Marta Fern¨¢ndez-Muro, de actriz veterana a escritora revelaci¨®n: ¡°No s¨¦ si lo m¨ªo ha sido una gran valent¨ªa o solo falta de consciencia¡±
Su personal¨ªsimo rostro y su carism¨¢tica voz, que la llevaron a trabajar con Almod¨®var, Zulueta, Colomo o Ricardo Franco, la hab¨ªan convertido en una imprescindible de nuestras pantallas. Pero su debut literario, ¡®La cabeza a p¨¢jaros¡¯, que ya va por su segunda edici¨®n, la convertir¨¢ en una imprescindible de nuestras mesillas
¡°?Y esto dentro de ICON viene como libro del mes? ?Me haces una entrevista como actriz, como escritora, como torera o como qu¨¦?¡±, quiere saber Marta Fern¨¢ndez Muro (Madrid, 1950) antes de empezar. Es un buen arranque para definir el esp¨ªritu de una primera novela inclasificable. La cabeza a pa?jaros (Ed. Nin?os Gratis), que se ha colado en algunas listas de los mejores libros de 2020 y va por su segunda edicio?n, es todo realidad, pero tambi¨¦n tiene su punto de ficci¨®n. Habla de su propia familia, pero muy poco de si misma. Pasan cosas muy tristes, pero tambi¨¦n divertid¨ªsimas. Por el car¨¢cter de sus personajes deber¨ªa tener cierto aire conservador, pero es enormemente libre.
La cabeza a p¨¢jaros no consiste en unas memorias, como podr¨ªa llegar a indicar el rostro de su autora en el fald¨®n de portada. Es, ma?s bien, una cro?nica donde Marta recuerda e interpreta sus ori?genes, desde el bisabuelo que llego? del campo y se hizo rico al abrir una perfumeri?a al lado del restaurante Lhardy, pasando por la extensi?sima prole de este sen?or ¨Cburgueses, cato?licos, de derechas y muy firmes, pero a la vez rabiosamente modernos¨C hasta llegar a ella, un verso suelto dentro de su familia y, si nos ponemos, dentro del mundo cultural espan?ol.
A Marta la conocemos por ser actriz. Su nombre puede no sonar a algunos espectadores de buenas a primeras, pero solo con ver su rostro o (mejor a¨²n) escuchar su voz cualquier espa?ol que estuviese solo un rato ante una pantalla (cualquier pantalla) en los ochenta, los noventa o los dosmil la identificar¨¢ inmediatamente. Ferna?ndez-Muro conquisto? a los raros gracias a aparecer en Arrebato (Iva?n Zulueta, 1979), a los modernos gracias a trabajar con Almodo?var en Laberinto de pasiones (1982) y La ley del deseo (1987), a los jo?venes gracias a Cajo?n Desastre y a todos los dema?s gracias a salir constantemente en las series espan?olas ma?s famosas de la televisio?n. Y sin embargo, pese a llevar una vida entera frente a la c¨¢mara y el p¨²blico, duda cuando se le pregunta si le gusta conceder entrevistas. ¡°Me gusta si la entrevista no tiene foto¡±, responde. ¡°No me gusta la foto. Veo las fotos de joven y ya no soy lo que fui. La imagen a m¨ª¡ nunca he estado nunca muy a gusto con ella. No dejo de preguntarme: ?c¨®mo estar¨¦?¡±
Eso es parad¨®jico, es usted actriz. Y siempre me ha inquietado mi imagen.
