?Se puede acabar con el f¨²tbol ¡®machirulo¡¯? Cuatro jugadores de primera divisi¨®n se atreven a intentarlo
La masculinidad hegem¨®nica ha dominado el deporte rey hasta ahora pero, con valent¨ªa, se abren camino otras sensibilidades: jugadores de ¨¦lite como Borja Iglesias, H¨¦ctor Beller¨ªn, Sergio Camello y Aitor Ruibal nos explican su compromiso con un f¨²tbol m¨¢s abierto y tolerante

¡°El f¨²tbol es identitario, pol¨ªtico y una expresi¨®n de g¨¦nero con toda su problem¨¢tica¡±. Es uno de los principales argumentos que sostiene el autor brit¨¢nico Simon Critchley en En qu¨¦ pensamos cuando pensamos en f¨²tbol (2018). Para bien o para mal, lo que se ve en los estadios es un reflejo de la sociedad. Desde el racismo y la homofobia hasta la defensa de los derechos humanos. La juventud se identifica con los jugadores por sus cualidades deportivas, pero tambi¨¦n por sus valores.
Si hacemos caso a un estudio que public¨® en 2022 la fundaci¨®n FAD Juventud, apenas uno de cada 10 j¨®venes dice sentirse atra¨ªdo por la idea de la masculinidad cl¨¢sica. Y algunos futbolistas, pocos, sirven de ejemplo para renovar la idea de qu¨¦ es ser un hombre. Construir alternativas. ¡°Deconstruirte, darte cuenta de que te equivocas, que tienes actitudes que no son las que te gustar¨ªa y de ah¨ª evaluarte t¨²¡ Es ser una persona que quiere crecer, progresar y ayudar a los dem¨¢s¡±, dice Borja Iglesias, delantero del RC Celta. Secunda H¨¦ctor Beller¨ªn, defensa en el Real Betis: ¡°He conseguido habitar el mundo de una manera m¨¢s sana desarrollando cualidades que nos transmiten que son femeninas y ajenas a nosotros. La empat¨ªa, el cari?o, el cuidado¡ Son caracter¨ªsticas s¨²per importantes que a los hombres no nos ense?an. Nos animan a rechazar la vulnerabilidad, a no llorar y a no mostrar cari?o. Cambiar la forma de verlo es fundamental¡±. Ambos futbolistas han jugado en el equipo verdiblanco, pero adem¨¢s de compartir el t¨ªtulo de la Copa del Rey del 2022, coinciden en querer seguir redefiniendo el tipo de hombre en el que convertirse y su papel en la comunidad.
Pero, en 2025, la masculinidad m¨¢s conservadora se est¨¢ tomando la revancha en Occidente: Mark Zuckerberg, due?o de Meta, ha dicho que debemos recuperar la ¡°energ¨ªa masculina¡± despu¨¦s de a?os de asumir las cr¨ªticas al laissez faire de las redes sociales antes los mensajes de odio. De hecho, a nivel corporativo, las pol¨ªticas de inclusi¨®n y visibilidad de minor¨ªas est¨¢n en pleno retroceso, reflejo del viraje ultraderechista timoneado por Donald Trump, Elon Musk y la onda reaccionaria que asola la pol¨ªtica europea. Muchos hombres j¨®venes se ven seducidos por estas ideas y, de hecho, su porcentaje de voto ha aumentado en los cinco mayores pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a.
Para Beller¨ªn, es tr¨¢gico: ¡°A trav¨¦s del enga?o y del desasosiego, se est¨¢ creando un ej¨¦rcito de hombres j¨®venes que siento que se est¨¢n alejando de la realidad. Intentan derrocar todo lo que se ha conseguido con el feminismo. Es importante luchar contra este germen, que puede ser muy peligroso a largo plazo. Es uno de los mayores retos que tenemos como sociedad: la p¨¦rdida de una generaci¨®n de hombres que, por el hast¨ªo que genera el capitalismo, creen en soluciones que les han vendido¡±. En algunos aspectos, el argumento del futbolista lo avala el estudio del FAD. Los hombres que se identifican con los valores m¨¢s cl¨¢sicos de la masculinidad se sienten ¡°menos libres¡± para expresar sus sentimientos, tienen m¨¢s problemas psicol¨®gicos y un 47,4% manifiesta haber tenido ideas suicidas, casi el doble que los que se consideran ¡°fuera de la caja¡± del hombre tradicional.
