Y ahora, no lo estropeen
Lo que interesa es saber si el discurso de Casado va aparejado de una estrategia clara y la voluntad de perseverar en ella sin dudar
El discurso de Pablo Casado en el Congreso de los Diputados, el pasado jueves, y la inmediata oferta del presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, de retirar su poco razonado proyecto de reforma del sistema de elecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) abren una puerta muy importante a la normalizaci¨®n de la vida institucional.
Lo relevante ahora es que esa oportunidad no se vuelva a estropear porque unos y otros crean que volver a la institucionalidad es volver a las cuotas, es decir, al reparto entre PSOE y PP de los vocales de los que se compone el Consejo. Lo que se merecen los ciudadanos es que, desbloqueada la crispaci¨®n que imped¨ªa hablar, tanto el PSOE como el PP como otros grupos presenten candidatos al Consejo con el ¨²nico criterio de elegir a quienes creen que son los mejores, los juristas de reconocido prestigio de los que habla la Constituci¨®n y que nunca debieron ser objeto de obsceno cambalache.
No es buen punto de partida que portavoces del PP planteen como condici¨®n para llegar a un acuerdo que se deje al margen a Podemos. Es un requisito extra?o porque, como muy bien dice el propio Partido Popular, la negociaci¨®n del CGPJ se hace entre grupos parlamentarios, no entre Gobierno y oposici¨®n. Es decir, el PP puede negociar con los grupos que prefiera y si solo quiere hacerlo con el Grupo Socialista est¨¢ en su perfecto derecho. Por supuesto, el Grupo Socialista, a su vez, puede hablar con quien quiera, aunque es evidente que el Grupo Popular es su principal e imprescindible interlocutor.
Sea como sea, hay que exigir y confiar en que, esta vez, unos y otros olviden el catastr¨®fico reparto de ¡°cuotas¡±, que tanto ha contribuido en Espa?a a la inestable imagen de muchas instituciones. Es curioso que tanto portavoces del PP como del PSOE hablen de la necesaria despolitizaci¨®n del CGPJ, dando casi por supuesto que existe, algo de lo que solo ser¨ªan responsables ellos mismos. La mejor manera de desmontar ese prejuicio es que unos y otros presenten listas de candidatos para las 20 vocal¨ªas, no para las 10 que creen, injustificadamente, que les corresponden, y que se elija a los mejores, los m¨¢s prestigiados y menos caracterizados por su adscripci¨®n ideol¨®gica. Por supuesto que unos tendr¨¢n una idea de la justicia m¨¢s conservadora que otros, pero ninguno de ellos deber¨ªa tener que agradecer su puesto ni a un grupo ni a otro, sino al conjunto del Congreso que los elige.
La decisi¨®n de Pablo Casado de aprovechar la moci¨®n presentada por Vox para alejar a la derecha conservadora espa?ola de un extremismo ultra y de recuperar un perfil conservador cl¨¢sico, europeo y europe¨ªsta fue un gesto valiente que le convierte en un dirigente mucho m¨¢s s¨®lido, porque ha ejercido ese liderazgo interno cuando no es f¨¢cil determinar c¨®mo reaccionar¨¢ el electorado de Vox ni la franja del electorado popular que linda con esos territorios. Lo que interesa ahora es saber si esa decisi¨®n lleva aparejada una estrategia clara y la voluntad de perseverar en ella sin vacilaciones. El discurso del presidente del PP tiene que estar acompa?ado en el d¨ªa a d¨ªa por una pol¨ªtica de seducci¨®n del electorado propio y ajeno, con pasos coherentes con el discurso del jueves. La diferenciaci¨®n con Vox tiene que ser consistente para producir realmente resultados. Es obvio que el discurso de Casado no tiene por qu¨¦ llevar aparejada una oposici¨®n menos dura al Gobierno de coalici¨®n que preside S¨¢nchez, pero s¨ª un perfil que le permita recuperar la imprescindible lealtad institucional que estaba a punto de desaparecer.
La crispaci¨®n no tiene que ver con las cr¨ªticas a un Gobierno, sino que afectan a la estructura misma del sistema democr¨¢tico. Y si algo demostr¨® la moci¨®n de censura del jueves es, precisamente, que los niveles de crispaci¨®n en los que se mov¨ªa (?se mueve?) la pol¨ªtica espa?ola son consecuencia de decisiones concretas que se pueden cambiar en pocos minutos, produciendo un efecto diferente.
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