Me han dicho de usted: ¡°Es una gran solitaria¡±. Soy una gran solitaria y no s¨¦ c¨®mo he llegado a esto. ?Ten¨ªa yo vocaci¨®n de estar sola, de vivir sola? Pues no lo s¨¦. La vida me ha llevado a estar bastante sola. Tal vez cuando est¨¢s tan rodeada de gente y tan expuesta en un trabajo como el m¨ªo, en los rodajes, necesitas la soledad para recargarte. Hay momentos en que me encanta estar sola, aunque ahora que soy mayor no me parece muy recomendable. Antes sal¨ªa, entraba¡ no ten¨ªa tiempo para pensar si estaba sola o acompa?ada. Ahora s¨ª que siento la soledad como algo m¨¢s negativo. Pero en esto me he metido, no s¨¦ por qu¨¦. Hay tantas cosas que he hecho que no s¨¦ por qu¨¦ me han venido¡
Otra cosa me han dicho de usted: ¡°Le gusta m¨¢s hablar de literatura que de cine¡±. Ahora mismo s¨ª, porque estoy m¨¢s metida en el tema literario y quiero empujar esta carrera nueva, ?es incre¨ªble a la edad que tengo que empiece en algo! El cine lo doy un poco como algo que ya pas¨®. No estoy tan activa como antes: si ahora tuviera que vivir de la interpretaci¨®n, no creo que pudiera. Tengo la suerte de ser una alegre y agradecid¨ªsima jubilada. Si me llaman para hacer algo que me cuadre, pues lo hago. Y si no me cuadra, no lo hago y sigo a lo m¨ªo, que ¨²ltimamente es escribir. Aparte de vivir, que ya es un jaleo.
Pues hablemos de literatura, aunque le advierto que de cine tambi¨¦n quer¨ªa preguntarle un poco. T¨² preg¨²ntame y yo te contesto o no. ?Estoy haci¨¦ndolo ordenadamente o es todo muy abstracto? ?Es que son preguntas dif¨ªciles!
?En serio? Hombre, me preguntas: ¡°?Por qu¨¦ vives sola?¡±. Pues f¨ªjate.
Solo le coment¨¦ lo de ¡°una gran solitaria¡±, que me parece un rasgo de car¨¢cter interesante. Me he convertido en una persona muy solitaria, s¨ª. Digamos que he vivido siempre con tanto jaleo, con tanta influencia de tantas voces que necesito de esa especie de soledad para poder conectarme conmigo misma y no estar en guerra continua con todo lo que oigo. Todo me influye mucho, demasiado. Entonces, la ¨²nica forma en que las cosas no te golpeen tanto es cerrar la puerta.
Todas esas voces a su alrededor est¨¢n muy presentes en su novela, pero la que apenas se escucha es la suya propia. Quien se lo haya comprado esperando leer sus memorias se habr¨¢ llevado un chasco. ?Ya lo s¨¦, ya lo s¨¦! Me lo he imaginado. Muchos se van a quedar sorprendidos porque mucha gente esperaba que yo contase mi vida como actriz, que a la gente le parece tal vez lo m¨¢s interesante, esperando encontrarse cotilleos y cosas as¨ª, pero yo no puedo hablar de una profesi¨®n donde la gente est¨¢ viva. De algunos hablar¨ªa bien, pero hay muchas cosas que no me han gustado, ?me voy a poner a contarlas? Mi novela es una autobiograf¨ªa muy novelada pero en la que yo no quer¨ªa hablar de m¨ª, sino explicar por qu¨¦ yo soy as¨ª, cu¨¢les son mis or¨ªgenes, por que a m¨ª a veces me ha costado tanto adaptarme al mundo. He tenido una infancia muy aislada, en un c¨ªrculo muy particular, muy cerrado¡ Despu¨¦s de eso, echarte al mundo, a una profesi¨®n como la m¨ªa, sin tener apenas conocimiento de la vida, no es f¨¢cil. Mezclarme en la sociedad no me ha sido f¨¢cil.
