Pablo Has¨¦l: rap, rabia y revoluci¨®n
El rapero, que acaba de ingresar en prisi¨®n, se ha movido siempre en los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n. Su expediente judicial no se limita a delitos de opini¨®n: ha sido condenado por agresi¨®n y amenazas
Cuando la polic¨ªa entr¨® en la habitaci¨®n del piso donde Pablo Rivadulla Dur¨® (32 a?os) viv¨ªa con sus padres, en Lleida, encontr¨® un libro del Che Guevara y una camiseta de la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF), el grupo terrorista de ultraizquierda que puso contra las cuerdas a Alemania occidental en los a?os setenta. Los agentes que detuvieron al rapero hace 10 a?os tambi¨¦n localizaron las carpetas donde Rivadulla guardaba las letras de sus poemas y canciones.
En la vida de Pablo Has¨¦l ¡ªnombre art¨ªstico tomado del personaje de un cuento ¨¢rabe que asesinaba a reyes¡ª, la creaci¨®n y la pol¨ªtica, la m¨²sica y la lucha, van de la mano. Comunista filosovi¨¦tico, adalid extempor¨¢neo de la revoluci¨®n socialista, se enamor¨® del rap porque ¡°permit¨ªa decir muchas cosas, pero con rabia¡±. ¡°Quer¨ªa estar en esa trinchera del arte revolucionario¡±, explica en una de las extensas entrevistas que ha concedido desde aquella detenci¨®n que, en 2014, le vali¨® una primera condena por enaltecimiento del terrorismo.
Las canciones de Has¨¦l se han movido siempre en los l¨ªmites porosos de la libertad de expresi¨®n, un derecho fundamental del que ahora, con su ingreso en prisi¨®n, se ha convertido en abanderado. Aunque su opini¨®n en este campo es ambivalente. Aplaude que en EE UU los grupos ¡°hablen de matar a polic¨ªas e incluso al presidente y nunca les pase nada¡±; censura al cantante de bachatas Romeo Santos porque sus letras ¡°ultramachistas¡±, opina, enaltecen las agresiones sexuales.
Antes de su primera detenci¨®n, Has¨¦l era relativamente desconocido: sus canciones se escuchaban en c¨ªrculos underground y minoritarios del rap pol¨ªtico y su horizonte geogr¨¢fico no iba m¨¢s all¨¢ de Lleida. Colgaba en YouTube temas con frases como ¡°ojal¨¢ vuelvan los GRAPO¡±, ¡°gora ETA¡±, ¡°merece que explote el coche de Patxi L¨®pez¡± o ¡°no me da pena tu tiro en la nuca, pepero¡±. El tribunal consider¨® que esas expresiones eran delito de odio, no libertad de expresi¨®n. Y le conden¨® a dos a?os de c¨¢rcel. Al ser una pena corta y no tener antecedentes, esquiv¨® la prisi¨®n.
Lejos de disuadirle, aquel tropiezo con la justicia le ancl¨® en sus convicciones y, pese a su declarada timidez, le aup¨® a la popularidad. Se sent¨ªa (se siente a¨²n) llamado a una misi¨®n: despertar la conciencia ciudadana y ¡°derribar la dictadura capitalista¡±, dice con un lenguaje marxista en desuso. Una canci¨®n titulada Juan Carlos el Bob¨®n ¡ªen la que presenta al rey em¨¦rito como un ¡°capo mafioso¡± y un ¡°putero¡±¡ª y 64 tuits ¡ªdonde ensalza la trayectoria de miembros de los GRAPO y de ETA¡ª le condujeron de nuevo al banquillo de la Audiencia Nacional. La condena inicial fue de dos a?os, pero qued¨® rebajada finalmente a nueve meses de c¨¢rcel por enaltecimiento del terrorismo. Por injurias a la Corona y a las instituciones del Estado, fue condenado tambi¨¦n a una multa de 38.000 euros. Como no pag¨® ¡ªse neg¨® a hacerlo¡ª esa multa ampl¨ªa su condena hasta los dos a?os y cuatro meses. Has¨¦l denuncia que ha sido condenado por ¡°contar hechos objetivos¡±, en alusi¨®n a los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que afectan a Juan Carlos I.
Hijo de un empresario que presidi¨® la Uni¨® Esportiva Lleida, Has¨¦l se movi¨® desde adolescente en los c¨ªrculos antisistema de la ciudad. Estaba en todas las salsas, recuerdan fuentes del Ayuntamiento, que subrayan que su compromiso no es para la galer¨ªa: Has¨¦l est¨¢ convencido de lo que hace. Lo mismo se le ha visto apoyando a un colectivo por el derecho a la vivienda en el degradado barrio de La Mariola de Lleida que en protestas contra la sentencia del proc¨¦s. Descarg¨® su rabia contra el alcalde socialista ?ngel Ros: ¡°Te mereces un tiro, te apu?alar¨¦¡±, le escribi¨®, entre otras cosas, en 2014, lo que le vali¨® una multa de 540 euros. La carga violenta de esas letras, concluy¨® una juez, no est¨¢ amparada por la libertad de expresi¨®n.
Su expediente judicial no se limita a delitos de opini¨®n, aunque siempre aparece vinculado a un activismo insaciable. Acumula otras tres condenas: por empujar y lanzar limpiacristales a un c¨¢mara de TV3 durante el desalojo de un encierro en la Universidad de Lleida, por ocupar una sede del PSC en una protesta y por coaccionar a un testigo (al que llam¨® ¡°chivato de la polic¨ªa¡±) en un juicio. En medio de las protestas que exigen su liberaci¨®n, la Audiencia de Lleida confirm¨® este jueves esta ¨²ltima condena, de dos a?os y medio.
Pero lo que le ha llevado a la c¨¢rcel inicialmente son sus tuits alabando a terroristas y sus canciones contra el exmonarca. La orden de ingreso en prisi¨®n, un breve encierro en el rectorado de la Universidad de Lleida y su posterior detenci¨®n por los Mossos le han catapultado. Se ve a s¨ª mismo como v¨ªctima de una ¡°operaci¨®n de Estado¡± porque ha hecho ¡°reflexionar a la gente¡±. ¡°Tarde o temprano, vamos a devolver las hostias¡±, dijo, prof¨¦tico, tras conocer su condena: las manifestaciones para exigir su libertad se han sucedido, en ocasiones con disturbios, en varias ciudades espa?olas. Desde su celda en la c¨¢rcel de Ponent, donde asegura que recibe un trato ¡°correcto¡±, Has¨¦l se siente fuerte y satisfecho por la respuesta popular, explica su abogado, Diego Herchhoren, que le define como ¡°un buen amigo, pero un mal cliente¡±.
El rap y la rabia se han alineado. A Has¨¦l solo le falta la revoluci¨®n.
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