Diego Mart¨ªn: ¡°Hay m¨¢s actores trabajando con 20 o 30 a?os que con 55 o 60¡å

Esto va a ser una lluvia de puntos suspensivos, quedan avisados. La culpa es del entrevistado, el actor Diego Mart¨ªn (49 a?os, Madrid), cuya particular forma de expresarse no puede ni debe pasar desapercibida. Hace varias cosas. Una es que interrumpe las frases, de ah¨ª los puntos suspensivos. Tambi¨¦n le encanta vacilar antes de dar una idea: ¡°Bueno¡±, ¡°en mi opini¨®n¡±, ¡°quiz¨¢s¡±, ¡°me parece¡±, ¡°no s¨¦¡±... Antes se dec¨ªa con mucha facilidad lo de que alguien era muy Woody Allen. Ahora ...

Esto va a ser una lluvia de puntos suspensivos, quedan avisados. La culpa es del entrevistado, el actor Diego Mart¨ªn (49 a?os, Madrid), cuya particular forma de expresarse no puede ni debe pasar desapercibida. Hace varias cosas. Una es que interrumpe las frases, de ah¨ª los puntos suspensivos. Tambi¨¦n le encanta vacilar antes de dar una idea: ¡°Bueno¡±, ¡°en mi opini¨®n¡±, ¡°quiz¨¢s¡±, ¡°me parece¡±, ¡°no s¨¦¡±... Antes se dec¨ªa con mucha facilidad lo de que alguien era muy Woody Allen. Ahora est¨¢ menos de moda, pero Diego Mart¨ªn es muy Woody Allen: es un gusto verle divagar, con su discurrir titubeante, como si estuviera en el div¨¢n del psicoanalista.

Pero lo que de verdad le emparenta con el director es su facilidad tanto para la comedia f¨ªsica como para interpretar personajes conmovedoramente pat¨¦ticos. Ah¨ª est¨¢ su Carlos, de Aqu¨ª no hay quien viva, uno de los personajes que mejor ha sobrevivido de una serie ya de por s¨ª inmortal, o Chemi, de Muertos S.L. (Movistar+ Plus), la serie con la que este a?o ha vuelto a trabajar a los ¨®rdenes de los hermanos Caballero, y cuya segunda temporada est¨¢ pendiente de estreno.

Estos d¨ªas, Mart¨ªn rueda Legado, otra serie ¡ªesta, para Netflix¡ª que promete ser un ¨¦xito: coprotagonizan Jose Coronado y Bel¨¦n Cuesta, y su art¨ªfice es Carlos Montero, creador de ?lite. Un reparto muy espa?ol para un actor que lleva 10 a?os en Par¨ªs. Desde el principio, sinti¨® que encajaba con el estilo de aquella ciudad. Mart¨ªn confiesa haber sido ¡°un mal hijo de Madrid¡±. Nunca le ha tenido demasiado afecto, dice, aunque ha comenzado a apreciarla. ¡°Quiz¨¢ la miro de otro modo. De peque?o, mi madre me dec¨ªa que yo era ¡®alegr¨ªa de casa ajena¡¯, es decir, que estaba a gusto en todas las casas menos en la m¨ªa¡±, r¨ªe.

Tiene sentido que el actor est¨¦ en la ciudad para celebrar la efem¨¦ride de una joyer¨ªa francesa: el relanzamiento de Trinity, la colecci¨®n de Cartier que se distingue por sus tres anillos de tres oros entrelazados. ¡°Una parte importante de mi admiraci¨®n por esta casa entronca con un lado mit¨®mano que he ido perdiendo con el tiempo, pero que tuve fuerte de ni?o¡±, explica. ¡°Mucha gente que me ha fascinado ha tenido de alguna manera que ver con Cartier¡±, cuenta, aludiendo a una clientela que incluy¨® a Gary Cooper o Cocteau.

Dentro de poco cumplir¨¢ 50, ?v¨¦rtigo? Es escalofriante. Esta profesi¨®n conlleva una especie de carrera que se torna en huida hacia delante, en la que uno siempre tiene la sensaci¨®n de estar empezando continuamente, de estar esperando algo.

?Qu¨¦ es ese algo? Que llegue algo m¨¢s grande o mejor, que te d¨¦ otro perfil de ti. Creo que siempre hay algo que nos predispone a que cada trabajo sea un trampol¨ªn al siguiente. Aunque cuando uno llega a esta edad, hay un eco que te hace darte cuenta de que ya no hay tant¨ªsimas cosas por delante. Ojal¨¢ me equivoque. Pero tambi¨¦n uno va sabiendo que hay much¨ªsima m¨¢s gente trabajando con 20 o 30 a?os que con 55 o 60.