?No tiene planeado escribir unas memorias al uso, entonces? No, yo escribir¨¦ de lo que sienta que debo escribir. Esto no se elige. Yo sent¨ªa necesidad de contar todo esto, de clarificarlo para m¨ª, ?y luego resulta que a la gente le ha gustado! ?Que se han identificado! Si un d¨ªa quiero escribir sobre mi vida profesional tendr¨ªa que escribir un punto de vista, porque ir diciendo ¡°primero trabaj¨¦ con este y luego con aquel¡± no creo que tenga inter¨¦s. Yo en este libro aparezco poco, hay muchos vac¨ªos, a veces pensaba: no s¨¦ si esto va a interesar, si est¨¢ bien estructurado, ?la maldita estructura! Pero bueno, al final parece que la gente ha tragado tambi¨¦n con esos defectos. Yo escribo de pura intuici¨®n y de puro deseo, con cierta improvisaci¨®n¡ Pensaba que de m¨ª ten¨ªa muchas cosas que contar, pero al final no cuento todo. Porque contarse a uno mismo es muy complejo y, adem¨¢s, creo que tiene que haber cierta resistencia, pese al tiempo que haya pasado.
Dice que no le gustar¨ªa escribir sobre su carrera porque hay gente viva, pero en su novela tambi¨¦n la hay, como sus hermanas. ?Qu¨¦ han opinado? Pues amigos que me importan me quedan muy poco. Y est¨¢n mis hermanas s¨ª, pero lo que digan mis hermanas¡ Pues que digan lo que quieran, qu¨¦ quieres que te diga. ?Haberlo escrito t¨²! He recibido opini¨®n y ahora que ven que salen buenas cr¨ªticas, que en las redes ha gustado, que hay bastante entusiasmo¡ Pues ahora parece que les gusta mucho. Incluso tengo una hermana mayor que me da las gracias porque, de alguna manera, he retratado y fijado nuestra historia. Alguna pariente m¨¢s lejana me dice: ¡°Me ha gustado pero hay cosas que tendr¨ªas que rectificar, porque vosotros los escritores cog¨¦is las cosas y escrib¨ªs lo que os da la gana!¡±. Claro, a una prima tuya de ochenta a?os no le vas a explicar lo que es una licencia creativa. Pero no me importa mucho: yo escribo y ya est¨¢. A que la gente opine estoy acostumbrada por ser actriz.
Algo que se describe muy bien en el libro es un Madrid antiguo que los que no lo hemos conocido tenemos un poco romantizado. ?C¨®mo se lleva con el Madrid de hoy? No ha evolucionado muy bien, no. Se ha vuelto un poco apaletao. Yo salgo a la Castellana y veo esa bandera de Espa?a [la charla tuvo lugar el pasado diciembre y Marta se refiere a la largu¨ªsima bandera que se instal¨® como decoraci¨®n navide?a] me quedo muerta. ?Qu¨¦ es esto, si parece la Feria de Sevilla? Madrid est¨¢ apaletao, ten¨ªa un encanto popular y ahora est¨¢ apaletao. Porque para m¨ª apaletao es malo, pero una cosa paleta, aut¨¦ntica, est¨¢ bien. ?Sabes lo que me pareci¨® estupendo y adem¨¢s me caus¨® mucha impresi¨®n? Cuando nos dijeron que ya pod¨ªamos salir a dar paseos por Madrid tras el tema de la pandemia, que me fui a la Gran V¨ªa y vi esa Gran V¨ªa vac¨ªa, esa Cibeles vac¨ªa, que me encantaron, ?cu¨¢nto da?o ha hecho el coche! ?Cu¨¢nto da?o ha hecho que seamos tantos, todos como ovejas de un lado para el otro y esos coches que desfiguran y desneutralizan las ciudades! Hay ciudades que parecen fabricadas para el traj¨ªn, el traj¨ªn es su sustancia, como Nueva York, pero Madrid no era eso. Pues lo que pas¨® cuando vi ese Madrid es que no me asust¨®, ?al contrario! Me encant¨®, me trajo recuerdos de mi infancia. De cuando sal¨ªas a la calle y era una calle vac¨ªa. Unas aceras amplias, unos carriles vac¨ªos¡ ?Me encant¨®! Me dije: ¡°Ay, qu¨¦ bien¡±. Ese Madrid vac¨ªo que a la gente le horrorizaba a m¨ª me llev¨® al pasado, a cuando sal¨ªa a la calle y ten¨ªa esa sensaci¨®n de ciudad luminosa.
