?Por qu¨¦ seducen las teor¨ªas de la conspiraci¨®n?
La vacuna de la covid-19 es una tapadera para inocularnos un chip: este tipo de bulos enigm¨¢ticos fascinan a algunos. Y tambi¨¦n generan negocio

El coronavirus fue creado en un laboratorio y se extiende a trav¨¦s de las crecientes redes de 5G. Detr¨¢s de esta pandemia se encuentran personajes poderosos, como el empresario Bill Gates o el financiero George Soros. La vacuna que se investiga no es m¨¢s que una tapadera para inocularnos un chip con el fin de vigilarnos a escala planetaria. En definitiva, se trata de un decidido movimiento por parte de ¨¦lites ocultas para tomar el control de la Humanidad.
Son el tipo de historias que hemos o¨ªdo prolijamente durante esta crisis de la covid-19, sobre todo en redes sociales, tambi¨¦n difundidas, con gran esc¨¢ndalo, por celebrities como Miguel Bos¨¦ o Enrique Bunbury. Historias chispeantes, llenas de enigmas, complots y luchas entre grandes poderes. Pero historias sin ninguna base en la evidencia, m¨¢s all¨¢ de causalidades y carambolas. ¡°Las teor¨ªas de la conspiraci¨®n (TdC) son una serie de creencias que tratan de contradecir el discurso aceptado sobre un tema¡±, explica Estrella Gualda, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad de Huelva y directora del grupo Estudios Sociales e Intervenci¨®n Social, que investiga sobre este particular.
Las TdC existen desde los albores de los tiempos: Homero ya relata complots de los dioses contra los mortales, en la Edad Media ten¨ªan que ver con brujas, demonios, herejes o jud¨ªos. En nuestros tiempos encuentran terreno abonado: la posmodernidad se caracteriza por la desconfianza en los discursos oficiales, mientras que la hiperconexi¨®n permite que estas creencias se difundan como el fuego en la hierba seca. ¡°Las crisis econ¨®micas han tra¨ªdo desconfianza en los gobernantes, las creencias religiosas est¨¢n en declive, y el ser humano tiende a creer en algo¡±, apunta Gualda, ¡°se produce un proceso de sustituci¨®n de creencias¡±. Las TdC se solapan con las pseudociencias y las fake news.
Los convencidos se sienten especiales al estar en posesi¨®n de una verdad para la que los dem¨¢s parecen miopes
Imaginarse el mundo a la manera de un conspiranoico radical da como resultado una cosmovisi¨®n delirante: el ser humano no pis¨® la Luna, la Tierra es plana, los grandes poderes ocultos (?reptilianos?, ?illuminati?) nos mantienen narcotizados mediante los chemtrails (los rastros de los aviones en el cielo). En alg¨²n lugar apartado Elvis Presley sigue vivo, mientras que Angela Merkel esconde un secreto: es hija de Adolf Hitler. Los creyentes en las TdC son bastante proclives a comulgar con varias de ellas, entre las que se establecen conexiones para lograr una compresi¨®n global y alucinada de los hechos.
Tan variado zool¨®gico de TdC tiene algunas caracter¨ªsticas comunes: ¡°Todas tratan de poner en duda la verdad imperante y crear confusi¨®n ofreciendo alternativas, construyendo una nueva verdad¡±, explica Marc Amor¨®s, autor de Fake news, la verdad de las noticias falsas (Plataforma actual). Adem¨¢s, tienen el poder de la gran revelaci¨®n: ¡°Nos dan grandes soluciones a problemas muy complejos¡±, dice Amor¨®s, ¡°nuestro cerebro tiende a llenar el vac¨ªo de relato¡±. Que algunas ficciones colectivas, como la naci¨®n o el dinero, o algunas mentiras, como los Reyes Magos, ayuden al ser humano a lidiar con la realidad tiene que ver con esto.
Amor¨®s se?ala que las fake news son un veh¨ªculo perfecto para estas creencias: la gran mayor¨ªa de los terraplanistas se adhirieron a la causa por esta v¨ªa. YouTube es un importante vector de transmisi¨®n. ¡°El algoritmo nos lleva a caer en el agujero del conejo: cuando vemos un v¨ªdeo, la plataforma nos ofrece nuevos v¨ªdeos cada vez m¨¢s radicales, para mantenernos m¨¢s tiempo conectados¡±, dice Amor¨®s. Plataformas como Facebook, WhatsApp o Twitter han comenzado a luchar contra las informaciones falsas, en medio de una fuerte controversia en torno a la libertad de expresi¨®n, y sin muchas garant¨ªas de ¨¦xito.
