Guido Palau, el hombre que pein¨® el ¡®grunge¡¯: ¡°Siempre me pregunto por qu¨¦ apreciamos solo a gente con un aspecto determinado¡±

¡°#HAIRTESTS no es un libro de fotograf¨ªa¡±, nos alerta su autor, el peluquero estrella Guido Palau (Reino Unido, 59 a?os). ¡°Es verdad que las fotos son m¨ªas, pero trata, m¨¢s bien, sobre los personajes que habitan los rincones de mi imaginaci¨®n¡±. El volumen, producido durante el confinamiento y publicado por IDEA, es toda una fantas¨ªa folicular. Cada p¨¢gina revela una parte diferente de la psique de su autor: un antih¨¦roe con corte a taz¨®n; una Juana de Arco nost¨¢lgica; una s¨ªlfide, un guerrero acorazado... Uno tras otro, captados en todo su esplendor y con la crudeza de una fotograf¨ªa policial. ¡°Esta es mi gente¡±, asegura el artista. ¡°J¨®venes, audaces e inconformistas¡±.

Para los menos puestos en historia y peluquer¨ªa, Guido Palau es una leyenda, el peluquero de moda m¨¢s importante de su generaci¨®n. Colaborador de colosos de la fotograf¨ªa como Richard Avedon y Steven Meisel y estrecho c¨®mplice de Alexander McQueen en algunos de sus momentos m¨¢s recordados, Palau ha trabajado con lo mejor del mundo de la moda, de Miuccia Prada a Helmut Lang. Lleva m¨¢s de 35 a?os siendo relevante en un sector, el de la moda, que no es precisamente famoso por su estabilidad.

Palau es el mejor en lo suyo, aunque ¨¦l se morir¨ªa de la verg¨¹enza al o¨ªrlo, y quien lo contrata no lo hace solo por su habilidad como peluquero, que es insuperable, sino por su capacidad de convertir lo prosaico en sublime. Algo que, en un momento dado, puede significar transformar un cl¨¢sico cabello peinado para atr¨¢s en un espectacular tup¨¦ pompadour.

Uno de los momentos clave de la carrera de Palau lleg¨® pronto, en 1990, y hoy forma parte de la cultura pop. Aquel a?o George Michael lanz¨® el tema Freedom! ¡®90, acompa?ado por un hipn¨®tico v¨ªdeo dirigido por David Fincher donde aparec¨ªan Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell, Cindy Crawford y Tatjana Patitz: las supermodelos originales, cinco amazonas al son de una de las estrellas pop m¨¢s importantes de la ¨¦poca. ¡°George se convirti¨® en mi amigo. Se fiaba de su instinto, y si pensaba que eras la persona adecuada para un trabajo en concreto, te contrataba¡±, recuerda Palau. ¡°Me dio libertad para hacer lo que quisiera. Linda, Christy, Naomi y Cindy fueron el pasaporte definitivo para que el mundo se fijara en m¨ª¡±.

Una de las personas que tomaron nota del talento de aquel joven peluquero ingl¨¦s fue el dise?ador Calvin Klein. Junto al fot¨®grafo David Sims, convirtieron su marca, un cl¨¢sico de la moda estadounidense con una identidad 100% yanqui, en algo considerablemente m¨¢s brit¨¢nico. ¡°Trabaj¨¢bamos con modelos como Kate Moss, todav¨ªa una principiante. La imagen era b¨¢sica y desali?ada. El grunge, como se denomin¨® despu¨¦s, desbanc¨® al glamur de los a?os ochenta y se convirti¨® en mi marca de f¨¢brica¡±.

Palau se muestra alegre y optimista, pero los ¨²ltimos 18 meses, en los que todo ha estado ralentizado cuando no directamente paralizado, han sido dif¨ªciles para alguien tan entregado a su profesi¨®n. ¡°El libro fue una excusa para crear algo en un momento en que no estaba trabajando¡±, explica, ¡°como un cuaderno de bocetos de aquellos d¨ªas. Ten¨ªa que producir contenidos para mi cuenta de Instagram, dado no estaba haciendo gran cosa, as¨ª que iba seleccionando modelos, me met¨ªa en un estudio y les hac¨ªa fotos con el m¨®vil. A¨²n ten¨ªa cosas que decir¡±. Es palpable su alivio cuando habla de la vuelta a la actividad. ¡°El confinamiento fue duro. Llevaba 35 a?os trabajando sin parar, ten¨ªa mi rutina, mi ritmo, y de repente... nada. No trabajar me resultaba inconcebible. Siempre ha sido una parte important¨ªsima de lo que soy y lo que hago, as¨ª que verme privado de ello fue angustioso¡±.

El mundo no olvid¨® a Guido Palau, huelga decirlo, a juzgar por los trabajos editoriales que ha ido encadenando. El mes pasado, una Lady Gaga con pelo azul y espectacular look a?os ochenta pos¨® para la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue, y en noviembre, otra portada en la misma revista: Adele, melena al viento, con un vestido dorado como salida de Octopussy. ?Fue el libro un ant¨ªdoto para esa grandiosa est¨¦tica del m¨¢s es m¨¢s? ¡°Cada vez que trabajo, ya sea en un reportaje glamuroso con alg¨²n famoso o simplemente haci¨¦ndole un corte b¨¢sico a un chico de la calle, me propongo crear un personaje¡±, asegura ¨¦l. ¡°Entro en una sesi¨®n para Vogue con la misma energ¨ªa que en cualquier otro sitio. Me pregunto si lo que busca una persona es una imagen m¨¢s pulida, o si el enfoque es m¨¢s o menos lo-fi¡±.

El libro, y todo su trabajo, est¨¢n atravesados por un hilo com¨²n: a Palau le gusta romper l¨ªmites. Sus ideas no son convencionales, y estas ¨²ltimas im¨¢genes no hacen sino consolidar su impacto. ¡°Siempre he intentado hacer de la belleza algo que resulte cuestionable¡±, admite ¨¦l. ¡°Tradicionalmente, la sociedad tiende a apreciar a gente que tiene un aspecto determinado. Y yo siempre me he preguntado por qu¨¦¡±. Prosigue: ¡°La gente suele decir que mi trabajo es muy arquitect¨®nico y, efectivamente, hay una combinaci¨®n de textura, l¨ªnea y superficie. Pero, sin ¨¢nimo de ser pretencioso, es como ser escultor. Voy pelando hasta que emerge algo tangible¡±.

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