Su familia se describe en el libro como burguesa, cat¨®lica, de derechas¡ y de todo eso ha salido usted, que tiene poco que ver. Nada. Ten¨ªan unas ideas muy claras y firmes para ellos, pero nunca fueron fan¨¢ticos. Yo en mi casa nunca o¨ª a mi abuelo ni a mi padre hablar muy a favor de algo. Mi padre era un esp¨ªritu rebelde y libre, porque t¨² puedes tener una ideolog¨ªa de derechas pero, por dentro, ser quien eres. Mi padre odiaba todas las dictaduras. Al final tampoco le gustaba la de Franco, evidentemente, era una guerra a la que ¨¦l no se apunt¨®. En mi casa nunca o¨ª alabar a Franco. Religiosos s¨ª eran. Pero bueno, eso a m¨ª no me molesta, excepto por la moralidad, tal vez un poco, porque yo soy de moralidad mucho m¨¢s ancha. Pero bueno, yo luego ya entro en otro mundo. Tengo un esp¨ªritu que no sigue la corriente. Creo que algo bueno de mi novela es que est¨¢ todo contado sin rencor, sin odio. Solo est¨¢ descrito. Mi abuela iba a misa, s¨ª, ?por eso iba a gustarme a m¨ª m¨¢s o menos? Yo apreciaba en ella otros valores. A la pol¨ªtica nuestra, al mundo en general, le falta categor¨ªa, calidad. No me parece gente con un background s¨®lido. Parecen espont¨¢neos, salidos de la nada. No me gusta. Y la derecha, menos. Eso se lo perdono a los socialistas y a los de Podemos. Creo que con ellos me podr¨ªa tomar un caf¨¦ y hablar. Con los otros no sabr¨ªa ni por d¨®nde empezar. Siendo yo como soy, no me pueden gustar.
En el libro habla de forma natural de ese momento en los setenta en los que se rodea de gente que empieza a experimentar con las drogas. Eso me dec¨ªan, que les resultaba surrealista ya por m¨ª misma. Dec¨ªan: ¡°Marta no las necesita, ya viene con ellas¡±. Yo me re¨ªa mucho, dec¨ªa lo que me apetec¨ªa¡ Cuando la gente habla de drogas, as¨ª en general, me da rabia porque no tienen nada que ver unas con otras. Han ido cambiando. ?Qu¨¦ tiene que ver la hero¨ªna con el cannabis? Es como si dices: ¡°Estoy en Andaluc¨ªa y me voy a vivir al Polo Norte¡±. La gente dice ¡°?Las drogas, estos se drogan!¡±. Pero se?ora, ?qu¨¦ droga usan? No tiene nada que ver un porro o una cosa as¨ª un poco experimental, tipo ¨¢cido, que yo tom¨¦ poco, que las cosas m¨¢s serias o m¨¢s adictivas¡ A m¨ª la droga me distanci¨® de muchas cosas. En el mundo art¨ªstico estaban por todos lados. Los que se meten en ese jaleo empiezan a girar en torno a ¨¦l. ?Con qui¨¦n la consigo? ?Con qui¨¦n me la tomo? Eso me distanci¨® de mucha gente, de mis propios amigos. Los fui perdiendo. La tristeza es que muchos de ellos, realmente importantes en mi vida, se han muerto.