Un cuento fant¨¢stico
Las TdC pueden ser un refugio para personas que se ven abrumadas por la realidad, que sienten que no tienen ning¨²n control ni ninguna influencia: los hilos son manejados por otros. ¡°Es un mundo simple, de buenos y malos, con explicaciones sencillas, aunque enrevesadas¡±, explica el periodista Javier Cavanilles, miembro de la ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Cr¨ªtico. Tienen el atractivo de un cuento fant¨¢stico o de una novela de ciencia ficci¨®n. Los convencidos, adem¨¢s, se sienten especiales al estar en posesi¨®n de una verdad para la que los dem¨¢s son miopes. ¡°Teor¨ªa oficial hay una, pero, para cada caso, puede haber infinitas TdC¡±, a?ade Cavanilles, ¡°lo curioso es que los que las difunden compiten entre ellos y, a veces, se acusan entre s¨ª de conspiranoicos y desinformadores¡±.
Las TdC son, pues, tambi¨¦n un mercado, un negocio. A cualquier acontecimiento se le asocia una TdC. Se sacan libros, se venden peri¨®dicos, se ruedan documentales, series y pel¨ªculas. ¡°Todo se llena de una u otra teor¨ªa, como una mercanc¨ªa que inunda nuestra atm¨®sfera¡±, opina el escritor y fil¨®sofo Alejandro M. Gallo, cuyo pr¨®ximo libro sobre este tema ser¨¢ publicado por Reino de Cordelia. Entre las falacias l¨®gicas que las hacen funcionar, seg¨²n enumera, est¨¢ el sesgo de la confirmaci¨®n, consistente en construir una creencia y posteriormente buscar los datos que la corroboren, el sesgo de la atribuci¨®n (¡°?c¨®mo un don nadie como Lee Harvey Oswald pudo matar a Kennedy?¡±), la inversi¨®n de la carga de la prueba (quien afirma algo ha de probarlo y no a la inversa) o el argumento ad hominen, la personalizaci¨®n del ataque, algo tan com¨²n en pol¨ªtica, entre otros.
?Cu¨¢nto puede durar una conspiraci¨®n de este tipo sin que sea descubierta? El f¨ªsico David Grimes, de la Universidad de Oxford, ha desarrollado un m¨¦todo matem¨¢tico para responder a esta pregunta. Las variables son el n¨²mero de conspiradores, el tiempo transcurrido y la probabilidad intr¨ªnseca de que un complot fracase. Encontr¨® que, de ser ciertas, TdC como el fraude lunar, los antivacunas o el negacionismo clim¨¢tico ya habr¨ªan sido probadas. Alguien las desvelar¨ªa. Siempre hay una garganta profunda.
Peligros conspiranoicos
En algunos casos las TdC pueden ser anecd¨®ticas e incluso divertidas, y acaban siendo ¡°basura ciberespacial¡±, en palabras de Gallo. En otros casos, muy peligrosas. Por ejemplo, el pujante movimiento de los antivacunas puede generar graves crisis sanitarias relacionadas con enfermedades que ya estaban bajo control. Las Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) cit¨® en 2019 la ¡°reluctancia a la vacunaci¨®n¡± como uno de los grandes peligros para la salud. Las vacunas evitan hasta tres millones de muertes al a?o, al tiempo que el sarampi¨®n ha aumentado en un 30% por causa de estas actitudes.
En otros casos, las TdC pueden contaminar el panorama pol¨ªtico y hasta causar cat¨¢strofes como la matanza de Utoya (perdieron la vida 77 personas) o el atentado de Timothy McVeigh en Oklahoma (168 muertos). ¡°Toda dictadura construye su propia teor¨ªa de la conspiraci¨®n, a la que va unida un chivo expiatorio¡±, se?ala Gallo. Hitler y los jud¨ªos, Franco y los judeo-mas¨®nicos-bolcheviques, Stalin y los trotskistas o enemigos del pueblo. Para evitar la proliferaci¨®n de TdC Gallo sugiere el principio de la Interpol contra las estafas: ¡°Estate atento, s¨¦ esc¨¦ptico y mantente a salvo¡±.
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