El f¨²tbol tiene una influencia universal y cultural. Al menos 26 millones de espa?oles dicen ser aficionados al deporte rey y representa el 1,4% del PIB. ¡°Los l¨ªderes religiosos, pol¨ªticos o el folclore son locales, pero el f¨²tbol llega a todos lados¡±, afirma Simon Critchley. ¡°Es un lugar id¨®neo para mostrar much¨ªsimas cosas, tiene un gran impacto en la sociedad. Mostrarse cada uno como es y ense?arse desde el respeto es fant¨¢stico por el impacto que puede tener¡±, explica Iglesias. Pero, claro, no es tan f¨¢cil: ¡°El proceso de deconstrucci¨®n es duro¡±, alerta. El jugador, a pesar de ello, es un ejemplo, en lo est¨¦tico y en lo ideol¨®gico. No solo ha roto moldes pint¨¢ndose las u?as, tambi¨¦n ha protagonizado campa?as contra la homofobia o se ha posicionado claramente en contra de la agresi¨®n de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
Beller¨ªn se ha declarado feminista en m¨²ltiples ocasiones, as¨ª como defensor de la redistribuci¨®n de la riqueza y de la justicia social. ¡°El feminismo nos ha concienciado de muchos problemas que desde nuestra posici¨®n ignor¨¢bamos. Gracias a su fuerza se han logrado mejoras en este pa¨ªs¡±, a?ade. Para ¨¦l, como para Iglesias, el f¨²tbol es un lugar id¨®neo para usar su altavoz: ¡°Es un espejo de la sociedad. Las cosas que suceden se vuelven mucho m¨¢s evidentes en el f¨²tbol. Adem¨¢s, es una plataforma en la que muchos j¨®venes se fijan. Muchos no quieren ser ese macho alfa y el f¨²tbol permite mostrar diferentes modelos¡±.
La importancia de estos jugadores trasciende a los terrenos de juego. ¡°Es fundamental que existan figuras que hackean el sistema¡±, explica Lionel Delgado, doctor en Sociolog¨ªa y divulgador en masculinidades. ?l destaca con ¨ªmpetu su posicionamiento desde una posici¨®n privilegiada: ¡°Que aparezcan personas que rompan con esa manera de ver la masculinidad y que presenten nuevas formas de expresarse y de relacionarse es fant¨¢stico. Es una forma de tener respuestas alternativas para los hombres que quieren mantenerse dentro de cierta normatividad social y est¨¦tica, pero que a la vez quieren cambiar ciertas ¨®rdenes de g¨¦nero relacionadas con el poder o la violencia¡±, subraya. Admirarlos primero por su f¨²tbol sirve despu¨¦s para ser receptivos a cuestionarnos como hombres.
Gracias a su posicionamiento, otros jugadores se han inspirado en ellos. Aitor Ruibal, jugador del Real Betis y con quienes ha compartido vestuario, reconoce su influencia: ¡°Borja y H¨¦ctor han sido claves para que abriese los ojos en muchos aspectos. Antes era una persona muy diferente¡±. La influencia trasciende a sus compa?eros de equipo. ¡°Son de los mayores referentes que he tenido. Pudiendo haberse callado, han alzado la voz y ayudado a todos los que ven¨ªamos detr¨¢s. Seguramente, sin ellos, hubiese dado a conocer m¨¢s tarde mi forma de ser o de pensar por el miedo al qu¨¦ dir¨¢n¡±, celebra Sergio Camello, delantero del Rayo Vallecano. Adem¨¢s de haber anotado dos goles en la final de los Juegos de Par¨ªs, es defensor de la importancia de la salud mental o de la libertad de expresi¨®n. En su ¨²ltimo partido contra el Celta, Camello intercambi¨® su camiseta con Iglesias. ¡°Cuando era peque?o era dif¨ªcil ver a gente que hablase. Poco a poco va cambiando¡±. Pero no todo es admiraci¨®n. Todos estos jugadores se han llevado cr¨ªticas. ¡°Muchas veces tienes opiniones que te callas por el miedo al odio o porque se te piten¡±, confiesa Aitor Ruibal. ¡°Las cr¨ªticas hay que trabajarlas. Por compartir mis gustos o mi forma de pensar la gente ha ido a machete a por m¨ª. Y duele mucho¡±, lamenta Camello.