?Por las drogas? S¨ª. No por sobredosis exactamente, m¨¢s bien una dosis diaria. No un pinchazo que te lleva a la gloria, sino un poco a poco. T¨² me dices: ¡°Tienes setenta a?os y qu¨¦ bien te veo¡±. Pero hay gente que poco a poco, el pulm¨®n, el h¨ªgado¡ se van deteriorando por haberse metido tanto. Pero si ese es el camino que han elegido, porque tontos no son, si esa es su forma de vida¡ Si ellos prefirieron tomarse esas cosas y llegar a esos estados¡
?Y qu¨¦ cree que le impidi¨® a usted ir por ese camino? Primero, que yo soy cobarde a la hora de experimentar con esas cosas. A m¨ª me daba miedo, me dec¨ªa: ¡°Si me meto esto, ?qu¨¦ me va a pasar?¡±. Y debo de tener una educaci¨®n r¨ªgida y severa, una voluntad creada a partir de una educaci¨®n a la inglesa, muy sobria. Eso marca, te crea un sistema vital que te asusta, que no te permite¡ Yo no quer¨ªa ir m¨¢s lejos.
?C¨®mo conoci¨® a Pedro Almod¨®var? Madrid era entonces muy distinto y todos los que entonces nos mov¨ªamos fuera de la norma, ten¨ªamos otras ideas, escuch¨¢bamos otra m¨²sica y no nos daba por la pol¨ªtica, sino por placer, coincid¨ªamos. Yo creo que le vi por primera vez en una galer¨ªa de arte donde ¨¦l proyectaba sus primeras pel¨ªculas y las comentaba con micr¨®fono, que era de mucha risa. Ah¨ª nos conocimos, creo, y luego nos fuimos a tomar un caf¨¦, porque se beb¨ªa muy poco alcohol en aquella ¨¦poca. Estaba considerada una cosa de los padres, de los viejos tiempos. La forma de ponerse bien era el hach¨ªs, la hierba, eso era lo socialmente aceptable, beber no. No era eso de tomarse un gin tonic y otro, no. No se beb¨ªa. Es que el alcohol estaba en todas las casas, al alcance de todo el mundo, y esto no. Yo creo que un d¨ªa me dijo: ¡°Marta, ?quieres hacer este papel?¡± [en Laberinto de pasiones]. Y supongo que as¨ª fue. Y ah¨ª nos re¨ªmos mucho, ¨¦l era muy divertido, contaba muchas an¨¦cdotas, era un director-animador. Estaba siempre de ch¨¢chara, levantando la moral, colocando a la gente en su sitio.
Ha contado Carmen Maura que cuando ella ley¨® el gui¨®n de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del mont¨®n estaba horrorizada, pero no dijo nada para no parecer antigua. No s¨¦ si le pas¨® lo mismo al leer su papel en Laberinto de pasiones, donde mantiene una relaci¨®n incestuosa con su padre. No s¨¦ por qu¨¦, no s¨¦ si es que se nace as¨ª o es que en el fondo en mi casa hab¨ªa un pensamiento muy liberal aunque no se notara, no lo s¨¦, o por aquellas tatas que nos criaron, ?no lo s¨¦! Pero no me escandalic¨¦ nada. A m¨ª lo que no me gustaba eran las cosas ordinarias, de sexo a lo tonto, esas no las soportaba. Recuerdo que un amigo quiso hacer un corto conmigo en el que yo tenia que decir: ¡°Estoy muy h¨²meda¡±. Y a m¨ª esas cosas me parec¨ªan fatal. No me gustaban nada. Yo ten¨ªa mis amores, mis cosas, t¨² me entiendes, la liberaci¨®n sexual, ten¨ªa una vida normal, pero estas cosas er¨®ticas sin ton ni son no pod¨ªa con ellas. Pero lo de Almod¨®var era un erotismo tonto, alegre, naif... Yo no creo que aquello pudiese erotizar. Era una desmitificaci¨®n del erotismo, una risa, algo casi infantil, incluso. Pedo, caca, pis. Pedro me dec¨ªa: ¡°Mira, para ti acostarte con tu padre es como pasar la fregona. Una tarea del hogar¡±. Y dije: ¡°Ah, pues fenomenal¡±.
Hay una frase de su libro que creo que la define mucho: ¡°El mundo en las novelas est¨¢ mucho mejor explicado que en la realidad¡±. Las cosas, en una novela, tienen un por qu¨¦. Siempre hay elementos de sorpresa, claro. Cuando escrib¨ª eso creo que pensaba mucho en el teatro y en el cine: de alguna manera, es un territorio seguro porque subes a un escenario y sabes d¨®nde est¨¢s, lo que vas a hacer, lo tienes todo ensayado. Pero la vida no se ensaya. Es imposible controlarla.
