Con toda raz¨®n
La falta de reconocimiento de los derechos de las mujeres es simple y llanamente un sistema de opresi¨®n institucionalizado
En Buenos Aires se votar¨¢ el martes 29 la propuesta de ley para despenalizar el aborto. A las puertas de 2021 y en un pa¨ªs con un sistema educativo que le coloca en el cuadro de los mejores de Am¨¦rica Latina, junto a Cuba y Uruguay, en Argentina se producen cada a?o centenares de miles de abortos clandestinos (unos 8.400 solo en la ciudad de Buenos Aires) y miles de embarazos violentos de ni?as menores de 13 a?os. Aun as¨ª, todav¨ªa hay que escuchar debates parlamentarios llenos de sandeces, insultos y falsedades, ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
En Buenos Aires se votar¨¢ el martes 29 la propuesta de ley para despenalizar el aborto. A las puertas de 2021 y en un pa¨ªs con un sistema educativo que le coloca en el cuadro de los mejores de Am¨¦rica Latina, junto a Cuba y Uruguay, en Argentina se producen cada a?o centenares de miles de abortos clandestinos (unos 8.400 solo en la ciudad de Buenos Aires) y miles de embarazos violentos de ni?as menores de 13 a?os. Aun as¨ª, todav¨ªa hay que escuchar debates parlamentarios llenos de sandeces, insultos y falsedades, como denunciaba esta semana en este mismo peri¨®dico la escritora Claudia Pi?eiro. Recordando a Simone de Beauvoir, Pi?eiro proclamaba: ¡°Estamos hartas, hartas, hartas, hartas, hartas¡¡±.
Con toda la raz¨®n. Hartas de que el respeto a los derechos humanos y civiles de las mujeres en medio mundo sea ignorado, como si se tratara de cuestiones culturales con las que hay que tener paciencia y comprensi¨®n. ?Poco a poco se ir¨¢n solucionando? La historia demuestra que el reconocimiento de los derechos humanos no se conf¨ªa a la evoluci¨®n de la tradici¨®n sino, sobre todo, a movimientos r¨¢pidos que transformen las leyes y den instrumentos a las v¨ªctimas para exigir y defenderse. Lo primero, lo que no tiene por qu¨¦ esperar, es el cambio de las leyes y el derecho a denunciar y a reclamar. Las mujeres sabemos perfectamente que la tradici¨®n nos sienta mal.
La falta de reconocimiento de los derechos de las mujeres es simple y llanamente un sistema de opresi¨®n institucionalizado y resulta asombroso tener que discutir ese extremo a estas alturas de la historia. Es posible que muchos hombres (y mujeres) que esgrimen razonamientos gradualistas no se den cuenta de la profunda irritaci¨®n, la ira, que terminan produciendo. Al fin y al cabo, explican, en Argentina y en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina la ley ya despenaliza el aborto cuando existe malformaci¨®n del feto o peligro para la vida de la madre. Con datos de la OMS en la mano, eso no impide que se produzcan en toda Am¨¦rica Latina unos cuatro millones de abortos clandestinos cada a?o. Primero, porque en la pr¨¢ctica, esa despenalizaci¨®n exige un camino burocr¨¢tico tan largo y dif¨ªcil que en realidad impide la interrupci¨®n del embarazo. Y segundo, y principal, porque lo que hay que reconocer es un derecho. No se trata de legislar que a los esclavos no se les puede azotar, se trata de prohibir la esclavitud.
Una y otra vez se plantean los mismos problemas. Por ejemplo, la extensi¨®n del uso del velo entre las mujeres musulmanas tanto en pa¨ªses de Asia y ?frica como de Europa, no forma parte en la mayor¨ªa de los casos de un movimiento de defensa de una identidad cultural, sino de campa?as de hombres musulmanes empe?ados en atajar los movimientos a favor de la autonom¨ªa de las mujeres musulmanas. Basta con leer lo que escriben las investigadoras musulmanas sobre el tema para no tener dudas. No se trata de que los pa¨ªses democr¨¢ticos legislen sobre la manera de vestir, sino de reclamar atenci¨®n sobre lo que significa. La mayor¨ªa de las mujeres musulmanas que no llevaban velo y ahora se lo ponen no lo hacen como reivindicaci¨®n cultural. Est¨¢n sucumbiendo a una fuerte presi¨®n de sociedades machistas. Y nadie las ayuda.
?Cu¨¢nto habr¨¢ que insistir hasta que la comunidad internacional se tome realmente en serio la desaparici¨®n de ni?as en pa¨ªses como China e India? Unicef afirma que los datos no cuadran: faltan 40 millones de ni?as en las estad¨ªsticas, bien porque existi¨® infanticidio bien porque, dado lo dif¨ªcil que es ser mujer, los padres que pueden, pagan la selecci¨®n de sexo para tener solo varones.
Tiene raz¨®n Claudia Pi?eiro. Hartas, hartas, hartas. Y sin embargo, las mujeres no somos una minor¨ªa. Hartas tambi¨¦n de nuestra propia incapacidad para movilizarnos y exigir los derechos de todas. Para impedir que se normalicen las relaciones internacionales con pa¨ªses que no respetan los derechos civiles de sus mujeres. Para que ellas mismas puedan decidir libremente c¨®mo vivir.