El hombre providencial
Entre las muchas cosas de las que el ¡°hombre fuerte¡± dice protegernos est¨¢ el ¡°politiqueo¡± y la trifulca partidista
Las formas, por supuesto, son importantes. Resulta f¨¢cil descalificar a un energ¨²meno como Donald Trump. O a cualquiera de los dem¨¢s ¡°hombres fuertes¡±, cada vez m¨¢s abundantes. El expresidente Barack Obama dijo el otro d¨ªa que en ¨¦pocas de incertidumbre y temor los ciudadanos buscaban la protecci¨®n del ¡°hombre fuerte¡±, el l¨ªder resolutivo y providencial, y que eso explicaba la irrupci¨®n de Trump.
Obama podr¨ªa tener algo de raz¨®n. Lo que a algunos nos horroriza de los ¡°hombres fuertes¡± (la mentira continua de Trump, el aventurerismo b¨¦lico del turco Erdogan, los asesinatos pol¨ªticos del ruso Putin, el salvajismo del filipino Duterte, el fr¨ªo totalitarismo del chino Xi Jinping, la astuta estupidez del venezolano Maduro), a otros les resulta indiferente o incluso atractivo: el gran protector ha de tener las manos libres para hacer su trabajo.
La proliferaci¨®n de ¡°hombres fuertes¡± (una denominaci¨®n que evoca al macho dominante) suele atribuirse al auge del populismo nacionalista. Esa tesis no es incompatible con la de Obama: el caudillo que invoca la patria, la historia y los fantasmas m¨¢s oscuros de la gente (desde el racismo hasta la envidia) pertenece a la estirpe de los ¡°hombres fuertes¡± y sabe c¨®mo explotar el miedo de los suyos.
Las formas, dec¨ªamos, son importantes. ?Incluimos en la lista a Silvio Berlusconi? El tipo es personalmente simp¨¢tico y a la vez, con su ¡°bunga bunga¡± y su facilidad para corromper a cualquiera, profundamente repelente. ?Matteo Salvini? Populista, fanfarr¨®n, farsante y muy cercano al fascismo.
Hasta aqu¨ª estaremos m¨¢s o menos de acuerdo. Bien. ?Y qu¨¦ pensamos de Mario Draghi? Ah, las formas. Este hombre fue un banquero ilustre. Es inteligente, educado y discreto. Al frente del Banco Central Europeo logr¨® salvar el euro. No se le conocen tentaciones caudillistas, no explota las pulsiones patri¨®ticas, no miente de forma descarada. Compone el perfil del perfecto tecn¨®crata. ?Nos gusta? Parece que s¨ª. Y, sin embargo, su aplaudida llegada a la presidencia del Consejo de Ministros de la Rep¨²blica Italiana revela, de forma mucho m¨¢s clara que la elecci¨®n de un l¨ªder brutal y grosero, una de las causas profundas de la pandemia de ¡°hombres fuertes¡±: la crisis del parlamentarismo.
Nadie ha votado a Draghi, como nadie vot¨® a su antecesor, Giuseppe Conte. El presidente Sergio Mattarella le encarg¨® formar gobierno porque el Parlamento era incapaz de elegir a uno de sus miembros. Es decir, el Parlamento hab¨ªa dejado de ejercer sus funciones m¨¢s b¨¢sicas.
Entre las muchas cosas de las que el ¡°hombre fuerte¡± dice protegernos est¨¢ el ¡°politiqueo¡± y la trifulca partidista. No por casualidad el ¨²ltimo acto de la presidencia de Donald Trump fue un asalto al Capitolio perfectamente insurreccional y perfectamente impune. Quiz¨¢ los Parlamentos del mundo no sean a¨²n conscientes de que su bronca tradicional se multiplica ahora en las redes y los ciclos informativos permanentes, creando una desagradable cacofon¨ªa. Quiz¨¢ no perciben que su dificultad para llegar a acuerdos y su incapacidad para cambiar viejos h¨¢bitos (v¨¦ase lo que practican estos d¨ªas PSOE y PP en Espa?a) constituyen una plataforma de lanzamiento para el hombre providencial que est¨¢ por encima de la pol¨ªtica.
Lo de Draghi deber¨ªa alarmarnos casi tanto como lo de Trump.
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