Otra que pone en boca de su padre y es muy bonita es: ¡°Yo no he sido valiente, hija, lo que he sido es joven¡±. ?Usted ya no es valiente por no ser joven? Mira, yo siempre he pensado que he sido cobarde. Me ha costado mucho socializar, la relaci¨®n con los otros, pero ahora pienso que he sido muy valiente, porque teniendo por dentro todas esas cosas eleg¨ª una profesi¨®n como la de actriz, que ¨¦chale guindas al pavo, y ahora ser escritora, que bueno, es algo que he hecho por puro placer y s¨¦ que no voy a hacer una carrera de esto¡ No s¨¦ si es una falta de consciencia o una gran valent¨ªa. Creo que soy valiente de esa forma. Con veinte a?os todos tomamos decisiones que a los cincuenta te costar¨ªa m¨¢s tomar. Mi padre ten¨ªa una ideolog¨ªa de derechas, nunca hab¨ªa bajado al metro, y se fue a la guerra para que mi madre no lo mirase mal, cuando ¨¦l se pod¨ªa haber librado. Ten¨ªa que ser lo m¨¢s perfecto que pudiese para que mi madre lo quisiera. F¨ªjate que manera de irse a una guerra. Pues as¨ª se fue. ?Por qu¨¦ van los chicos a la guerra? Porque tienen veinte a?os. ?C¨®mo movilizar¨ªas ahora a toda esta gente que llora y se queja de que no pueden salir a tomar cerveza los s¨¢bados? ?De qu¨¦ est¨¢n hechos? Qu¨¦ gente m¨¢s rara, ?no?
Y ya la ¨²ltima fras, que tiene que ver su madre. ?Ay, mi madre!
Dice as¨ª: ¡°Cree que la semejanza con ella es heredada, ignora que es aprendida¡±. Mira, yo quer¨ªa que quedase muy claro en esta novela por qu¨¦ yo llego a ser como soy, y creo que ah¨ª queda muy claro. Que hago un esfuerzo enorme por conquistar a un madre que est¨¢ siempre muy ausente. Esto no me pasa solo a m¨ª, hay gente que lo siente por otros motivos. La demanda de amor es infinita en un ni?o. Si no has tenido exactamente lo que t¨² reclamabas, te forma un car¨¢cter. Aprendemos a ir con los tratos al hombro, con los apechusques, como dicen los vascos. Pero no creo que nos curemos de eso. Yo en eso soy muy freudiana. Los primeros a?os te marcan a fuego. Luego t¨² ya vas bandeando. Hay gente que es muy h¨¢bil y bandea bien y luego hay otros m¨¢s torpes, como yo, que bandeo mal el pasado. Bueno, tal vez no lo he hecho tan mal.
Por cierto, una casualidad: fue profesora en una escuela de artes donde yo tambi¨¦n estudi¨¦. S¨ª, daba clase de interpretaci¨®n. Fue hace unos ocho o nueve a?os. ?Cu¨¢ndo estuviste t¨²?
No coincidimos, entonces. A m¨ª me echaron antes. ?A m¨ª tambi¨¦n me echaron! Me dijeron: ¡°No vuelva usted ya m¨¢s el a?o que viene¡±. Creo es porque no aplaud¨ªa todo el rato a los alumnos. Cre¨ªan que no ten¨ªa garra. Quer¨ªan que llenase la cabeza de los alumnos de esperanzas vanas, cuando yo lo que ense?aba es un oficio. Y para ense?ar un oficio hay que empezar por: ¡°Coge un martillo, pon la madera aqu¨ª¡±. Esa es mi forma de pensar y no me bajo de ah¨ª. Oye, ?y a ti por qu¨¦ te echaron?
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