®venes, nos relacionamos en funci¨®n a un objetivo. Por ejemplo, ir a la discoteca a ligar. O irte de fiesta y drogarte. O ir a un partido de f¨²tbol para pegarte con alguien. Ese es el v¨ªnculo que establecemos. Despu¨¦s, cuando crecemos y cada uno toma su camino, si volvemos a vernos, parece que sin la coca¨ªna no nos escuchamos. Y eso es algo gordo que pasa con los t¨ªos. Que sin un v¨ªnculo que te ate, est¨¢s perdido. Puedes contar tu vida, pero nadie va a escucharte. Tener un pandilla de adulto es una p¨¦rdida de tiempo¡±, dice. Y habla con conocimiento de causa.
?Y estamos ante el gran final de la saga? ?O a¨²n podemos volver a encontrarnos con Begbie y su soleada vida californiana, y el resto de sus colegas m¨¢s o menos afortunados? ¡°Uhm, no s¨¦. Tal vez haya una cuarta parte, ?nunca se sabe!¡±, responde, divertido. Est¨¢ atravesando lo que podr¨ªa considerarse un periodo de lo m¨¢s hiperactivo. ¡°El a?o pr¨®ximo publico nuevo libro, y al siguiente, tambi¨¦n. Estoy escribiendo adem¨¢s la tercera temporada de [la serie de detectives brit¨¢nica] Crime y acabo de escribir un musical¡±, dice. Tambi¨¦n ha fundado un sello discogr¨¢fico. De m¨²sica electr¨®nica. Se llama Jack Said What. El logo recuerda vagamente a Fritz el gato, el m¨ªtico personaje de Robert Crumb. ¡°S¨ª, soy un t¨ªo ocupado ¨²ltimamente¡±, dice, y sonr¨ªe, encantado.
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