Despu¨¦s de m¨¢s de 300 horas horas de televisi¨®n a la espalda, ?no logra extinguir esa sensaci¨®n de abismo? Jack Nicholson dec¨ªa que no importaba cu¨¢ntos ceros hubiera en el cheque, siempre pensaba que era el ¨²ltimo. Aun sabiendo que te ha pasado algo que no le pasa al 90% de la gente de esta profesi¨®n, yo creo que no hay actor al que no le pase algo parecido.

¡°Hay actores que son el ep¨ªtome de la intensidad humana a los que va muy bien, pero a m¨ª siempre me ha dado un poco de verg¨¹enza ajena la gente que se autoconsidera artista, y esos niveles de intensidad¡±

?Eso desgasta? En ese sentido es un trabajo pu?etero. Las cosas se gastan y erosionan. He tenido periodos de trabajar menos, uno recientemente¡­ no hab¨ªa quien me soportara. Est¨¢ la parte encon¨®mica y la parte existencial. El actor existe como profesi¨®n si la ejerce, el trabajo y la obra eres t¨². Un actor, como artista, necesita que le contrate alguien para trabajar.

Si no tuviese necesidad econ¨®mica, ?seguir¨ªa actuando? Voy a hacer un comentario bastante asqueroso por mi parte¡­ A veces uno se siente poco legitimado¡­ excesivamente impostor en un trabajo que tanta gente sue?a y no lo consigue. He tenido mucha suerte y aqu¨ª sigo, pero a veces considero que... oigo a otros actores y creo que hay una vocaci¨®n, algo que llena sus vidas, que yo no encuentro en m¨ª. Entre actuar y ganar el Euromill¨®n, me quedo con el Euromill¨®n. En este momento de mi vida, no creo que me pasara nada si dejara de actuar.

?Y al principio era una vocaci¨®n? En absoluto. Nunca so?¨¦ con esto. Fue una serie de casualidades. Ni siquiera se me pasaba por la cabeza actuar; no ten¨ªa nadie a mi alrededor que se dedicara a algo relacionado con la interpretaci¨®n. Fue muy tard¨ªo. Estudiaba Derecho como pasa el viento¡­ despu¨¦s el azar, el camino que se abre y la decisi¨®n de tomarlo.

?No es peligroso pensar as¨ª dentro de su profesi¨®n? Yo creo que, al menos para m¨ª, ha resultado beneficioso, el no tom¨¢rmelo en serio. Hay actores que son el ep¨ªtome de la intensidad humana a los que va muy bien, pero a m¨ª siempre me ha dado un poco de verg¨¹enza ajena la gente que se autoconsidera artista, y esos niveles de intensidad. Sobre todo porque hay que ser capaz de rellenar el personaje. Si eres as¨ª de intenso y eres Daniel Day Lewis, pues muy bien, pero si no llegas a esos niveles queda muy rid¨ªculo. Yo, que siempre he sido un poco cobard¨®n, siempre he preferido tomarme a broma.

Pero hay mucha gente que le tiene mucho cari?o como actor. Eso lo he pensado. No es que reflexione mucho sobre mis trabajos, que en general considero absolutamente prescindibles. Les tengo agradecimiento porque me han permitido seguir, vivir, comer, comprarme los libros que me ha dado la gana, pero no les doy una dimensi¨®n cultural o significativa de ning¨²n tipo.

Que no se la d¨¦ no significa que no lo tengan. No lo niego... ya s¨¦... pero eso tiene que ver con el tiempo, con la suerte. En el caso de Aqu¨ª no hay quien viva, la serie empieza a mirarse con cari?o porque mucha gente... ayer, por ejemplo, estaba rodando con una chica muy joven, insultantemente joven, y me dec¨ªa: ¡°?Es que eres ic¨®nico!¡±. Contar esta frase a alguien es rid¨ªculo, pero lo digo en el sentido de que, para ella, la serie representa algo familiar. Es una serie que no se ha dejado de emitir en los ¨²ltimos 30 a?os, y hay gente que se sabe cosas de memoria. Es un runr¨²n cultural constante. Pero eso no tiene que ver conmigo. Tengo la suerte de pertenecer a algo que ha sido muy bestia. Sin embargo, hay muchos otros de mis trabajos que nadie ha visto, que nadie recuerda.

Realizaci¨®n: Paty Abrahamsson / Maquillaje y peluquer¨ªa: Lucas Margarit (Another). / Asistente de fotograf¨ªa: Marcos Jim¨¦nez. / Asistente de estilismo: Jorge Ariza. / Retoque digital: Madem Studio.

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