A Beller¨ªn le apasiona leer. Sin embargo, cuando sube fotos sobre sus lecturas siempre hay insultos. Jugar a la consola, tener un deportivo o salir de fiesta son las cosas que se esperan y se celebran en un futbolista. ¡°Cuando haces algo que se sale de la masculinidad hegem¨®nica se cuestiona tu rendimiento deportivo¡±, se queja el jugador. En el extremo opuesto ¡ªaunque sin ser contradictorio¡ª, muchos de sus colegas incluso hacen streaming mientras juegan al FIFA, en una hiperconexi¨®n casi par¨®dica con su trabajo.
Otra gran cuesti¨®n es la aceptaci¨®n de la diversidad sexual. Contratos publicitarios, presi¨®n de clubes y que en las gradas los insultos hom¨®fobos sean tan comunes como cantar un gol dificultan que los jugadores se declaren homosexuales. Ser gay es a¨²n algo negativo en el f¨²tbol. ¡°El t¨¦rmino maric¨®n se escucha much¨ªsimo en los campos de f¨²tbol¡±, asegura Camello. ¡°Es muy peligroso, porque si eres un ni?o y ves que tu padre insulta as¨ª a un jugador, lo vas a repetir en el colegio¡±. Aitor Ruibal ha recibido insultos hom¨®fobos: ¡°Es, con el racismo, una de las grandes causas pendientes. Como para que paren el partido y nos vayamos. Igual no es mayoritario, pero hace da?o y deber¨ªa cambiar¡±.
Incluso en hinchadas que se presuponen de izquierdas se repiten esos mantras. El f¨²tbol es un espacio cat¨¢rtico en el que se legitiman actitudes da?inas. ¡°Una de las claves para entender toda esta violencia es la cuesti¨®n grupal¡±, apunta Lionel Delgado. ¡°Hombres con cierta sensibilidad, cuando se ven en grupo reproducen l¨®gicas con las que a priori est¨¢n en contra¡±. A Sergio Camello le preocupa que alguien con quien comparta vestuario no se sienta libre para mostrarse como es: ¡°No s¨¦ si me he cruzado con alg¨²n compa?ero homosexual. Es muy triste. Quiere decir que en los vestuarios en los que he estado o no los ha habido o no se ha creado el ambiente de que una persona pueda expresar lo que es y c¨®mo se siente. Me parece triste pensar que el f¨²tbol se ha estancado¡±.
Actualmente no hay ning¨²n jugador de la Liga espa?ola que haya dicho que no es hetero. ¡°Es complicado enfrentarse a muchos estereotipos que hay en el f¨²tbol. La homosexualidad es uno de ellos. No es f¨¢cil salir del armario. Creo que ir¨¢ mejorando¡±, defiende Iglesias. ?l est¨¢ seguro de que llegar¨¢: ¡°La gente debe entender que si te permiten mostrarte en la manera en la que eres feliz seguro que rendir¨¢s mejor¡±. ?Qu¨¦ hace falta para romper estos prejuicios? ¡°Se nos deber¨ªa dejar decir lo que sentimos y pensamos para que el aficionado pueda empatizar. Las entrevistas est¨¢n muy acotadas. Se muestra al futbolista como un producto¡±, dice Camello. Beller¨ªn habla de un cambio estructural: ¡°La sociedad empuja hacia ese cambio y el f¨²tbol tiene que darse cuenta de que se est¨¢ separando de la juventud. Cada vez son m¨¢s empresas y menos sedes para la comunidad. El f¨²tbol necesita abrir horizontes, crear igualdad y fomentarla¡±.
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